14 de julio de 2013

CHIHUAHUA: Se consolida PRI y abstencionismo | Luis Javier Valero Flores

Se consolida PRI y abstencionismo | Opinión | El Diario:
Luis Javier Valero Flores | 2013-07-13 | 21:05
Las elecciones del primer domingo de julio mostraron la consolidación de dos fenómenos. Uno, el del abstencionismo y, dos, la del PRI como fuerza hegemónica en Chihuahua.

Se presentó otro fenómeno, que a la luz de las elecciones locales sí se presenta como consolidado, el de la debilidad de la opción de izquierda, que en esta ocasión prácticamente no existió. Nada quedó, en el rescate de los más de 300 mil votos obtenidos apenas el año anterior por López Obrador.

Durante toda la noche del domingo anterior y hasta la madrugada, el PREP mantuvo congelada una cifra, en todas las elecciones, la de la participación electoral, ubicada en el 35.98 por ciento. Dos días después, el presidente del IEE, Fernando Herrera, anunció que rebasaría el 40 por ciento, con lo que se significaría como la elección intermedia “más copiosa en la historia de Chihuahua”.

Décimas más, o menos, el hecho cardinal es que 4 de cada 10 ciudadanos no acudieron a votar. Las razones son muchas, variadas y complejas, pero una podría abarcarlas a todas: la crisis del actual régimen político y su sistema de partidos.

El paso del régimen del partido casi único, bajo la conducción del PRI durante décadas, al de la alternancia y de la plena competencia electoral no sirvió para mejorar la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos; eso, y el insultante crecimiento de los privilegios de la clase política, con su perversa desideologización, es decir, la pérdida de identidad partidaria. No importan los partidos, sólo la lucha individual por escalar posiciones, mantenerse en el poder, queda como ejemplo emblemático de tal fenómeno el de Carichí. Tres años atrás los ciudadanos de ese municipio fueron llamados a votar por la alianza del PAN-PRD, y ahora se concretó la candidatura común entre el PRD ¡y el PRI!

Tales mensajes han calado hondo, la consecuencia es lógica, un cada vez mayor número de ciudadanos permanece ajeno a las luchas político-electorales, con lo cual crece el “voto duro” de los partidos “grandes”, es decir, los beneficiarios, o que se creen, del ejercicio gubernamental de su partido.

Quedan, por supuesto, los simpatizantes y militantes de convicción, que por desgracia van a la baja en cada elección.

De ahí que, a pesar del perfeccionamiento del modelo electoral, de la más amplia difusión y de la consolidación de los procesos electorales, sigamos manteniendo los mismos porcentajes de participación, quizá porque algunas de las más negativas prácticas político-electorales se mantengan incólumes, en especial la de la encubierta compra del voto, a través de la entrega de una variedad inmensa de artículos y la de una intensísima movilización de los trabajadores gubernamentales.

De cualquier manera, un poco más de 1 millón de chihuahuenses acudieron a las urnas. Ellos decidieron.

Por segundo trienio consecutivo el PRI permanecerá en el poder en las dos principales ciudades de la entidad, gobernará a la mayoría de los chihuahuenses pues sus candidatos a las alcaldías triunfaron en 50 municipios, en uno, en alianza con varios partidos. Sus derrotas son dolorosas. El PAN repitió en Delicias y triunfó sorpresivamente en Cuauhtémoc, en ambos casos, contundentemente.

Pero esas derrotas las amaina el hecho de que el PAN pasó de 24 alcaldías (una de ellas en coalición con el PRD, Carichí, hoy recuperada por el PRI), a 15 en esta elección, después de perder en municipios emblemáticos como Camargo, Jiménez y Ojinaga, además de que los priistas gobernarán nuevamente en Guachochi.

El PRI se convierte en el partido mayoritario en el Congreso, por séptima ocasión consecutiva, aunque ahora sólo 16 militantes de este partido serán diputados merced a haber ganado ese número de distritos, pero en realidad triunfaron en 18 distritos pues el candidato triunfador en Camargo es del Panal, fruto de la alianza con ese partido y el del distrito de Nuevo Casas Grandes milita en el PRD pues ahí fueron en candidatura común.

Sorpresivamente, ganaron todo en Juárez, incluidos los 8 distritos, pero a cambio perdieron en Cuauhtémoc, Delicias y los distritos capitalinos del 17 y 19; derrotas inesperadas en Cuauhtémoc y el 19 de Chihuahua, no así en los otros dos, de alguna manera dentro de los cálculos realizados previamente.

