Por: Sanjuana Martínez - julio 8 de 2013 - 0:01
COLUMNAS, Daños colaterales - 14 comentarios
México ha vuelto a las catacumbas de “carro completo” del PRI. En las elecciones de los 14 estados, las viejas prácticas se impusieron: robo de boletas, padrón electoral manipulado, asesinatos, secuestros, amenazas, atentados, intervencionismo gubernamental, compra y coacción de votos, robo de boletas…
El PRI ha vuelto al poder y también regresaron las elecciones fraudulentas. El partido está dispuesto a todo con tal de mantener y expandir su hegemonía. No quiere compartir el poder; por el contrario, pretende concentrarlo y arrasar con todo, incluida nuestra débil democracia. Fueron convocados 32 millones 190 mil 741 mexicanos a votar en 14 estados del país, pero la escasa participación fue la constante.
A los electores no les interesó mucho decidir quiénes ocuparán esos mil 374 espacios de representación popular en disputa en Aguascalientes, Baja California –el único donde se renovó gobierno estatal–, Coahuila, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Zacatecas y Veracruz.
Durante la jornada de ayer se jugaron 931 presidencias municipales, 272 diputaciones de mayoría relativa y 170 plurinominales y abundaron los mal llamados “incidentes”. En realidad deberían ser considerados crímenes, delitos electorales, agresiones bien definidas en el Código Penal. Desde robo de boletas electorales como en en el municipio de Santo Domingo Petapa en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca; hasta la falta de casillas como en Juchitán de Zaragoza, donde 40 encapuchados tomaron el acceso a la colonia Álvaro para impedir que se desarrollaran las elecciones.
fuente: http://www.sinembargo.mx/opinion/08-07-2013/15769
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