19 de agosto de 2012

LOS DISTINTOS ROSTROS DE LA DISCRIMINACIÓN Por: Patricia Barba Ávila


LOS DISTINTOS ROSTROS DE LA DISCRIMINACIÓN
Millones de seres humanos se ven obligados a emigrar de su tierra natal por la discriminación socioeconómica...

...absurdamente, esta discriminación es fomentada y condonada por los gobiernos mientras se rasgan las vestiduras por sus efectos  

Por: Patricia Barba Ávila

Estaba escuchando a un locutor en la radio despotricar con holliwoodesca indignación contra una gobernadora nortemericana por sus decisiones discriminatorias contra indocumentados mexicanos y no pude evitar reflexionar sobre una pregunta obligada: ¿no son acaso los miembros del duopolio televisivo/radiofónico los que diariamente ejercen la discriminación informativa al ignorar noticias y/o actores políticos que les son incómodos o inconvenientes en detrimento del derecho que tenemos los ciudadanos de ser debidamente informados? Sin negar en lo absoluto que la actitud de la Gobernadora de Arizona es deleznable y a todas luces, punible, no puedo dejar de apuntar que es ya una costumbre de la alta burocracia y sus voceros en la mediocracia mexicana el difundir santurronas denuncias y rasgados de vestiduras contra la "intolerancia" de autoridades estadounidenses hacia los miles y miles de seres humanos que se ven expulsados de su tierra natal como resultado de la política neoliberal que los empobrece brutalmente y aquí radica la clara hipocresía y simulación que han sido el sello de las élites político-empresariales que han asaltado el poder.

La palabra discriminación indica una diferenciación entre personas, cosas, ideas, etc. y en el caso de los seres humanos, la discriminación muestra varios rostros: las clases sociales, la impunidad, la marginación, el trabajo infantil, etc. Sus consecuencias son terribles y entre ellas está la creciente migración forzada de millones de seres humanos que padecen la marginación socioeconómica fomentada por la "filosofía" ideada por Milton Friedman para intentar justificar el saqueo y la rapiña de los recursos que pertenecen a los pueblos, generando así una hiper-concentración de la riqueza como nunca se había visto en el mundo y todo esto en contravención de uno de los pilares del marco constitucional: la igualdad como derecho inalienable de todos los seres humanos.

Siendo la discriminación un antónimo de la igualdad, no se puede hablar de trato igualitario en un país donde existen unos cuantos multimillonarios y cientos de miles de marginados; no puede la clase política desgarrarse las vestiduras por el maltrato a los migrantes mientras emite leyes que generan la emigración; no tienen la autoridad moral para condenar la discriminación mientras promueven el trabajo infantil de familias reducidas a la miseria mientras los  "juniors" de políticos y líderes sindicales viven como príncipes; no pueden asustarse por la discriminación sexual mientras legislan para penalizar a las mujeres que deciden sobre su cuerpo. No pueden presumir de que en México no hay discriminación mientras legislan para restringir el uso del espectro radioeléctrico a un reducido grupo de potentados.
Es indiscutible que cuando se fomenta la impunidad se está ejerciendo discriminación, es decir, se privilegia a los que pueden sobornar y comprar la "justicia" mientras que se castiga a los marginados. Es igualmente innegable que la penalización del aborto muestra otro de los rostros de una discriminación que permite que mujeres adineradas puedan sufragar los elevados costos médicos de una interrupción del embarazo, mientras que se penaliza con cárcel a jóvenes cuyas limitaciones económicas las obligan a acudir a gente sin experiencia con alto riesgo de perder la vida y, para colmo, victimizadas por el gobierno con la pena de cárcel. Se ejerce discriminación sobre todos los miles de niños que se ven obligados a desempeñar duras labores ya sea en el campo o en las ciudades como resultado del atroz desempleo padecen los padres de familia provocado por el neoliberalismo depredador.  Se practica una discriminación salvaje cuando se intenta imponer credos religiosos a la población mientras las jerarquías eclesiásticas viven con una opulencia y un libertinaje escandalosos. Se practica discriminación cuando el conocimiento es ocultado a las grandes mayorías y es convertido en exclusividad de las élites...

Por supuesto que no todas las discriminaciones son abominables, pues el ejercicio de discriminar es necesario cuando tenemos que discernir entre información tendenciosa e información objetiva y veraz, o cuando debemos elegir entre un acto moral y uno inmoral, o cuando tenemos que escoger el trigo de entre la paja. Creo por tanto, que la palabra discriminación debe ir acompañada de un apellido: discriminación racial, discriminación informativa, discriminación sexual, discriminación educativa, discriminación religosa, etc. Es evidente, por tanto, que para estar en condiciones de adoptar las mejores decisiones, tendríamos que distinguir --discriminar-- entre la discriminación deseable e imprescindible y la indeseable y nociva.

Algún día, en México y en el resto del mundo, la única discriminación que se ejercerá será la que nos permite distinguir entre lo inteligente y lo estulto, entre lo real y lo simulado, entre lo superficial y lo profundo.

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