Iroel Sánchez
Yoani Sánchez junto a José María Aznar. Foto: ABC
Hace diez años del inicio de la guerra contra Iraq. La ONU se negó a dar su aval porque no veía claro lo de las armas de destrucción masiva que Estados Unidos decía insistentemente poseía Saddam Hussein y que hoy se reconoce nunca existieron.
Las calles del mundo se llenaron en protesta contra la guerra. Tres jefes de gobierno se juntaron en las islas Azores y decidieron por su cuenta llevar la libertad a Iraq en desafío a la ONU y a la opinión pública internacional. George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar -los reunidos en las Azores- son vistos ahora por gran parte de la humanidad como criminales de guerra; responsables de haber desatado, sobre la base de mentiras, un conflicto que ha costado hasta hoy la vida de 1 455 590 personas, según la revista estadunidense Foreing Policy.
Muchos dicen que la primera víctima de esa guerra fue la verdad. En Iraq el Pentágono instauró la práctica de los “corresponsales empotrados” en las tropas invasoras, entre los que estuvieron ilustres escritores como Mario Vargas Llosa que publicaba sus crónicas iraquíes en el diario español El País. Para los que no aceptaron empotrarse y ejercer un periodismo independiente hubo fuego y muerte desde las armas estadounidenses. Así, un tanque norteamericano disparó en Bagdad contra el Hotel Palestina desde donde filmaban varios medios internacionales, murieron los cámaras José Couso (español) y Taras Protsyuk (ucraniano).
FUENTE: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/04/24/cuestion-de-tener-memoria/
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