La alegría de Lagarde
FMI: buitre financiero
El fracaso privatizador
Carlos Fernández-Vega
L
a señora Christine Lagarde, quien trabaja de directora gerente del Fondo Monetario Internacional, ha compartido públicamente su alegría porque, dice, el nuevo inquilino de Los Pinos está decidido a poner en práctica una amplia serie de reformas, que irían de la educación a la salud, y la privatización de varios sectores de la economía. La feliz ex ministra francesa de Finanzas detalló que seguimos cuidadosamente lo que pasa en México, particularmente desde la elección del nuevo gobierno, y personalmente estoy muy impresionada por la forma en que el presidente ha logrado apoyo en torno a un programa amplio de reformas.
Emocionada, la señora Lagarde detalló que el gobierno de Peña Nieto gestionó de manera destacada la transición con la administración anterior, del panista Felipe Calderón, y ha logrado reunir en torno suyo a otros partidos políticos con la misma visión para mejorar la situación de México. Hemos escuchado del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, sobre la determinación del gobierno de poner en práctica una amplia lista de reformas. Hablando de memoria (son reformas) en educación, el sistema de salud, algunas privatizaciones en varios sectores de la economía, particularmente en telecomunicaciones. Es impresionante lo que están haciendo. El equipo que gobierna a México tiene la determinación para hacer las reformas, y damos la bienvenida a eso. Pensamos que tienen en práctica la mezcla adecuada de políticas y una sólida política macroeconómica, las han tenido por un buen tiempo y esperamos que eso ayude al país (La Jornada, Roberto González Amador).
Qué bueno que sea una mujer feliz, pero alguien tendría que decirle que su alegría se presenta tardíamente, porque en México prácticamente nada queda por privatizar. Sus antecesores en la oficina principal del FMI pueden detallarle cómo los organismos internacionales –el propio Fondo y el Banco Mundial, destacados buitres financieros– desde hace 30 años iniciaron el brutal desmantelamiento del aparato productivo del Estado mexicano, no sin la decidida colaboración de los cinco inquilinos de Los Pinos que antecedieron a Enrique Peña Nieto. Y también pueden explicarle el sonado fracaso de la política privatizadora aplicada en México, que tiene impresionada a la señora Lagarde.
Será cuestión de preguntarle, pero si algo resulta impresionante es que, gracias a la política privatizadora (que a los mexicanos prometió progreso, beneficios sociales y tantas otras cosas), la economía mexicana a duras penas promedia 2 por ciento anual de crecimiento en tres décadas, periodo a lo largo del cual el producto interno bruto por habitante avanzó 0.7 por ciento anual. Impresionante, también, que más de 50 por ciento de la población forme parte del ejército nacional de pobres, que el empleo sea escaso y peor el ingreso de la mayoría, y que un grupúsculo de familias concentre la riqueza en el país, gracias al desmantelamiento del aparato productivo del Estado, es decir, todo de lo que hoy se congratula la directora gerente del FMI.
La ex ministra francesa de Finanzas está muy contenta porque, con las reformas anunciadas, el gobierno peñanietista privatizará varios sectores de la economía. No mencionó al sector energético, pero no es ocioso mencionar que éste es el último producto en existencia en los anaqueles de la venta de garaje iniciada con Miguel de la Madrid. Lo demás está privatizado y extranjerizado en áreas estratégicas.
Entonces, ¿cuál es la privatización que alegra a la señora Lagarde? La petrolera, desde luego, porque no hay otra. Todo lo demás ya no existe, se dio de baja del inventario nacional. De mil 155 empresas del Estado registradas al arranque del gobierno de Miguel de la Madrid en diciembre de 1982, quedaban (versión oficial) 42 al cierre del calderonato. En tres décadas los cinco gobiernos neoliberales malbarataron 97 por ciento de las empresas productivas del Estado mexicano, para poco después rescatar, salvar y sanear (todos ellos con cientos de miles de millones de dólares del erario) las empresas privatizadas, para proceder a la extranjerización.
Ahora bien, si la señora Lagarde asegura que su felicidad no es motivada por la privatización petrolera, entonces México SA le ofrece una lista de empresas estatales por privatizar, que bien podría alegrarle la vida a la directora gerente del FMI e interesarle a sus amigos empresarios. Por ejemplo, de muchos años atrás se encuentra en proceso de desincorporación la poderosísima cuan eficiente agencia de noticias del gobierno mexicano, Notimex, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Si la anterior no la convence, podría pujar (en términos de licitación, desde luego) por Diconsa y/o Liconsa, bajo el fiero resguardo de la Secretaría de Desarrollo Social, y promover un joint venture con Pepsico, trasnacional que ya despacha en la oficina de Rosario Robles. A los mexicanos hambrientos se les podría dar un refresco y el informe anual del FMI.
Cuando la señora Lagarde habla de privatizar la educación y la salud tal vez se refiera a la necesidad de privatizar el Centro de Capacitación Cinematográfica, la Compañía Operadora del Centro Cultural y Turístico de Tijuana, Educal, Impresora y Encuadernadora Progreso y/o Televisión Metropolitana (todos dependientes de la SEP), que es lo único que queda. Tal vez le interesen los 15 centros e institutos de investigación regados por el territorio nacional, que operan con mínimo presupuesto. Y en el sector salud los sobrevivientes son dos: los Centros de Integración Juvenil y los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México.
Si la referencia es más amplia, pues que tampoco se preocupe la directora gerente del FMI, porque la privatización educativa lleva años empujando, con logros destacados. Y en materia de salud pública no hay decisión que no se consulte con el zar de los hospitales, Olegario Vázquez Raña, y los laboratorios trasnacionales.
En el sector turístico sobrevive Fonatur (nido de grandes negocios privados) y el Consejo de Promoción Turística de México. Y se acabó el inventario. ¿Qué queda, entonces, como para provocar la alegría del FMI?
Las rebanadas del pastel
Hoy será presentada en sociedad la reforma financiera, cuyo objetivo será (versión oficial) transformar a la banca de desarrollo (del Estado) en auténtico motor del desarrollo económico incluyente y reformar el marco legal para que la banca comercial (privada) preste más y más barato. Lo primero no sólo es plausible, sino urgente; lo segundo, mera fábula, repetida en cuando menos los últimos cuatro sexenios.
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