11 de agosto de 2012

¿ POR QUÉ EL VOTO VERDE (del campo)  SIGUE SIENDO TRICOLOR? Por: Víctor M. Quintana Silveyra

@juárez.com:

Por: Víctor M. Quintana Silveyra

En Chihuahua las cifras son apabullantes: en los distritos urbanos, el PRI y sus aliados tuvieron una cerrada competencia en las elecciones del pasado 1 de julio. En los distritos con cabecera en Ciudad Juárez y Chihuahua la votación del PRI es superada por la del PAN y el Movimiento Progresista considerados juntos. No así en los distritos con amplia área rural, con cabecera en Delicias, Cuauhtémoc y Parral: ahí el PRI se sirvió con la cuchara grande. Ni juntos el PAN y la izquierda le ganan en votación al PRI. Lo mismo sucede en los distritos mayoritariamente rurales del país. Entonces uno se pregunta:: ¿por qué el voto del campo  sigue apoyando mayoritariamente al tricolor? A reserva de realizar un análisis estadístico detallado de los resultados comiciales, proponemos algunas pistas para leer los factores que explican  esta persistencia de las y los electores del agro en votar por el tricolor y sus candidatos a pesar de todos los pesares:



1.             Porque la pobreza sigue imperando en el campo. Son pobres dos de cada tres personas que viven en el medio rural, mientras en el medio urbano ni siquiera cinco de cada diez. Mientras a nivel nacional un 19% de las personas no tienen acceso a la canasta mínima alimentaria, en el campo la proporción casi se duplica con un 35% Eso significa vulnerabilidad y no sólo vulnerabilidad a los azares de la existencia, sino también, vulnerabilidad a los intentos de compra de voto, a la manipulación de la conducta política electoral a cambio de dádivas que, en la mayoría de los casos son satisfactores básicos requeridos de manera urgente.

2.             Porque en las zonas rurales la cultura política se ha ido conformando desde hace muchos décadas con el paradigma de la dádiva o del intercambio de favores, no de los derechos ciudadanos. “Yo le ayudo con el voto para que usted me ayude cuando llegue”. Y, para quien piensa así, tendrá mucho más capacidad de ayudar aquel quien desde la misma campaña entrega regalos, despensas, dinero en efectivo o en vales, etc.

3.      Porque en el campo existen menos o pocos contrapesos efectivos  al poder, a la política de coacción y compra de voto que llevaron a cabo los gobernadores priístas, principales operadores del voto tricolor estas elecciones.  Aun cuando en muchos municipios hubiera presidentes municipales de otros partidos, su capacidad de manejo de recursos es muy inferior a la de los virreyes locales o “señores de la guerra”, como se puede llamar ahora a los gobernadores.

4.      Porque en el campo hay mayor incidencia del aparato ideológico dominante: del duopolio televisivo, sobre todo y en contraparte, una mínima presencia de los medios que conforman una opinión política crítica: en el medio rural no hay prensa alternativa, llegan pocas emisoras de radio cuestionadoras; no hay espacios de opinión y discusión política; incluso hay mucho menor acceso a internet. En conclusión,  quienes dominan este país pueden imponer sin menores trabas las visiones que quieran sobre la realidad.

5.      Porque en el campo tuvieron más penetración los partidos y los candidatos con mayores recursos. Para llegar a una población dispersa se requiere dinero, ya sea para anunciarse en los medios masivos, ya sea para pagar brigadas que visiten casa por casa. No sólo eso, para realizar las campañas que la población rural visualiza como fuertes, como con posibilidades de ganar, se necesitan muchos recursos para organizar barbacoas,  caravanas artísticas, reparto de despensas, etc. En estas elecciones quienes pudieron hacer esto fueron los candidatos del PRI y sus aliados: la ingente cantidad de recursos financieros que utilizaron para ello es incuantificable y está por verse el origen de los mismos.

6.      Porque en el medio rural la presencia del gobierno a través de sus programas es mucho más evidente y genera relaciones de dependencia con la población que en el medio urbano u otros sectores sociales.  Un campesino mantiene una relación permanente con dependencias oficiales para el financiamiento a su labor, para la compra de insumos, para la venta de cosecha, cosa que no sucede con la mayoría de los habitantes de la ciudad, salvo los que son beneficiarios de un programa de ayuda, como adultos mayores o estudiantes becarios. Esta mayor presencia del gobierno en la vida cotidiana tiene sus efectos en la cultura política, genera relaciones de reciprocidad, de dependencia, así sea codependencia en las personas, que no completan el proceso de formación de la ciudadanía.

7.      Porque las organizaciones campesinas, o gremiales, o de productores rurales no logran superar el economicismo, es decir, permanecer en sus luchas y en sus acciones en el ámbito de las reivindicaciones económicas inmediatas o cuando mucho, de mediano plazo: por el precio de los productos agrícolas, por el acceso a programas gubernamentales, a servicios públicos, etc. , pero pocas veces, como lo es el caso, por ejemplo, del EZLN se va más allá: a cuestionar la estructura política, de toma de decisiones sobre la asignación de los bienes públicos en el país. Y esto no se debe sólo a la incapacidad de las propias organizaciones para llevar a cabo una pedagogía política o construcción de ciudadanía en este sentido sino también a que los propios campesinos consideran una pérdida de tiempo el trabajo de reflexión, de análisis político, de discusión y prefieren a las organizaciones donde no lo hay.

Entonces, queda muy claro lo que dicen algunos politólogos: para transitar sólidamente a la democracia no basta la alternancia en el poder. Es necesaria una labor profunda de “destitución del autoritarismo”. Y Si en el país esta tarea de  destitución  ha sido incompleta y coja, mucho más en el campo. Todo lo que arriba expusimos son las diversas dimensiones del autoritarismo y deben ser extirpadas de raíz del medio rural. La tarea es ardua porque no basta el voluntarismo político para llevarla a cabo, es necesario ir modificando las condiciones de pobreza y de exclusión, grandes facilitadoras de la reproducción autoritaria-corporativa. Es necesario diseñar los programas oficiales hacia el campo de manera que creen ciudadanos y no clientelas, porque para manejar electoralmente éstas no hay nadie que al PRI le gane.



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Víctor M. Quintana Silveyra es político, catedrático, escritor y periodista. Ha colaborado en la Opinión (Los Ángeles. EUA), La Jornada (México D.F.) readiodifusoras XEPL (Cuauhtémoc, Chih.) XEBN (Delicias, Chih.) y 860 Noticias (Juárez, Chih.). Libros publicados: 'Movimientos Populares en Chihuahua', en coautoría con Rubén Lau Rojo, UACJ 1991;'Elecciones con Alternativa', libro Colectivo, La Jornada Editores, 1993; 'Familia y Trabajo en Chihuahua', en Coautoría con Luis Reygadas y Gabriel Borunda, UACJ 1994; 'México Una Agenda para Fin de Siglo', libro colectivo, La Jornada Editores, 1996. Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), tiene una Maestría en Sociología en la Escuela de Altos Estudios Sociales en París, Francia y es doctor en Ciencias Sociales por la misma institución. Ex Diputado de la LXII Legislatura chihuahuense por el Partido de la Revolución Democrática.

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