El Estado deja en manos de Dios el tratamiento del alcoholismo. Algo similar ocurre con la adicción al juego, drogas, abusos con la comida, exceso de deudas con los bancos, problemas con el tabaco, relaciones conflictivas, promiscuidad, depresión, control de la ira…
En las cárceles se les recomienda a los internos resolver su adicción a las bebidas etílicas mediante el programa Alcohólicos Anónimos (AA). A manera de sanción, algunos gobiernos estatales comenzaron a aplicar la medida de obligar a los conductores ebrios a asistir a las reuniones.
En la elaboración de la Norma Oficial Mexicana para la Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones participó la Oficina Central de Servicios de Grupos 24 horas de AA. Alcohólicos Anónimos AC es parte del Comité Consultivo de Normalización de Prevención y Control de Enfermedades. La Secretaría de Salud también utiliza los libros de esta asociación como parte de su bibliografía. E incluso las autoridades sanitarias difunden los folletos de AA.
A simple vista, podría no haber problema alguno. Alcohólicos Anónimos es como la bebida fermentada Yakult: tiene muy buena imagen, aunque en el fondo no es tan benéfica como se cree.
En México sólo circula información favorable sobre AA. Las páginas de los gobiernos y organizaciones civiles recomiendan a esta asociación como la óptima para vencer el alcoholismo. Los políticos asisten a sus aniversarios. Frecuentemente aparecen en los medios de comunicación. Firman convenios de colaboración con autoridades y escuelas. Sin embargo, en primer mundo la historia es diferente.
En Estados Unidos hay numerosos libros, investigaciones académicas y hasta organizaciones civiles detractoras de Alcohólicos Anónimos. La acusan de ser una secta, de tener un nivel de efectividad ínfimo y su fundador, conocido popularmente como Bill W., tiene una historia muy similar a la Marcial Maciel, Ronald Hubbard, Osho y la mayoría de los líderes de los cultos.
Exmiembros fundaron en Estados Unidos “The Anti AA Movememt” (El Movimiento contra Alcohólicos Anónimos). Entre sus principales críticas, advierten que personas comunes y corrientes sin ningún tipo de preparación técnica, fungen como psicólogos o “padrinos”, en muchas ocasiones cometiendo abusos verbales y sexuales. “Los padrinos no son terapeutas profesionales”, es una de sus principales denuncias.
Advierten que el grupo es sectario, pues amenaza a sus miembros con regresar al alcoholismo y morirse en caso de abandonar las sesiones.
Por otro lado, la página de documentos inéditos “The Orange Papers” presenta decenas de fotografías y cartas originales del fundador del grupo, a quien acusan de ser un abusador y charlatán. Además, mediante estudios científicos, concluyen que el programa tiene un 95 por ciento de fracaso, ante el enorme abandono de quienes asisten a las primeras sesiones.
El libro “AA cult or cure” (Alcohólicos Anónimos, ¿secta o cura?) de Charles Bufe, compara el funcionamiento de la organización con una secta. Concluye que la asociación tiene los mismos patrones que los grupos de culto religiosos, entre otras razones, por restarle fuerza y confianza a los individuos, ya que la mayor parte de los 12 pasos del programa consisten en que el alcohólico crea que su voluntad no sirve de nada y sólo Dios puede curarlo.
En su investigación, Bufe señala que AA es una secta por utilizar creencias irracionales, presentar dogmas de fe, demanda excesiva de tiempo a sus asistentes, fomentar el separatismo y presentarse como la verdad absoluta en materia de combate de adicciones.
Hay muchos más libros que señalan a Bill W y los grupos de Doce Pasos como sectas encubiertas, entre ellos: “The Real AA: Behind the Myth of 12-Step Recovery” y “Unmasking the Cults”.
El programa de los Doce Pasos está enmascarado y difuminado en decenas de organizaciones que lo mismo prometen terminar con el tabaquismo que con la adicción al sexo, drogas, deudas, neurosis, ansiedad, ira, comida y relaciones tortuosas. Unos grupos se acusan a otros de ser ilegítimos o de utilizar prácticas extremas, aunque todos ellos tienen en común que se basan en la literatura del fundador, Bill W.
