SERGIO GOMEZ: La mejor revolución es la amorosa

La mejor revolución es la amorosa
Último Round
Sergio Gómez

 
2011-11-19•Al Frente

Renuncié a mi vocación guerrillera hace unos tres años. Aunque el ser humano es la mar de contradicciones, la mía hubiera sido el colmo: que un vegetariano llene de plomo a un soldado federal me parece absurdo.
Ahora, trabajo en un corporativo al cual voy de tacuche y corbata, como modelo en anuncio de loción. A veces soy parte del engranaje; y otras, Charlot con unas llaves de tuercas, como en la película Modern Times. Mi trinchera luce distinta a la imaginada.
Como el soundtrack de mi vida es una compilación de la música con la que crecieron mis papás, además de Pedro Infante y los beatos Beatles, mi playlist incluye milongas de Atahualpa Yupanqui. “Yo siempre he sido así, galopeador contra el viento”, recita el payador tucumano.
En mi pubertad, cambié los monitos de G.I. Joe, evidentemente bélicos y gringos, por biografías del Che, igual de bélico pero antigringo. Me sentía (y me siento) heredero de la lucha estudiantil del 68. Mi papá me contaba sus anécdotas a medias, como para que no me enterara que hacía pintas en los camiones cuando estudiaba en el Poli. Soñó en que otro mundo, otro México, es posible. Heredé su música y sueños. Para adornar mi retrato de rebelde, me imagino chozno de aquellos laguneros que a principios del siglo XX intentaron hacer una revolución. David Alfaro Siqueiros me negaría el título de revolucionario pero yo, que le tengo pavor a las balas y a la sangre, me pego una estrellita en la boina: lo dice mejor Chaplin en The Great Dictator. el camino puede ser otro.
¿A qué viene esto?.. Antes de que el Subcomandante Marcos elabore su agenda mediática, antes de que hable, antes de que le reste votos a la izquierda, quiero compartirles que habemos quienes creemos en revoluciones sin balas, en aquellas amorosas.

sergio.gomez@milenio.com


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