6 de diciembre de 2012

Disturbios: ¿quién los provocó? Ricardo Monreal Avila

Disturbios: ¿quién los provocó? Ricardo Monreal Avila:
Es fundamental determinar quién inició y escaló los disturbios del pasado 1 de diciembre en la Ciudad de México, que provocaron la mayor desestabilización en los últimos años.
Como suele suceder en estos hechos, la policía culpa a los manifestantes y éstos a la policía. Cada uno exhibe sus pruebas: las fuerzas del orden, un video donde un grupo de activistas dirige un camión de basura en contra de un grupo de guardianes. Los estudiantes, también con videos tomados desde celulares, exhiben en las redes sociales (YouTube y Twitter) la forma arbitraria como policías se llevan a jóvenes que sólo gritaban consignas.


El diario Reporte Indigo describe de la siguiente manera el operativo de ese día: “Desde la madrugada, el Estado Mayor Presidencial, apoyado por las policías federal y capitalina, cerró los alrededores de San Lázaro. Su principal acceso, la calle Congreso de la Unión, estaba bloqueada con vallas desde el mercado de Jamaica. A esa misma hora, en la puerta principal de la Cámara de Diputados, comenzaban los honores a la bandera. Había francotiradores en las viviendas multifamiliares, situadas frente a esta sede del Legislativo, perfectamente visibles, como anticipo de lo que iba a pasar.
“Y el saldo de la contienda es por el momento más de una docena de heridos, dos civiles y cuatro policías con graves lesiones, según el todavía jefe del Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y Jesús Rodríguez, el procurador del DF, y 65 detenidos por vandalismo en el centro histórico. Entre los manifestantes, hay dos en estado grave, un adulto y un joven, según Cruz Roja. 
“El primero sería Juan Francisco Quinquedal, de 65 años, que habría recibido un ataque por parte de la policía en el cerebro, por lo cual se le supondría muerto. Las fotografías muestran a un hombre rapado con una perforación en la parte superior a la frente, yaciendo en el suelo, con el cuero cabelludo y el rostro ensangrentados, o bien, llevado cargado pro otros manifestantes, inconsciente.
“El joven, de nombre Carlos Yahir Valdivia, de 22, al que se había dado por presuntamente muerto, sólo fue reconocido como herido, hasta ahora, por la Cruz Roja. Otro lesionado confirmado es Rubén Fuentes Pablo, de 31 años, que habría sido herido con arma de fuego en el fémur, que se encuentra estable. Jorge, de 17 años, y Juan Jesús Ortega, de 52, ya habrían salido del hospital de Cruz Roja de Polanco.
“Desde las seis de la mañana, el olor de la transmisión del poder ha sido a gasolina, a bombas molotov, a pólvora de explosivos, y a gases lacrimógenos -arrojado tanto por manifestantes como por la Policía Federal-, ahora en manos de Manuel Mondragón y Kalb, subsecretario de Planeación y Protección Institucional, encargado de despacho de SSP.
“Los manifestantes venían cargados con todo tipo de material que no dudaron en utilizar: granadas de gas picante, explosivos fuertes de pólvora y bombas Mólotov que contenían además de gasolina, tornillos, canicas, tuercas, y clavos.
“Reporte Índigo pudo atestiguar cómo una de estas bombas se estrelló contra la espalda de un policía federal, quemándolo parcialmente, y otra, en la pierna de otro agente, y tuvo que ser apagada por los bomberos. Este reportero constató también decenas de policías llorando, vomitando y tosiendo, ante las embestidas de las granadas lacrimógenas disparadas por los manifestantes.
“El Estado Mayor presidencial, ahora en manos del General Roberto Miranda, no intervino en ninguno de los enfrentamientos. La PF no estaba preparada para esta contingencia. Mostró incapacidad y desorganización frente a embates como éstos, que podrían marcar el tono de las protestas en el sexenio que apenas arranca.
“Los agentes de seguridad del EMP dicen por sus radios que están deteniendo afuera de la Terminal de Autobuses Poniente-Oriente (TAPO) a los manifestantes del ‘132’. ‘La orden fue no dejarlos pasar’, dice un agente a este medio. Textual. Y posiblemente el EMP y la PF hayan logrado que el 132 no haya logrado su objetivo, que era ocupar la Cámara y quedarse ahí en protesta por la llegada de Peña al poder... 
“Pasadas las 11 AM, la Policía Federal comentaba: ‘Si nos dan chance, les partimos la madre a los manifestantes’, decían jadeando, con los ojos y garganta irritados, algunos escudos quebrados por explosiones de petardos, y con quemaduras de las bombas Molotov. Y uno de ellos dijo algo que parecía una admonición en este inicio sexenal: ‘¿Quién quiere unirse a la fiesta?’” (Raúl Tortolero, 4 de diciembre de 2012).
Los grupos más radicales estaban uniformados. Se debe indagar la procedencia y actuación de diversos grupos que actuaron de manera concertada y uniformada (por ejemplo, jóvenes vestidos de color kaki, portando un guante negro; o personas encapuchadas de negro, con la letra A en su vestimenta), quienes se inmiscuyeron entre los manifestantes convocados por el movimiento #YoSoy132, y confundiéndose como parte de ellos. De manera especial, se debe investigar a los grupos autodenominados Anarquistas y a la Unión de la Juventud Revolucionaria México, quienes han señalado que recibieron 300 pesos por cometer actos vandálicos.
Por otra parte, ha iniciado la presentación de denuncias ante la Comisiones de Derechos Humanos (nacional y en las locales del DF y Jalisco) por el abuso de autoridad y el uso indebido de la fuerza pública, en el caso de los policías que hirieron a los manifestantes, así como por la detención arbitraria de personas que no participaron directamente en los hechos de violencia. Tanto en la Ciudad de México, como en la Ciudad de Guadalajara, existen detenidas personas inocentes cuyo único delito fue encontrarse en el lugar equivocado a la hora equivocada y sin vinculación alguna con los hechos. Es decir, barrieron parejos. Y entre ellos, no se encuentra ninguna de las personas que iban uniformadas de color kaki o encapuchados de negro.
Es importante identificar a los autores materiales e intelectuales de estos disturbios. Sólo así se hará justicia realmente y se evitarán otros hechos similares de protesta.
Cabe recordar que en el conflicto poselectoral del 2006, cuando más de 100 mil personas marcharon en dos ocasiones por Paseo de la Reforma, encabezados por López Obrador, no se presentó el rompimiento de un cristal, de un parabrisas o de un foco del alumbrado público. 
Guste o no, las convocatorias de López Obrador —aquéllas y todas las otras movilizaciones que él conduce y canaliza—, son de estricta resistencia pacífica, y no terminan entre nubes de amoniaco, azufre y gasolina, que son los elementos químicos del anarquismo.
Reiteramos nuestro rechazo a la violencia como la principal amenaza a la democracia y a las libertades ciudadanas. Ratificamos nuestro compromiso con la lucha política pacífica y constitucional, al tiempo que alertamos sobre la restauración y el retorno de dos extremos de la política violenta: el vandalismo y el autoritarismo. Ninguno de los dos sirve a México.

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
Twitter: @ricardomonreala


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