Estados se endeudan para ganar elecciones - Adrián González:
Por Adrián González Naveda Estados se endeudan
para ganar elecciones Discutir el problema del endeudamiento de los estados al margen de cualquier cálculo político resulta imposible; unas veces se fustiga su exponencial crecimiento, otras veces priva el cómplice silencio. Dependiendo esto siempre de la coyuntura electoral. Y es que no puede ser de otra manera, la necesidad que tienen los gobiernos locales de hacerse de más dinero responde al afán electorero desmedido con que los gobernadores pretenden mantener control en sus feudos.
La experiencia dicta que el sistema de partido hegemónico, sustentado en un corporativismo de estado, con la consecuente capacidad de cooptar cualquier expresión social, círculos académicos, intelectuales y artísticos, por medio de prebendas y canonjías, entra en crisis cuando sus recursos dejan de ser ilimitados; cuando ya no alcanza el dinero para comprarlos a todos. Pues bien, ahora en los estados se ha encontrado la solución perfecta, políticamente hablando; conseguir más recursos por medio de la banca privada, comprometiendo las participaciones federales y de paso empeñando el futuro de millones de ciudadanos.
El problema de la ascendente deuda en los estados no puede ser entendido sin antes reconocer a cabalidad el fenómeno de “feudalización” que se ha venido acrecentando en las diferentes regiones del país. Una situación que se detona a partir de la democratización en nuestro sistema político; la alternancia en la presidencia de la república significando un profundo reacomodo de las fuerzas políticas. El otrora partido invencible quedando acéfalo, ya sin su figura máxima (el Presidente de la República) el PRI se refugia en los gobiernos locales, consintiendo la plena autonomía política de los gobernadores, erigiéndose estos como jefes máximos en el ámbito local. Empieza entonces una vicaria defensa del federalismo, abogando deudas históricas de la federación con los estados. El gobierno de la transición permitió que, intocado el Sistema de Coordinación Fiscal, sin realmente federalizar la recaudación fiscal y, peor aún, sin ningún instrumento de naturaleza vinculante que acotara las facultades de los gobiernos estatales para contratar deuda, los gobernadores de todos los partidos, pero principalmente del PRI, recurrieran al despilfarro de dinero como estrategia para fortalecer su injerencia en todos los ámbitos de la vida pública; una manifestación unipersonal de poder, muy similar al presidencialismo mexicano de los setentas.
Por supuesto que los gobernadores no encuentran en sus crecientes deudas un signo de alerta, mucho menos de preocupación. Su discurso exculpatorio cae siempre en los mismos lugares comunes: la deuda pública como detonador de mayor obra e infraestructura; la deuda pública como una herramienta indispensable para hacer frente a las demandas de la población. Alegan la inocuidad de esta situación con el argumento de que la deuda de los estados apenas representa 2.5% del PIB nacional. Sin embargo, si analizamos cómo han ido creciendo los montos de la deuda estatal a partir del año 2000 no podemos más que alarmarnos. Tan sólo en el 2010 la deuda de los estados aumentó en 42%, año de procesos electorales estatales por cierto.
La perversión de este esquema de financiamiento por parte de los estados no radica en la contratación de deuda per se, sino en los rubros a los que se direcciona el gasto. El desvío de recursos públicos en las campañas electorales es evidente, toda vez que la normatividad electoral en este aspecto resulta dolorosamente insuficiente. En una lógica “democrática” donde el dinero se ubica como facto determinante, para comprar votos, para comprar a los medios de comunicación e incluso para comprar a la oposición, se entiende que el que consiga más recursos económicos, por el medio que sea, es el que contará con mayor oportunidad de victoria. Los casos de Veracruz y Coahuila son sintomáticos; mientras la deuda estatal crece la infraestructura pública disminuye; mientras más deuda se contrata más victorias electorales se obtienen. Y si no que le pregunten a Moreira, que con miles de millones a cuestas logró el carro completo, ganando todos sus distrito electorales. Ahí se va el dinero, y es que sí, los Estados se endeudan para ganar elecciones.
@Gonznave
'via Blog this'
Puedes tomar libremente todo el contenido del blog. Tu contribución permite que este sitio continúe TRABAJANDO: http://bit.ly/I18mv8 (twitter.com/dontriana)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
#Dontriananews gracias por escribirnos