Del otro lado de la moneda, Alcohólicos Anónimos y grupos similares muchas veces son la única salida para las personas con problemas con la bebida o drogas. Las clínicas de rehabilitación privadas son absolutamente inalcanzables para el grueso de la población, así como la ayuda psicológica de un profesional. Al mismo tiempo, también hay miles de historias de personas que se recuperaron por la influencia del programa.
México padece un severo problema de alcoholismo. La organización Movimiento Internacional 24 horas de AA estima que en el país existen seis millones de personas con problemas para beber. La secretaría de Salud advierte que del total de alcohólicos, el 39 por ciento padece cirrosis hepática, el 18 por ciento de los homicidios están relacionados con la bebida y el 60 por ciento de los casos de violencia intrafamiliar.
La Encuesta Nacional de Adicciones 2008 advirtió que 27 millones de mexicanos se pone en riesgo al beber, pues aunque no lo hagan periódicamente, sí se exceden cuando ingieren bebidas. Además, casi cuatro millones de personas ingesta grandes cantidades una vez a la semana o con mayor frecuencia.
En este panorama, hay varios focos rojos. Primero, es indispensable que las autoridades y la sociedad civil incrementen su oferta de programas de rehabilitación ajenos a AA y grupos de doce pasos, para presentar opciones irreligiosas. También los gobiernos deben ejercer un monitoreo más presente de estos grupos, pues abundan casos de abusos sexuales, esclavitud y suicidios ligados con asociaciones radicales.
Es urgente ampliar las investigaciones sobre la efectividad, presencia, funcionamiento y características de estos grupos. El alcoholismo, la drogadicción y cualquier problema ligado a desórdenes emocionales son peligros para la salud de la población y, como sea, el Estado no debe dejar su tratamiento únicamente a la buena voluntad de Dios.
P.D. En este link puede consultar documentos y estudios de los críticos de AA http://www.orange-papers.org/ y en este otro el libro AA ¿culto o cura? http://www.morerevealed.com/library/coc/
En las cárceles se les recomienda a los internos resolver su adicción a las bebidas etílicas mediante el programa Alcohólicos Anónimos (AA). A manera de sanción, algunos gobiernos estatales comenzaron a aplicar la medida de obligar a los conductores ebrios a asistir a las reuniones.
En la elaboración de la Norma Oficial Mexicana para la Prevención, Tratamiento y Control de las Adicciones participó la Oficina Central de Servicios de Grupos 24 horas de AA. Alcohólicos Anónimos AC es parte del Comité Consultivo de Normalización de Prevención y Control de Enfermedades. La Secretaría de Salud también utiliza los libros de esta asociación como parte de su bibliografía. E incluso las autoridades sanitarias difunden los folletos de AA.
A simple vista, podría no haber problema alguno. Alcohólicos Anónimos es como la bebida fermentada Yakult: tiene muy buena imagen, aunque en el fondo no es tan benéfica como se cree.
En México sólo circula información favorable sobre AA. Las páginas de los gobiernos y organizaciones civiles recomiendan a esta asociación como la óptima para vencer el alcoholismo. Los políticos asisten a sus aniversarios. Frecuentemente aparecen en los medios de comunicación. Firman convenios de colaboración con autoridades y escuelas. Sin embargo, en primer mundo la historia es diferente.
En Estados Unidos hay numerosos libros, investigaciones académicas y hasta organizaciones civiles detractoras de Alcohólicos Anónimos. La acusan de ser una secta, de tener un nivel de efectividad ínfimo y su fundador, conocido popularmente como Bill W., tiene una historia muy similar a la Marcial Maciel, Ronald Hubbard, Osho y la mayoría de los líderes de los cultos.
Exmiembros fundaron en Estados Unidos “The Anti AA Movememt” (El Movimiento contra Alcohólicos Anónimos). Entre sus principales críticas, advierten que personas comunes y corrientes sin ningún tipo de preparación técnica, fungen como psicólogos o “padrinos”, en muchas ocasiones cometiendo abusos verbales y sexuales. “Los padrinos no son terapeutas profesionales”, es una de sus principales denuncias.
