7 de noviembre de 2012

La vida precoz y breve…’ un cine poderoso

De Zócalo Saltillo
Ricardo Rocha

Verla es una experiencia de toda la vida. Para quienes no sospechan que eso ocurre en este país, resulta sobrecogedora. Para quienes hemos transitado esos caminos a causa del oficio nos produce un doble sabor en la memoria: de profunda amargura, por recordar hasta dónde somos capaces de degradarnos los seres humanos; pero también de un frescor dulcísimo al testimoniar una historia de amor, de valor y de fe. 


“La vida precoz y breve de Sabina Rivas” es la historia de una niña adolescente centroamericana que, con apenas lo indispensable, está decidida a realizar su sueño de triunfar como cantante en Estados Unidos. Pero que, en el intento, habrá de enfrentarse al infierno que significa para miles de migrantes cada año el paso por México. Violada y atrapada en la gigantesca red de corrupción de nuestra frontera sur, Sabina es obligada a prostituirse por la mafias involucradas en la infame trata de personas; lo que por supuesto incluye a una de las instituciones oficiales más vergonzantes en este país: el Instituto Nacional de Migración

Lo que sin embargo sorprende en esta historia es que sus realizadores renunciaron al fácil recurso sensiblero donde cabría victimizar aún más a los migrantes y estigmatizar a sus verdugos. Es, por el contrario, una epopeya intensa en donde se narra con el mejor lenguaje cinematográfico la batalla masiva por la sobrevivencia de quienes buscan, a como dé lugar, abordar el tren –“La Bestia”– para continuar al norte a cualquier precio. “La vida precoz y breve de Sabina Rivas” es también, en ese contexto, la historia muy digna de una joven guerrera que se enfrenta con toda su nobleza y su rabia a los abusos y agresiones de una hostilidad creciente. 

Yo les puedo asegurar que nunca un reportaje y menos una película han expuesto con tanta sinceridad y crudeza la tragedia cotidiana que todos los días viven grandes grupos de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños que han de cruzar primero nuestro país para luego intentar el paso por la frontera norte. Cabe, por cierto, aclarar que no se trata de un documental en donde luego no se sabe si una secuencia es real o es simplemente un truco. Menos todavía de un panfleto por encargo. Aquí estamos hablando de cine. De cine de verdad; inscrito a propósito en la mejor tradición del cinema verité. Un cine comprometido con una causa, pero sin compromisos corporativos.

La vida precoz y breve de Sabina Rivas es también una sinfonía. Originada necesariamente en una gran partitura novela del inolvidable “Rayo Macoy”, Rafael Ramírez Heredia. Que requería del admirable olfato periodístico de Abraham Zabludovsky y la sensibilidad de Perla Ciuk para arriesgarlo todo en una superproducción que demandó recursos inéditos en el cine mexicano. Tuvo igualmente Abraham el mérito enorme de convocar al único director posible para esta cinta, Luis Mandoki, y luego juntó a un elenco extraordinario encabezado por Joaquín Cosío, que de tan buen actor terminamos odiándolo. Y en el plano estelar a la joven actriz venezolana Greisy Mena, quien hace una creación memorable de Sabina Rivas y está llamada a ser una de las grandes figuras del cine contemporáneo.         

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