Por: Manuel Ferez
Soy profesor de Medio Oriente de la Universidad Iberoamericana; ex alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; totalmente desconfiado del sistema electoral mexicano y desde que asistí a la conferencia de Peña Nieto en la IBERO, he leido muchos artículos, comentarios, opiniones. Después de metidar y pensar al respecto, me atrevo a escribir lo que he aprendido en estos días tan polémicos.
He aprendido que en la Universidad Iberoamericana los alumnos están muchos pasos adelante de su Rectorado y Dirección en temas de democracia y libertad de expresión. (José Carreón Director de Comunicación de la IBERO debería explicar sus palabras ofensivas hacia sus propios estudiantes y a los empleados de seguridad de la universidad).
He aprendido que los periódicos de la Organización Editorial Mexicana (OEM) carecen no sólo de objetividad sino de imaginación y atentan contra la inteligencia de los mexicanos. (Por favor no compren esa basura).
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Saludos
ResponderBorrarSoy Ingeniero egresado del Sistema de Educación Superior del Gobierno Federal y además soy Empresario, llevo cinco años ofreciendo servicios y proyectos de ingenieria a la Industria a nivel Nacional, y se que a pesar de que las personas o candidatos puedan cometer errores, la libertad de expresión no debe traducirse en rebeldía como lo han hecho los estudiantes de esta institución, ya que dan la impresión de no tener respeto en general por las personas, se aprovechan de su nivel económico para hacer daños materiales que seguramente no les cuestan o son insignificantes por las mismas razones, si por alguna razón estos jóvenes recibieran sanciones, se deslindarían de estas con la prepotencia que al parecer se les ha inculcado.
Como empresario no contrataría a egresados a de esta institución, ya que busco en mis empleados actitudes proactivas que den soluciones y no problemas, aunque pensándolo bien, quizá estos egresados no busquen empleo como la gente popular, ya que vienen de familias con determinado poder de manera, que fácilmente los pueden acomodar, y que sin duda podemos imaginamos que tipo de empresarios serían, prepotentes, poco humanos, sin un buen don de liderazago, poca capacidad de resolución de problemas, que quizá puedan poner en huelga la empresa, llevarla a la quiebra, entre otras cualidades más.
Espero que por más crudo o insultante que parezca este comentario (si le quedo el saco a alguien), se reflexione y no se tomen acciones destructivas como estas, sobretodo por parte de los estudiantes que dan una mala impresión, sin pensar que quizá en poco tiempo estarán buscando empleo, de ejemplo tienen al Mosh de la universidad, ya se preguntarón si tiene empleo, si es empresario o una persona exitosa?
J.P.P.
Anónimo, lamentablemente su extenso comentario habla más de Ud. que del tema que lo motiva a escribir. Sólo le puntualizo que no se acusa de "errores" a los candidatos y a otras personas, sino de delitos sancionados ante todo por la ley de leyes (Ud. debe saber a cuál me refiero). Por otro lado le recuerdo que los beneficios de los que Ud. goza como ciudadano, fueron logros de un grupo de rebeldes que hoy habitan honrosamente la memoria de México y si estos chicos comprometen, según Ud, su futuro, le recuerdo que son hijos de empresarios con una sólida formación avalada por su institución, que han agregado, gracias al proceso reflexivo-activo en el que se han involucrado, además, un elemento que Ud. ha excluido en su comentario: La capacidad de humanizarse e ir más allá de cualquier expectativa neoliberal que se empeña en hacer del hombre una tuerca intercambiable. Ese neoliberalismo decadente, por cierto, que al Mosh no le ha quitado un sólo brillo de inteligencia y que sin embargo lo ha hecho un ser humano valioso y que ha rebasado en mucho el servilismo que Ud. exhibe como necesario para hacer algo en la vida. Si Ud. ha tenido la necesidad de evaluar el éxito de la manera en la que lo expone en su escrito, no quiere decir no existan otras alternativas y más bien parece que Ud. elaboró una declaratoria de miedos.
ResponderBorrarSin Más,
María