23 de abril de 2013

Sobre Fidel Herrera, Javier Duarte, el PRI y su política populista

Sobre Fidel Herrera, Javier Duarte, el PRI y su política populista:


Me vienen a la mente recuerdos del priismo veracruzano que me tocó conocer y siento asco. En las épocas que viví en Veracruz conocí de cerca la política populista de Fidel Herrera, a quien muchos llamaban cariñosamente el "Tío Fide", porque decían que apoyaba un montón a las personas. Sí, el mismo Fidel que ahora tachan de rata, ligado al narco y otras bellezas más, durante su periodo como gobernador del estado a muchos caía bien porque daba facilidades de crédito a familias que no tenían forma de comprobar ingresos y que les era imposible comprar una casita de Infonavit. Le dio créditos a todos: taxistas, meseros, albañiles, a todos. Se comprometió, en un discurso muy trillado, a que "todos los veracruzanos tendrán su casa propia". Y se fueron llenando de personas de muy escasos recursos fraccionamientos populares al norte del puerto jarocho. Hasta yo misma llegué a pensar "qué buena onda que puedan tener su casa". En ese entonces no me caía el veinte de cómo le harían para poder pagar las mensualidades, aunque fueran de 300 o 400 pesos, si sus ingresos no pasaban de los 2000 o 3000 mensuales.



Los fraccionamientos se llenaron, la gente parecía feliz. A la par la delincuencia tomaba posesión de  esos pequeños paraísos. En mi negocio llegaba a escuchar a mis empleados, muy jóvenes todos, que cuando fueran grandes querían ser como el "tío"... o como los zetas, porque era "bien chingones". Yo  era todavía medio idiota, me sentía todavía de la clase "privilegiada" que podía tener un auto, una casa, un negocio. Pensaba, aún, que el puerto al que había regresado a vivir era el mismo que dejé hacía varios años atrás, sin delincuencia, con buenas personas. Me hablaban de los zetas y pensaba que eran un invento mediático. Y aunque sabía que el "tío Fide" era una rata de dos patas, como que no le hacía mucho caso. Pero sucedió que un día, en mis reflexiones ontológicas de mis inicios de la crisis, me puse a pensar que las bondades del tío eran una mugre farsa. Comencé a ver que las personas, las mismas que habían comprado su casa con tantas facilidades e ilusiones, las abandonaban por no poder pagarlas y que los fraccionamientos se estaban convirtiendo en verdaderas cuevas de ladrones. Dos de mis empleados terminaron mal: uno preso y otro en el hospital. Terminaron así en su intento de "ser alguien". Ellos, como muchos, fueron seducidos por el deseo de tener dinero fácil.



Cuando salí de ahí las cosas iban de mal en peor. Ya había balaceras por todos lados y aquellos flamantes fraccionamientos eran el vivo reflejo del abandono y la miseria. A Javier Duarte, mientras tanto, se le preparaba su candidatura. El tío seguía haciendo política populista y queriendo ganar votos para que el PRI permaneciera en el poder. A la gente, los de abajo, los que sufrían por no tener dinero ni para comer (menos para pagar una casa) les valía gorro quién se quedara en el poder, sólo se preocupaban por mal sobrevivir a costa de lo que fuera. Esa es la otra parte del Veracruz que los medio no muestran, el Veracruz del PRI, de Duarte, de Herrera, el que Peña Nieto visita a cada rato, el del "Chayogate", el de los periodistas asesinados.



La nueva política de vivienda, si no me equivoco, tendrá más o menos esos matices. Y la Cruzada contra el Hambre también. Qué pena. Ojalá el pueblo despierte.

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