Advierten que el grupo es sectario, pues amenaza a sus miembros con regresar al alcoholismo y morirse en caso de abandonar las sesiones.
Por otro lado, la página de documentos inéditos “The Orange Papers” presenta decenas de fotografías y cartas originales del fundador del grupo, a quien acusan de ser un abusador y charlatán. Además, mediante estudios científicos, concluyen que el programa tiene un 95 por ciento de fracaso, ante el enorme abandono de quienes asisten a las primeras sesiones.
El libro “AA cult or cure” (Alcohólicos Anónimos, ¿secta o cura?) de Charles Bufe, compara el funcionamiento de la organización con una secta. Concluye que la asociación tiene los mismos patrones que los grupos de culto religiosos, entre otras razones, por restarle fuerza y confianza a los individuos, ya que la mayor parte de los 12 pasos del programa consisten en que el alcohólico crea que su voluntad no sirve de nada y sólo Dios puede curarlo.
En su investigación, Bufe señala que AA es una secta por utilizar creencias irracionales, presentar dogmas de fe, demanda excesiva de tiempo a sus asistentes, fomentar el separatismo y presentarse como la verdad absoluta en materia de combate de adicciones.
Hay muchos más libros que señalan a Bill W y los grupos de Doce Pasos como sectas encubiertas, entre ellos: “The Real AA: Behind the Myth of 12-Step Recovery” y “Unmasking the Cults”.
El programa de los Doce Pasos está enmascarado y difuminado en decenas de organizaciones que lo mismo prometen terminar con el tabaquismo que con la adicción al sexo, drogas, deudas, neurosis, ansiedad, ira, comida y relaciones tortuosas. Unos grupos se acusan a otros de ser ilegítimos o de utilizar prácticas extremas, aunque todos ellos tienen en común que se basan en la literatura del fundador, Bill W.
Del otro lado de la moneda, Alcohólicos Anónimos y grupos similares muchas veces son la única salida para las personas con problemas con la bebida o drogas. Las clínicas de rehabilitación privadas son absolutamente inalcanzables para el grueso de la población, así como la ayuda psicológica de un profesional. Al mismo tiempo, también hay miles de historias de personas que se recuperaron por la influencia del programa.
México padece un severo problema de alcoholismo. La organización Movimiento Internacional 24 horas de AA estima que en el país existen seis millones de personas con problemas para beber. La secretaría de Salud advierte que del total de alcohólicos, el 39 por ciento padece cirrosis hepática, el 18 por ciento de los homicidios están relacionados con la bebida y el 60 por ciento de los casos de violencia intrafamiliar.
La Encuesta Nacional de Adicciones 2008 advirtió que 27 millones de mexicanos se pone en riesgo al beber, pues aunque no lo hagan periódicamente, sí se exceden cuando ingieren bebidas. Además, casi cuatro millones de personas ingesta grandes cantidades una vez a la semana o con mayor frecuencia.
En este panorama, hay varios focos rojos. Primero, es indispensable que las autoridades y la sociedad civil incrementen su oferta de programas de rehabilitación ajenos a AA y grupos de doce pasos, para presentar opciones irreligiosas. También los gobiernos deben ejercer un monitoreo más presente de estos grupos, pues abundan casos de abusos sexuales, esclavitud y suicidios ligados con asociaciones radicales.
Es urgente ampliar las investigaciones sobre la efectividad, presencia, funcionamiento y características de estos grupos. El alcoholismo, la drogadicción y cualquier problema ligado a desórdenes emocionales son peligros para la salud de la población y, como sea, el Estado no debe dejar su tratamiento únicamente a la buena voluntad de Dios.
P.D. En este link puede consultar documentos y estudios de los críticos de AA http://www.orange-papers.org/ y en este otro el libro AA ¿culto o cura? http://www.morerevealed.com/library/coc/
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