Julian Assange ha recomendado a Edward Snowden que pida asilo político en Islandia para no acabar siendo deportado a Estados Unidos. Washington decidió presentar cargos por espionaje contra él el pasado viernes por hacer llegar al diario The Guardian de Londres documentos reservados de los servicios de inteligencia.
El fundador de WikiLeaks lleva él mismo un año encerrado en la embajada de Ecuador en Londres para evitar su deportación a Suecia, cuyas autoridades judiciales le reclaman por varias acusaciones de índole sexual. Temeroso quizás de que la opinión pública empiece a olvidarse de él, Assange se dirigió a sus seguidores desde el balcón de la embajada días atrás en compañía del ministro ecuatoriano de Asuntos Exteriores, Ricardo Patiño, con motivo del primer aniversario de su exilio, y este sábado ha convocado una rueda de prensa telefónica.
Ha sido en ese encuentro a distancia con la prensa cuando ha explicado sus recomendaciones a Snowden, que se encuentra escondido en Hong Kong pero no tiene la seguridad de acabar obteniendo refugio político en ese territorio, dependiente en última instancia de la República Popular China.
“Estamos en contacto con el equipo legal del señor Snowden, estamos implicados en el proceso para conseguir que pueda obtener asilo en Islandia”, declaró Assange.
La posibilidad de que Islandia pueda dar refugio a este antiguo empleado subcontratado por los servicios secretos estadounidenses ya fue contemplada hace algunos días. Pero el primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, ha dejado claro que la petición de asilo se ha de presentar una vez que Snowden se encuentre en el país. El primer ministro confirmó que ha habido “discusiones informales” con un intermediario. Medios británicos especulan que ese intermediario es Kristinn Hrafnsson, portavoz de WikiLeaks y él mismo ciudadano islandés.
Hasta ahora, los documentos que Edward Snowden ha filtrado al Guardian han permitido saber, de ser cierto su contenido, que Estados Unidos ha espiado a millones de ciudadanos accediendo a Internet a través de los servidores de nueve grandes compañías de la red global, como Facebook y Google; que Reino Unido ha utilizado el programa estadounidense Prisma para compartir esa información, lo que podría ser ilegal aunque el Gobierno británico asegura que sus servicios secretos actúan dentro de la legalidad; que Londres ha espiado a los delegados de varios países que participaron en diversas reuniones del G-20 en territorio británico, incluido un ministro turco; y que Londres y Washington pinchan con regularidad las redes de fibra óptica para acceder a millones de datos de los usuarios de Internet, especialmente correos electrónicos, llamadas telefónicas y listados de páginas visitadas.
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