El cuerpo de uno de los tres niños de una familia palestina muertos en el bombardeo israelí del domingo es enterrado en Gaza.
Foto: Getty Images
La familia Al Dalu veló y enterró hoy a sus muertos, en Gaza capital, entre el dolor, la ira y gritos de venganza contra Israel, que ayer mató a once personas -nueve de ellas miembros de esa familia- en un bombardeo que dejó su vivienda de cuatro pisos reducida a escombros.
Cientos de hombres se agolpaban a primera hora de la mañana a las afueras del depósito de cadáveres del Hospital Shifa, con caras sombrías y una mezcla de rabia, tristeza e impotencia en los ojos y los labios.
Gritos de "Allahu Akbar", "La ilaha ila Ala" (Alá es grande y No hay más Dios que Alá) y "Alá ama a los mártires" acompañaban cada salida de un cadáver, en volandas, con precarias camillas levantadas por encima de la multitud.
Los cuerpos estaban envueltos en simples sábanas blancas de algodón ensangrentadas, cubiertos encima con la bandera palestina y, algunos, con la bandera verde de Hamás.
La cólera e indignación, el desgarro, los gritos y los clamores que piden venganza aumentan cuando son sacados cuatro pequeños cadáveres, todos ellos de niños de la familia Al Dalu, el menor de un año de edad.
Con rapidez y en un creciente caos, los cuerpos son uno a uno metidos en camiones y coches, que salen en cortejo fúnebre hacia la calle de Al Nasser, en el norte de Gaza, entre pitidos de claxon y gritos de la gente al pasar.
Allí está la montaña de escombros a que quedó reducido el edificio familiar. Cemento, cristales, ladrillos, muros caídos y amasijos de hierro mezclados con enseres de hogar.
En la calle, embarrada, la práctica totalidad de vecinos espera en pie la llegada de sus "mártires", con caras serias, de incomprensión y, en algunos casos, de resignación.
Desde las ventanas de los pisos superiores, mujeres y niños observan la dramática escena. Se tapan los ojos, lloran.
En un local vacío, frente a lo que fue la casa de nueve personas que ya no están, una veintena de mujeres veladas, las más allegadas a la familia, se rompen al llegar las cuatro diminutas camillas.
Varias de ellas son sacadas desmayadas.
"Es horrible, horrible lo que han hecho. ¡Son niños!. ¡Vergüenza debería darles!, ¡vergüenza!", grita a los periodistas presentes una de las mujeres, deshecha en lágrimas y llena de cólera.
"Todos nosotros moriremos en esta tierra. ¡Todos seremos mártires!", promete y, en referencia a los israelíes, asegura: "Nuestro dios les castigará".
El barrio parece golpeado, sobre todo, por la incomprensión. ¿Por qué esa casa?. ¿Por qué los Al Dalu?
"No entendemos nada, no sabemos cual es la razón. Yo estaba aquí en la calle cuando cayó la bomba, sin avisar. Había unas doce personas dentro de la casa cuando la atacaron", dijo a Efe Sami, un vecino del barrio.
Otro vecino, Mohamed Haif, asegura que "Israel viola los derechos humanos. Mata niños. Es una vergüenza", y comenta que nadie ha dormido en el barrio esta noche.
Ahmed Al Ahmed, que acompaña también a sus vecinos en el duelo, asegura que "Yamal Al Dalo era un buen hombre. Una persona inteligente, trabajadora, muy risueño. No hacía otra cosa más que ir de su casa al trabajo, no era miliciano. Pero, aunque lo fuese, no pueden matar a su familia, a los niños. Que les disparen fuera de su casa. Que maten a los luchadores cuando están luchando, no en sus casas con sus familias".
"Han matado a toda la familia, ¿quién se beneficia de esto?", se pregunta este vecino, que estaba sentado en la calle, a pocos metros de la casa de los Al Dalu, cuando impactó el proyectil.
En el futuro, advierte, "los hijos de los Al Dalu que quedan vivos odiarán a Israel", advierte Al Ahmed.
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