17 de diciembre de 2011

Uno de los alumnos asesinados en Guerrero era el sustento de su casa

Uno de los alumnos asesinados en Guerrero era el sustento de su casa

Uno de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa mantenía a su familia y soñaba con ser maestro de educación física
ATOYAC, Guerrero (CNNMéxico) — La disciplina caracterizaba a Gabriel Echeverría, un joven de 21 años que al igual que Jorge Alexis Herrera fue asesinado durante un enfrentamiento entre los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y fuerzas de seguridad en una autopista en Chilpancingo, capital del estado de Gurrero.

Callado y ecuánime también eran algunos de los rasgos de Gabriel, según lo describieron parientes y amigos.
Como hijo mayor siempre se responsabilizó de su familia, contó a CNNMéxico su padre, de 67 años y quien está imposibilitado de trabajar tras haber sufrido un derrame cerebral. Durante los últimos tres años, Gabriel estudió y trabajó para ayudar con la economía de la casa.


El padre de Gabriel asegura que no se recuperará de ese “duro golpe”, sobre todo porque vio el cuerpo de su hijo sobre la autopista.
"Yo estaba cerca cuando les estaban disparando. Yo les grité (a los policías) que no tenían madre, que por qué les disparaban", recordó. Se encontraba sobre la banqueta, a las afueras de las oficinas de la Procuraduría de Justicia de Guerrero mientras ocurría el desalojo de los estudiantes, que después se transformó en un enfrentamiento que dejó un saldo de dos muertos, seis heridos y 24 detenidos.
Las autoridades difieren en las versiones sobre el origen de los disparos. Mientras que la Policía Federal culpa a las fuerzas ministeriales y estatales de los ataques, el gobierno local se ha deslindado de la responsabilidad y culpa a su vez a policías federales.
Antonio García Suárez, amigo de Gabriel desde hace tres años y con quién compartía dormitorio en la Normal Rural, dijo a CNNMéxico que las condiciones de Gabriel siempre fueron muy precarias.
Su casa está ubicada en uno de los barrios más pobres del municipio de Tixtla, en la región central de Guerrero.
“Gabriel tenía que trabajar para poder llevar dinero a su casa. Gabriel era serio, muy tranquilo. Nos hicimos amigos porque era del comité, pero a veces hasta me sorprendía por lo callado que era. Era muy tranquilo, no se metía con nadie, no buscaba problemas”, relató Antonio.
El sueño de Gabriel era ser maestro de educación física y mantener a su mamá, de acuerdo con su amigo. “Su familia era lo que más le importaba, él siempre decía que cuando terminara iba a mantener a su mamá”.
“Gabriel tiene un hermano que está a punto de terminar la preparatoria, su papá no puede trabajar, está enfermo, y por eso él tenía que trabajar en lo que pudiera, porque su mamá vende comida. La familia dependía de él. Estas son las cosas que indignan, porque no saben todo lo que dependía de él”, dijo Antonio García.
Los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa han dicho que continuarán con las protestas hasta que se presenten a los responsables de la muerte de sus dos compañeros.
Las protestas, el bloqueo de vialidades, la toma de casetas, incluso el secuestro de autobuses de pasajeros y las marchas por las principales ciudades del estado han sido las estrategias con las que los estudiantes de una de las 16 normales rurales que quedan en el país exigen mejores servicios educativos, la ampliación de la matrícula y más plazas para maestros.
Este viernes, el sistema de las agencias de Naciones Unidas en México condenó el presunto uso de la fuerza excesiva contra los estudiantes guerrerenses durante las protestas del lunes pasado.

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