Presumiendo ruinas…
Rodrigo Vera
3 de septiembre de 2011 · Comentarios desactivados
Corrupción, Edicion Mexico
El “sueño” que el presidente Calderón afirma que muchos “mexicanos y mexicanas” han podido hacer realidad, tener su propia casa, resultó pesadilla… Cuarteaduras que van de piso a techo, fallas estructurales, así como falta de servicios básicos son los problemas a los que se enfrentan los colonos de Paseos de la Pradera, en el estado de Hidalgo, el fraccionamiento que el mandatario eligió para hacer un video propagandístico en el que presume las ruinas habitacionales de interés social.
ATOTONILCO DE TULA, HGO.- En el video que realizó para exaltar sus logros en materia de vivienda, el presidente Felipe Calderón comenta satisfecho:
“Amigas y amigos, estoy aquí en el nuevo conjunto habitacional Paseos de la Pradera, en Tula, estado de Hidalgo. Les quiero platicar sobre un sueño que antes era imposible para muchas mexicanas y para muchos mexicanos; el comprar su casa propia. En este gobierno, lo he convertido en realidad para prácticamente 3 millones de familias, que es verdaderamente una cifra récord.”
En el promocional aparecen imágenes de niños felices paseando en bicicleta por las calles del fraccionamiento, estudiando en una escuela, jugando en un parque de diversiones o en el interior de amplias viviendas de relucientes muros blancos.
Ante edificios bien pintados, vuelve a aparecer Calderón para decir que, gracias a su gobierno, nueve de cada 10 viviendas en México ya cuentan con drenaje y agua, “casi todas las casas tienen electricidad y hemos puesto pisos firmes de cemento en más de 2 millones de casas”. Además, asegura que se han dado facilidades de crédito “para que las familias más pobres adquieran una vivienda propia”.
Calderón deambula por Paseos de la Pradera y agrega en el video que realizó con motivo de su quinto informe de gobierno:
“Sabes bien que la vivienda es patrimonio, es seguridad, es calidad de vida para las familias. Es el lugar donde quieres ver a tus hijos jugar, estudiar, crecer y ser felices.”
Sin embargo, ese fraccionamiento que el presidente puso como modelo para el resto del país vive en conflicto desde hace tres años. En todo este tiempo los moradores han protestado porque sus casas están resquebrajadas, no hay suficientes escuelas para sus hijos ni servicios de salud, seguridad y transporte, como presume Calderón.
Es tal el peligro que corren sus habitantes por las viviendas agrietadas y en riesgo de desplomarse, que incluso ha intervenido la Dirección de Protección Civil del estado de Hidalgo, la cual solicitó a la empresa inmobiliaria que construyó el fraccionamiento, Casas Quma, S.A. de C.V., que resuelva el problema.
Lucero Rosas Hernández, residente de Paseos de la Pradera, comenta:
“En su video, el presidente dijo puras mentiras. Es falso que aquí los niños tengan escuela o que estamos muy contentos de vivir en estos edificios a punto de caerse. Todo lo pintó muy bonito.”
–¿Por qué no le expusieron personalmente sus quejas?
–Porque no dejaron que nos acercáramos el día que vino a filmar el video. Llegó con muchísimos soldados que rodearon toda la zona. Había militares por todas partes. Vigilando aquí y allá. A nosotros nos trataban como si fuéramos delincuentes, nos revisaban al entrar y salir del fraccionamiento.
Agrega Rosas Hernández que para la filmación, realizada el miércoles 10 de agosto, la inmobiliaria Casas Quma ya tenía todo un escenario montado, como si fuera un set cinematográfico:
“Limpiaron las calles y pintaron muy bien los edificios que iban a salir en el video. Hasta pusieron letreros que decían ‘áreas verdes’, ‘parques’ y ‘ciclopista’, siendo que aquí no hay ninguna ciclopista. Y como el presidente tenía que salir hablando con algunos vecinos, pues convencieron a uno que otro palero que se prestó a salir con Calderón. Así filmaron el famoso video.”
Publicidad engañosa
Paseos de la Pradera es un conjunto de 8 mil pequeñas viviendas multicolores, apiñadas en una hondonada que desemboca en la autopista México-Tula, la cual corre paralela a la México-Querétaro. Su acceso tiene casetas de vigilancia y plumas metálicas.
