29 de julio de 2013

Refinerías sí, gasolinazos no - Martí Batres

Martí BatresRefinerías sí, gasolinazos no - Martí Batres:
México es un país petrolero que hoy en día importa gasolinas de otros lugares del mundo, principalmente de Estados Unidos. De ser autosuficiente pasó a ser importador. En 1979 construyó la última refinería. Y a partir de 1993 empezó a comprar este derivado del crudo a compañías extranjeras. Actualmente, casi el 50% de la gasolina que consume es importada, y eso impacta terriblemente en el precio de la gasolina a consumidores, transportistas, empresas, etc.
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Esta ironía trágica no es casual. Se dejaron de construir plantas refinadoras cuando los neoliberales llegaron al poder y las privatizaciones se convirtieron en el principal eje ideológico del gobierno.

Ni el gobierno de Miguel de la Madrid, ni el de Salinas de Gortari, ni el de Zedillo, ni el de Fox, construyeron refinerías. El gobierno de Felipe Calderón se vio obligado a comprometerse a la construcción de una refinería, pero en todo un sexenio... ¡sólo construyó la barda perimetral de la misma!

Los neoliberales privatizaron casi mil empresas de la nación, y las pocas que quedaron en manos de la nación, fueron abandonadas, y sobrevivieron a pesar del propio gobierno.

Las consecuencias de esta política han sido desastrosas.

Los neoliberales no se cansan de decir que Pemex no tiene recursos para modernizarse, y que por ello es necesaria la inversión extranjera privada.

Contradictoriamente, también afirman que no van a privatizar Pemex, sino abrirla a la inversión privada.

Lo cierto es que si no se han construido nuevas refinerías es por los compromisos internacionales del gobierno mexicano, compromisos que se hacen en detrimento de los intereses de nuestro país, y que salen sumamente onerosos.

México gasta 30 mil millones de dólares al año en comprar gasolinas importadas. Con esos recursos, podrían construirse seis refinerías pequeñas o tres grandes. Si no se hacen nuevas refinerías es porque el gobierno federal pretende dejar ese negocio a las grandes compañías extranjeras, para que sean estas las que construyan los nuevos centros de refinación.

Dicen los neoliberales que hacer refinerías no es negocio, que por eso no conviene hacer nuevas. Pero lo que no es negocio es gastar cada año 30 mil millones de dólares en la importación de gasolinas.

Dicen los neoliberales que quieren una reforma energética para fortalecer a Pemex, pero para hacer refinerías y tener precios competitivos de las gasolinas, no es necesaria ninguna reforma legislativa, sino voluntad política. La reforma legislativa la quieren para fortalecer a las compañías extranjeras y no a Pemex.

La privatización de la industria petrolera nacional es un suicidio. Sí sucede, México perderá una enorme renta. Y si las compañías extranjeras terminan haciendo las nuevas plantas de refinación, serán ellas las que pongan los precios los combustibles.

Como siempre, apostar por México es la mejor apuesta.

Twitter: @martibatres
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