Transgénicos en México: una realidad que afecta diversos sectores

EL MUNDO SEGUN MONSANTO (Photo credit: trianero2)

Transgénicos en México: una realidad que afecta diversos sectores:

Por: Valentina Pérez Botero

@vpbotero3_0

No sólo la tradición prehispánica del Popol Vuh ancla la naturaleza humana al maíz –somos y nos debemos a él-, también internacionalmente, México junto al Medio oriente y  el Norte de China, es reconocido como uno de los tres centros de origen  de la mayoría de especies cultivables en el mundo.

Gracias a milenios de trabajo campesino se logró la domesticación y perfeccionamiento del maíz. México, como centro de origen y diversificación del mismo, contiene variedad de razas endémicas que permiten una amplia variedad de platillos –más de 600 según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio)-, amplios usos industriales y culturales.

¿Qué significa  la autorización del cultivo de maíz transgénico en el país? El problema radica en que la siembra de transgénicos involucra contaminación genética porque el maíz se reproduce por polinización cruzada, de acuerdo a la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) esto es “el fluido incontrolado de información genética hacia los genomas de organismos de los cuales estos genes no existen en la naturaleza”. La contaminación genética, por ende, afectan a las plantas endémicas y atentan contra su permanencia.

En enero de este año Olivier Schutter, relator especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, hizo una recomendación encarecida al gobierno mexicano de reinstalar la moratoria contra la siembra de maíz transgénico por su impacto a la biodiversidad y el atentado que representa hacia los derechos de los agricultores.

Adelita San Vicente,  miembro de Semillas de Vida, también alerta sobre el grave riesgo que representa la sola presencia de semillas modificadas genéticamente, tanto por la salud como por el legado cultural que está en juego. La parte económica también representa un reto ya que las semillas comercializadas por trasnacionales como Monsanto y Syngenta, se convierten en propiedad privada; ¿permitirá el gobierno, entonces, que el maíz mexicano sea propiedad privada?