El hartazgo podría ser la explicación de las derrotas de Israel Beltrán, el dos veces alcalde cuauhtemense, y en la de Mónica Morales, la candidata del 19, hija de la lideresa moral del sindicato de trabajadores del gobierno estatal, Xóchitl Reyes Castro, pero en el que el exceso del control familiar fue hasta insultante para la militancia priista. Sus dos tíos y su madre ocuparon las 3 coordinaciones más importantes de la campaña ¿Querían más mensajes?

Bueno, la suplente fue la esposa de Maurilio Ochoa, el presidente de la Junta de Agua y Saneamiento de la capital y ex fuerte aspirante a la alcaldía.

Más. Las cinco fórmulas presentadas por el PRI en Chihuahua estaban relacionadas familiarmente con alguno de los integrantes del gabinete estatal, de un ex, o de un destacado priista.

¿Que tienen méritos propios para acceder a tales posiciones? Es probable en todos los casos, pero cosa cierta en el de Teporaca Romero que ha construido una carrera propia, no sólo como militante, también como analista en las páginas de El Diario de Chihuahua.

Por otro lado, la aparición de Maru Campos, en el 17 capitalino, ayudó a recuperar parte del electorado panista de un distrito que a pesar de todo mantiene sus preferencias electorales, en tanto que en Delicias pareciera que la mayoría de los ciudadanos valoró bien la gestión del panista Mario Mata.

Y por otra parte, se conjuntaron dos factores, para explicarnos los resultados en Juárez. Por un lado, la buena calificación que una mayoría de votantes hacen de la gestión del alcalde Héctor Murguía y del gobernador Duarte; y de la otra, la crisis del panismo en el antiguo Paso del Norte.

Que una parte importante de tales preferencias electorales tengan como sustento la vieja forma del clientelismo partidario, ni duda cabe, pero también es cierto que una parte de las capas medias de la población también han optado por el PRI en la frontera.

De acuerdo con los resultados del PREP, todos los partidos obtuvieron votaciones superiores al 2 por ciento de la votación, por lo que todos tendrán representación en el Congreso. Más aún, como resultado de los convenios de coalición de los distintos partidos con el PRI, el Panal podrá alcanzar poco más del 13 por ciento de la votación; el Verde el 9.33, porcentaje similar al del PT, 9.29; en cambio, el PRD casi llegará al 4 por ciento y Movimiento Ciudadano rebasará el 2.5 por ciento.

A su vez, el PAN será el partido con mayor porcentaje –casi 37 por ciento– y el PRI apenas rebasará el 17 por ciento pues se les ocurrió regalar a sus aliados prácticamente el 100 por ciento de los votos obtenidos en los distritos de coalición. Si bien el reparto de diputados no será semejante a los porcentajes de votación asignados por los convenios electorales, la distribución de las prerrogativas sí lo serán, incluidas las de los tiempos en radio y televisión.

Así, por primera ocasión desde la reforma electoral del 1997, todos los partidos registrados tendrán representación en el Congreso del Estado, cuya 64a. Legislatura quedaría integrada por los 16 del PRI (que no tenía derecho a ninguna “pluri”, no de lista, ni de prelación), 7 del PAN (4 de mayoría), 3 del Panal (1 de mayoría), 2 del Verde, 2 del PT, 2 del PRD (1 de mayoría) y 1 de Movimiento Ciudadano.

A pesar de todo, la mayoría no estará en riesgo para el PRI. Nada nos lleva a pensar que habrá, entre los nuevos diputados de los partidos coaligados, alguno que piense, siquiera, en la independencia de ese poder frente al titular del Poder Ejecutivo, todo lo contrario.

Si hubiese una reforma electoral a realizar, esa es la referente al modo en que deben aparecer los logotipos de los partidos integrantes de una coalición. El ciudadano debe tener el derecho, no sólo a elegir al candidato de su preferencia, sino también qué partidos deben recibir las prerrogativas –y el monto– señaladas por la legislación electoral y, además, el número de diputados que deben alcanzar en el Congreso del Estado.

Pero reformas de tal grado estarán, por lo menos en Chihuahua, a merced de la voluntad del priismo ¿Estarán de acuerdo en ellas?
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