Reforma fiscal debe ser la prioridad del nuevo gobierno
Eduardo Jardón
Lunes, 9 de julio de 2012
Solución al problema de finanzas públicas.
Coutiño: sola no es suficiente; se requiere disciplina estructural.
Clave, que gasto esté ajeno a vaivenes en los precios del petróleo.
· Clave, la reforma fiscal para el próximo gobierno
La primera reforma que debe impulsar la nueva administración es la fiscal, ya que estratégicamente resolvería el problema crónico de las finanzas públicas y se aplicaría rápidamente, lo que generaría una oleada de optimismo.
Sin embargo, por sí sola no es suficiente para asegurar la viabilidad fiscal del país, por lo que se requiere la introducción de una disciplina estructural, consideró Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody's Analytics.
"México necesita elevar su recaudación tributaria, pero también asegurar certidumbre y viabilidad fiscal de largo plazo", apuntó en un informe.
Según el especialista, las propuestas de reforma fiscal que se han hecho han sido incompletas, ya que se enfocan en resolver el problema de la recaudación, pero no eliminan la volatilidad en el presupuesto, ni generan flexibilidad a las finanzas públicas, por lo que no garantizan la viabilidad fiscal.
Así, una reforma fiscal, mencionó, no evita que un aumento en la recaudación sea acompañado automáticamente por un aumento en el gasto del gobierno, con lo cual las posibilidades de ahorro público son limitadas.
Por otra parte, no elimina la volatilidad del ciclo económico, por lo que el presupuesto sigue atado al desempeño de la actividad económica, con expansiones en el gasto en periodos de auge y con recortes en tiempos de crisis.
Para esto, expuso, se requiere una regla fiscal estructural, lo que permitiría al país una disciplina en el presupuesto, al margen del crecimiento esperado de la economía.
Con esto también el gasto estaría ajeno a los vaivenes en los precios del petróleo o de la volatilidad de los ingresos no recurrentes.
También contribuiría a eliminar la incertidumbre sobre el futuro de las cuentas fiscales, disminuiría la prima de riesgo del país y como resultado de esto, bajaría el costo de financiamiento.
Por último, las reglas estructurales otorgarían un mayor margen de acción a la política fiscal, para suavizar el ciclo económico en tiempos de auge y de acciones contracíclicas en periodos de crisis.
Coutiño consideró que para llevar a cabo las reformas estructurales y la introducción de reglas estructurales, se requiere de liderazgo político y habilidad negociadora del nuevo gobierno.
Pero la ventaja de la regla es que sólo se necesita de consensos al interior del Congreso y no cambios constitucionales, como en el caso de una reforma.
Así, con la propuesta fiscal y con la introducción de una regla estructural, el país y la economía se verían doblemente beneficiados y se abriría el camino para otras reformas estructurales.
Señales positivas
De acuerdo con Mario Correa, economista de Scotiabank, después de los resultados electorales parece haber aumentado la probabilidad de que se den avances significativos en las reformas estructurales.
Opinó que lo anterior podría traducirse en mayores flujos de inversión extranjera hacia el país, lo que seguirá presionando a la baja a las tasas de interés en la parte larga de la curva.
Si bien estas expectativas deberían favorecer una apreciación en el tipo de cambio, el entorno global podría propiciar un nivel del dólar más elevado al actual, por lo que la volatilidad esperada continúa siendo elevada.
De acuerdo con Coutiño, una de las prioridades de la nueva administración es impulsar las reformas que tienen un alto impacto económico y social, pero también las que envíen señales positivas a los mercados, de manera que faciliten el camino de reformas posteriores.
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