Envenenadores refresqueros afirman que no hay relación entre sus porquerías y la obesidad

El Financiero :: Hemeroteca Virtual:

Miguel Ángel Pallares G.
Miércoles, 14 de marzo de 2012
Descartan relación con obesidad.




· CONSUMO DE REFRESCOS, AJENO A LA OBESIDAD
La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) y el organismo empresarial ConMéxico coincidieron en que no existe evidencia entre el incremento de la obesidad en nuestro país y el consumo de alimentos y bebidas con contenido calórico, como refrescos y botanas.

Emilio Herrera Arce, director general de la ANPRAC, dijo que "no existe evidencia estadística que compruebe una relación del consumo de refrescos y la obesidad", sin embargo, añadió que como industria han realizado campañas para promover la salud física de las personas.

Aceptó que el incremento de la obesidad es un tema de salud importante en el país, pero el sector que representa va a la vanguardia sobre información nutrimental en sus etiquetas, respeta el marco jurídico nacional e internacional en materia de publicidad dirigida a niños, y ha buscado incrementar la oferta de productos light.



"Hemos buscado ser una industria responsable para concientizar que el problema de obesidad no está ligado a un producto, sino al equilibrio energético", dijo.

Señaló que México se mantuvo en 2011 como uno de los principales consumidores de refresco del mundo, con un mercado de alrededor de 17 mil millones de dólares, equivalente a 16 mil millones de litros anuales.

Consideró que el país ya tiene un mercado maduro en consumo de refresco, el cual creció en 2011 arriba del 3 por ciento.

Estimó que para 2012 la industria refresquera crecerá al mismo nivel que el año pasado, aunque matizarán el consumo las elecciones presidenciales y las dificultades financieras globales.

Lorena Cerdán, directora general de ConMéxico, aseguró que los documentos recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) no recomiendan gravar al sector de alimentos y bebidas, sino que plantean cuestionamientos en torno a los hábitos de consumo de las personas.

Rechazó la propuesta de gravar alimentos, bebidas o materias primas, pues estas iniciativas no están a favor de la salud pública sino de fines recaudatorios.

Agregó que en países europeos como Dinamarca, donde se han gravado las grasas saturadas, no se ha visto una baja en el consumo.



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