En una larga sesión, 5 de laos 7 magistrados que componen el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se pronunciaron en contra de dar cabida a los recursos de impugnación presentados por el Movimiento Progresista y el PAN. Arguyendo mil inconsistencias técnicas, y yendo en contra de toda lógica, los magistrados hicieron gala de intelectualidad fingida y de su firme convicción de apoyar al peñanietismo.
Por momentos parecían disfrutarlo, y uno por uno se concentraron en demostrar que las pruebas de la compra y coacción del voto eran, a su juicio, poco más que ridículas; pero aún así se tomaron la molestia de revisarlas por el bien de la democracia y la nación. Una auténtica demostración de soberbia y desinterés por los reclamos de millones de mexicanos.
Acto seguido, los magistrados dedujeron (¿indujeron?) que, como las reglas de la ley de procesos electorales no había sido violada (o al menos no se había demostrado a su parecer) entonces la constitución tampoco había sido violentada: según ellos estuvimos ante una elección equitativa, limpia, justa y por supuesto legítima.
La traición de los magistrados se veía venir desde hace mucho tiempo, desde la elección misma. Aún queda ver la rabia e indignación que esto despierta en los mexicanos y hasta dónde llega.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
#Dontriananews gracias por escribirnos