Abroche su cinturón de seguridad. El radar político marca a la vista turbulencias de gran intensidad, mismas que podrían provocar el que algunos proyectos y aparatos políticos –un par de ellos, al menos– se desplomen.
Las próximas dos semanas están marcadas en el calendario como de alta peligrosidad para quienes deambulan en los casinos políticos y, peor todavía, para aquellos que han colocado ya sus fichas a la espera que dé vueltas la ruleta de la suerte, sintiendo tener el triunfo en la bolsa.
Las próximas dos semanas, desde hoy y hasta el 17 de diciembre, serán cruciales para los priístas, lo mismo que para los panistas, pues saben que podrían estar llenas de sorpresas, sí, pero sobre todo de sobresaltos.
A los del tricolor, el ramalazo podría pegarles en cualquiera de sus muchos flancos débiles.
¿El origen? Siempre el mismo: el cuarto de guerra electoral que comanda Felipe Calderón.
¿Por qué un plazo fatal?
¿Por qué tan delimitado a dos semanas?
¿Por qué de aquí y hasta el 17 de diciembre?
Porque ese sábado previo a la cena de Nochebuena es la fecha límite para que el ocupante de los Pinos logre cumplir su enfermiza obsesión de impedir el regreso del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia, para lo cual busca desesperadamente desbarrancar al precandidato Enrique Peña Nieto, por un lado, y por el otro torcer el proceso interno de su partido, el de Acción Nacional, para favorecer a Ernesto Cordero y defenestrar a Santiago Creel y Josefina Vázquez, quienes se han atrevido a desafiar sus órdenes y deseos.
¿Por qué ese límite?
Pues porque según lo establecen el acuerdo N°CG326/2011del Consejo General del Instituto Federal Electoral –por el que se establece el período de precampañas, así como diversos criterios y plazos de procedimientos relacionados con las mismas–, así como la Convocatoria para el proceso interno de selección y postulación de Candidato a Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, para el periodo constitucional 2012-2018, emitida por el Partido Revolucionario Institucional el 14 de noviembre próximo pasado, y al haberse registrado como precandidato único, el mexiquense recibirá en la noche de ese sábado 17 su constancia que lo acredita como candidato electo del PRI a la Presidencia de la República… a menos que de aquí a esa fecha ocurra algo que obligara a Peña a retirarse de la contienda.
De no ser así, a Calderón no le quedaría otra opción que la de abrir la puerta a Josefina Vázquez Mota para enfrentar a Peña.
Pero en estas dos próximas semanas, ya lo verá usted, el michoacano hará hasta lo imposible para “derrumbar” al mexiquense, pues de lograrlo cumpliría en doble vía su obsesión: por un lado, cerrarle el paso al PRI y, por el otro, impulsar a su alumno Cordero, tan o más gris que él mismo.
Y vaya que el ocupante de Los Pinos tiene misiles almacenados.
El que ya asoma la nariz y tiene en la mira a Humberto Moreira, dirigente nacional del PRI, constantemente defendido por el precandidato presidencial único de ese partido…
El que apunta a los “guardaditos” desde la –aparentemente– fallida captura y posterior liberación de Jorge Hank Rohn, a quien se vincula como lavador de fondos ilegales del propio Peña Nieto…
Los que serían dirigidos a dos que tres ex gobernadores, empezando por el poblano Mario Marín, paso siguiente del acoso al que ha sido sometido Ricardo Henaine, uno de sus más próximos…
Más los que se acumulen en estas dos semanas, claro está.
Tic, tac, tic, tac…
El tiempo se le agota a Calderón.
Y los argumentos también, pues dejaran de ser válidos en cuanto haya candidato formal priísta.
Si transcurren estos días y no lo logra al estilo de la casa –“haiga sido como haiga sido”, pues–, lo que intente hacer después será inútil.
El PRI volverá a Los Pinos.
Y Calderón y su partido volverán a ser oposición… que es lo que siempre debieron ser.
Índice Flamígero: A lo largo ya de 11 años, los panistas demostraron lo malos que son para gobernar o cuando menos administrar, pero lo buenos (igual que los priistas) que, aunque torpes, nos salieron para robar y defraudar. Es por eso que no pocos miembros del gabinete calderonista se aprestan a renunciar a sus chambas en los próximos días para buscar el tan anhelado fuero que los salve de la picota o hasta de la cárcel. En ese tenor, ¿no querrá Felipe Calderón ser senador en la próxima Legislatura? Entonces tendría que solicitar licencia a más tardar el miércoles 7 de diciembre.
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