11 de septiembre de 2012

Una cena en la cabaña - Genaro Góngora Pimentel

Genaro Góngora Pimentel
Genaro Góngora Pimentel (Photo credit: Wikipedia)
Una cena en “la cabaña” - Genaro Góngora Pimentel:

Primero hagamos una descripción de la escena. El señor Presidente de la República se encuentra en la cabecera de la mesa, a su alrededor, en la larga mesa, los once Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sentados entre los ministros podemos ver a miembros del gabinete: el señor Secretario de la Defensa, el señor Secretario de Gobernación. Por ejemplo, a mi derecha se encontraba el señor Secretario de Hacienda y Crédito Público; es importante este detalle por lo que después platicaré.
POR REDACCIÓN
 



Cerca, muy cerca de mi persona estaba el señor Presidente, casi frente a mí, sentado uno de mis compañeros Ministros que, de momento, tomó la palabra y dijo:

—  Señor Presidente, nosotros los Ministros necesitamos su avión—

— ¿Cómo?, preguntó el titular del Ejecutivo, ¿qué los señores Ministros viajan mucho?—

—  Así es señor, tenemos que visitar todos los circuitos de amparo—



Entonces pude ver, claro lo tenía enfrente, como el señor Presidente mostró brevemente una cara de indecisión.



Buscó con la mirada al señor Secretario de Hacienda, con una mirada que era más bien una petición de auxilio.



La petición fue entendida perfectamente por el Secretario de Hacienda que sonrió con satisfacción que el jefe le pidiera una intervención, o tal vez, una opinión.



Entonces, el inteligente Secretario de Hacienda, con un tono calmado que dejaba ver también un cierto dejo de ironía, contestó:

Bueno señor Presidente, un avión necesita una tripulación que posiblemente tenga que cambiarse con alguna regularidad. Además, se requiere darle mantenimiento cada cierto tiempo…



Aquí tomó de nuevo la palabra el señor Presidente y dijo:

—Bien, les daremos un avión, siempre que ustedes a cambio nos den sentencias favorables—.



Fue cuando el Ministro de la petición se puso rojo, dijéramos mejor, se sonrojó y dijo:

—No, así no—.



¿Por qué no he olvidado ésta cena y está petición al Presidente? No lo sé. En un principio pensé escribirla en mis memorias, pero éstas, las memorias, se han venido retrasando. En alguna ocasión, siendo todavía Magistrado de Circuito, inicié unas memorias, pero luego me asaltó una preocupación muy grande, las escondí para pensarlo mejor y, cuando pasó algún tiempo las volví a buscar y ya no las encontré.



Será cosa de ir buscando todas…

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