8 de agosto de 2012

ALEPH: #Yo soy 132, también

ALEPH: #Yo soy 132, también:


cAROLINA eSCOBAR sARTI
En la última etapa de la reciente campaña electoral vivida en México, los estudiantes de la Universidad Iberoamericana recibieron el 11 de mayo de 2012 al candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, repitiendo recio: ¡cobarde, cobarde, cobarde!. Cuando le preguntaron sobre su participación en la masacre de Atenco, él dijo: “fue una acción determinada que asumo personalmente (…) respaldada en el derecho que tiene el Estado mexicano de hacer uso de la fuerza pública”. Basta ver las imágenes de tal masacre y leer las historias de cómo usaron los policías

su “fuerza pública” en los cuerpos de las 26 mujeres violadas, sin que hasta hoy se hiciera justicia, para saber por qué, aquel día en la Ibero, el hombre que cree que El Principito fue escrito por Maquiavelo terminó escondido en los sanitarios. Luego él diría, desde su palco preferencial en Televisa y TV Azteca, lo que siempre se dice desde la ignorancia: que la juventud de la Iberoamericana había sido acarreada.


A los jóvenes de la Ibero no les gustó la mentira sostenida por el matrimonio Peña Nieto-Medios, y sacaron un video que le dio la vuelta al mundo en youtube. Fueron 131 quienes alcanzaron a participar en él diciendo “yo no soy un/a acarreado/a”, mientras mostraban su carné universitario a la cámara. A esa juventud se fue uniendo la de otras universidades de diversa tendencia; luego siguieron millones de mexicanos y mexicanas, y al día de hoy, el movimiento es mundial. Además, corre paralelo al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).

Por ello, el tema del fraude en México no es hoy lo central —aunque no deja ser importante)—, porque si nos quedamos allí, perdemos perspectiva de las fuerzas emergentes y del nivel de conciencia que conllevan este tipo de acciones políticas ciudadanas. ¿Quién podría negar el derrumbe de un sistema que lleva un siglo sin recambios verdaderos? ¿Quién se atrevería a decir que Televisa ya no es medio del gobierno sino el gobierno mismo? ¿Quién podría marcar diferencias de fondo entre el PRI y el PAN actuales, cuando la gente de a pie ya habla del PRIANISMO?

Lo que está pasando en México nos pinta de cuerpo entero una correlación de fuerzas muy movibles y una respuesta mucho más radical, incluso, que si hubiera salido electo Manuel López Obrador. Y todo tiene sus antecedentes en unas políticas neoliberales que han dejado a millones de personas —sobre todo jóvenes— sin empleo y sin protección social; tiene sus antecedentes en millones de personas empobrecidas; en los altos niveles de represión social e impunidad; en los 60 mil muertos que costó combatir un narco que sigue más que presente; y en la pérdida de control del Estado mexicano.

Dicen algunos filósofos del lenguaje que lo que somos está relacionado con lo que pensamos y decimos. Si eso es cierto, ¿quién es el Peña Nieto que quiere ser presidente de un país pero no sabe cuánto cuesta un kilo de tortilla y se excusa por ello diciendo “Yo no soy la señora de la casa”? Si México se levantara como el que puede ser, revisaría bien los recursos de procedencia ilícita que tienen a Peña Nieto como el potencial ganador, y no dejaría en las manos de alguien como él un país tan grande como México.


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