De acuerdo con la Real Academia Española, memorial es un libro o cuaderno en que se apunta o anota algo para un fin. Monumento, por otro lado, lo define como obra pública y patente, como una estatua, una inscripción o un sepulcro, puesta en memoria de una acción heroica u otra cosa singular. En Estados Unidos el Memorial Day es un día en honor a los soldados caídos en sus guerras. Tiene lugar, por lo general, el último lunes de mayo, y es de asueto. Haciendo a un lado traducciones y licencias literarias, lo que al parecer se propone el gobierno panista es instituir un Memorial Day mexicano con su monumento respectivo, que recuerden a las generaciones que vienen las 50 mil víctimas contadas de las guerras calderonistas, más otras 50 mil que ya irán apareciendo. Como autores de la iniciativa aparecen los acomodaticios Alejandro Martí y la frustrada aspirante al Gobierno del Distrito Federal, Isabel Miranda de Wallace, quienes han sabido sacar provecho al luto. La obra comenzaría con un presupuesto relativamente modesto: 22.5 millones de pesos, pero como el pensamiento filosófico del priísta profe Hank ha sido adoptado entusiastamente por el panismo –sin obras no hay sobras–, probablemente al final costará cien veces más, como ya vimos que sucedió con el edificio del Senado y la Estela de Luz. Si Calderón está pensando que el memorial servirá para que las generaciones futuras olviden su responsabilidad en la matanza, probablemente está haciendo un mal cálculo. Recuerdo la estatua del presidente Miguel Alemán en Ciudad Universitaria. Tiene el mérito de haber sido el propulsor de la obra, pero no se olvidó la corrupción de su sexenio. Fue tirada por los estudiantes varias veces hasta que las autoridades resolvieron no volverla a levantar.
Muerte lenta de Mexicana
El anuncio reciente de Aeroméxico de que reforzará su flota con la adquisición de nuevos aviones encierra un mensaje ominoso para trabajadores, pasajeros, proveedores y demás acreedores de Mexicana. Aeroméxico será la línea bandera, así sea extraoficialmente, y Mexicana continuará su proceso de extinción. Es obvio que en los meses que le restan al sexenio no se resolverá el problema, por la misma razón: nunca tuvo el gobierno intención de hacerlo. El último episodio del drama lo interpreta el secretario de Comunicaciones, Dionisio Pérez Jácome. Propuso al juez Felipe Consuelo Soto la sustitución del conciliador y administrador de Mexicana de Aviación, Gerardo Badín, ya que a dos años de que se inició el proceso de concurso mercantil, la empresa no ha logrado volver a volar. No menciona, por supuesto, las piedritas que ha tirado en el camino la propia SCT. Plantea hacer una separación de las funciones: 1) designar a un conciliador y que sea nombrado por el Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles; 2) nombrar a un administrador, para el que ya tiene candidato: José Luis Stein-Velasco. Es director del despacho de consultoría legal y financiera Grupo de Asesores en Negocios Asociados SC. Dice Pérez-Jacome: la SCT reitera el compromiso de seguir facilitando el proceso de concurso mercantil de Mexicana de Aviación y hace votos porque la empresa pueda ser restructurada financieramente a la brevedad posible por los inversionistas interesados. La burla es una rudeza dispensable.
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