NOTA DEL EDITOR: Tiaré Scanda es actriz de cine, teatro y TV. Participa actualmente en la telenovela "Por ella soy Eva”. Es autora del monólogo “Con la P en la frente” y otros espectáculos de cabaret, conductora de la Feria de Derechos Humanos de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y vocera de Save The Children México.
Tengo que confesar que siempre quise ser “La Gaviota”… la de Antón Chéjov. Pero ya no estoy en edad, y aunque me duela, lo tengo que aceptar. Las nuevas generaciones tienen derecho a disfrutar de todo aquello a lo que uno ya tuvo acceso en su tiempo de juventud, y es así como en el teatro y en la vida, uno pasa de ser “la hermosa joven” a ser “la madre de la hermosa joven” y en un parpadeo “la anciana madre”. Tal vez el tiempo tenga un valor relativo pero nunca pierde su valor absoluto.
Cuando alguien lucha por ideales superiores a sus propios intereses, mide el tiempo de distinta manera porque una década puede representar “un abrir y cerrar de ojos en la historia nacional”. Eso dijo Andrés Manuel López Obrador este domingo, en el Zócalo capitalino.
De acuerdo, aunque esa misma década en la vida de un candidato de cierta edad, no es un parpadeo, y quizá implicaría renunciar a ser el presidente de un país, después de dos intentos casi exitosos, obstaculizados por varios enemigos poderosos, entre ellos él mismo, medios de comunicación, pero sobre todo un partido que parece regirse por el lema: “Divide y perderás”.
Después de 23 años de militar en él, AMLO ha decidido separarse amistosamente de esa familia ultra disfuncional que se llama PRD.
En el discurso del domingo, menos visceral que en otras ocasiones, pero no menos contundente, invitó a recomenzar con entusiasmo. Hizo énfasis en la lucha pacífica y en la renovación moral del país. Convocó a no dejar de protestar, a defender el petróleo y por supuesto a no reconocer a Peña Nieto como presidente. (Lo cual va a ser difícil porque, si en campaña lo veíamos hasta en la sopa, ahora seguro va a haber fotos suyas coleccionables en las bolsas de papas fritas con un letrerito que claramente va a decir “Presidente”).
Andrés Manuel agradeció a la gente que incondicionalmente lo ha apoyado. ¡Y vaya que lo han apoyado contra viento y marea! Creo que ningún otro candidato…ok…ex -candidato, puede jactarse de tener simpatizantes tan genuinamente convencidos. Claro que hay de todo. Seguramente habrá también de esos que se ponen cualquier camiseta si obtienen algo a cambio, pero aquellos a quienes he tenido oportunidad de escuchar se refieren siempre a AMLO con profundo respeto y cariño, tan profundos como el odio de sus detractores.
Debe ser agotador concentrar tanta energía positiva y negativa de tanta gente. Es asombroso que no se canse, asombroso y admirable.
Alguien así puede ser un excelente maestro, de esos que contagian pasión por su materia, en este caso, la renovación moral de un país y la construcción de la justicia social.
No estoy sugiriendo que se convierta en docente alguien que es claramente un político de alto rendimiento y necesita enormes descargas de adrenalina, pero sí que transmita su conocimiento adquirido tanto en los libros de historia, como en el mismísimo terreno de juego, a otros que puedan continuar su labor. Entiendo que esa es, en parte, la función de los congresos de Morena (Movimiento Regeneración Nacional), reforzar valores y dar una formación política a los jóvenes.
Al referirse al “Yo soy 132”, AMLO dijo que “es un movimiento limpio, auténtico, independiente y creativo. Al grado que podemos proclamar que ya se tiene relevo generacional”.
¿Estará hablando en serio al hablar de relevos? ¿Estará dispuesto a preparar a nuevos líderes? ¿Será capaz de delegar? o ¿lo veremos de nuevo como candidato dentro de seis años con Morena como partido político?
Si Morena, en efecto, se convirtiera en tal cosa, la labor empezaría con impedir que el gen de la corrupción hiciera de las suyas dentro de la organización. El poder y el dinero son corruptores naturales.
No puedo evitar preguntarme si será real que los ciudadanos estamos lidiando con instituciones corruptas o si éstas son un horrible reflejo de nosotros mismos. ¿Qué se pudrió primero, el huevo o la gallina? Difícil saberlo.
Pero como la tierra sigue girando y no la podemos parar para empezar de cero, hay que reflexionar en movimiento, ir cambiando sobre la marcha y, en efecto, tener la paz y el respeto entre las personas como objetivo superior.
Hay que reconocer que suena contradictorio lo de la desobediencia civil “sin afectar a terceros”, pero se agradece que lo plantee así.
Creo que Andrés Manuel ha sido un líder responsable, pues está consciente de las reacciones apasionadas que provoca en la gente, y ha sido sabio al encauzar hacia la paz la furia colectiva que se desató tras su derrota electoral.
Seguramente no es un santo, pero por su convicción pacífica y por haber sacudido la conciencia social de millones de personas, más allá de los acontecimientos aún por venir, Andrés Manuel López Obrador se está ganando a pulso un lugar honroso en la historia de México, péjele a quien le peje.
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