Situado a unos 12 kilómetros al sur de Atotonilco de Tula –cabecera municipal–, el fraccionamiento empezó a ocuparse en 2009. Desde entonces los habitantes se dieron cuenta de que sus viviendas de interés social –departamentos de 45 metros cuadrados y casas de 90 metros cuadrados– tenían cuarteaduras. Y comenzaron sus protestas; incluso llegaron al extremo de bloquear la autopista México-Tula para que se les hiciera caso.
El 6 de noviembre de ese año, Antonio Quadrini Medina, dueño de Casas Quma, intentaba aplacar las protestas y decía al diario El Sol de Hidalgo:
“Para garantizar la seguridad de los colonos, la semana pasada nos acompañó un perito de Protección Civil del gobierno del estado, quien platicó con los vecinos, hizo la supervisión correspondiente y avaló que las construcciones se encuentran en perfecto estado. Entendemos la preocupación de los vecinos que al ver una cuarteadura piensan que pudieran correr algún riesgo.”
Por su parte, Miguel García Conde, director de Protección Civil de Hidalgo, comenta a Proceso:
“El problema ya lleva tiempo. Los edificios están dañados. El propio Antonio Quadrini ha venido a mis oficinas a decirme que algunos edificios tienen fallas de cimentación, un problema estructural bastante serio. El empresario se ha comprometido a resolverlo. Estamos esperando.
“Por lo demás, ignoro cómo fue que el presidente escogió ese fraccionamiento para hacer su promocional. Pero eso no me interesa. Lo que me preocupa es la seguridad de la gente que vive allí.”
Fanny Martínez Ángeles, una de las lideresas de los colonos, asegura que Quadrini y las autoridades estatales están coludidos:
“Llevamos tres años protestando y nadie nos hace caso. Hemos llegado a bloquear la autopista. Seguramente Quadrini está soltando mucho dinero al gobierno para que éste no haga nada. Mientras tanto, nuestras vidas corren peligro.”
Martínez Ángeles muestra al reportero la fisura que parte en dos el piso de cemento desnudo de su departamento, situado en la cuarta planta de un edificio, y dice:
“Mire, así vivimos mi familia y yo, temerosos de que algún día el piso se desplome y le caiga a los vecinos de abajo. Procuramos no poner mucho peso y caminar con cuidado. Qué más podemos hacer si no tenemos otro lugar donde vivir.”
–¿Cómo fue que llegó aquí?
–Por la publicidad engañosa de la inmobiliaria. Promete escuelas para nuestros hijos, hospitales, vigilancia, rutas de autobuses que nos llevarán al Metro Tacuba de la Ciudad de México. Hasta promete que el tren suburbano que sale de la Estación Buenavista pasará por aquí… Puras falsedades, como las de Calderón.
“En realidad, aquí sólo hay un pequeño kínder y una primari, en la que no hay cupo para todos los niños. No hay ni un hospital. Tampoco policías, por eso se dan tantos robos. Al fraccionamiento únicamente lo cuidan los guardias de la empresa Quma, quienes siempre nos están vigilando para que no protestemos por las casas mal hechas que le compramos a su patrón. Ellos aquí son la autoridad. Nos tienen atemorizados y acorralados.”
–¿Y las autoridades municipales de Atotonilco de Tula?
–Esas no cuentan. El alcalde de Atotonilco, Édgar Reyes, ni se mete porque no quiere problemas con la empresa Quma. Pero eso sí, el municipio bien que nos cobra el agua y el predial.
Acompañada por un grupo de colonos inconformes, Martínez Ángeles se arma de valor y da un recorrido al reportero y al fotógrafo por una zona de edificios dañados. Atrás vigila una escolta de guardias de Quma –a bordo de camionetas y automóviles–, quienes previamente pidieron la identificación a los periodistas. Los recelosos guardias permitieron el recorrido de Proceso luego de un altercado verbal con los vecinos, ansiosos porque su problema tenga difusión.
Las 8 mil viviendas de Paseos de la Pradera están divididas por zonas que se distinguen por el color de los edificios de cuatro plantas. En una zona se agrupan los edificios pintados en azul y blanco, en otra los amarillo y blanco, o los rojo y blanco…
Algunos edificios tienen profundas cuarteaduras que suben de piso a techo, por las que incluso se puede ver al otro lado. Y aún así siguen habitados. Los inmuebles tienen escaleras exteriores de cemento que comunican a una planta con otra. Varias de estas escaleras se están desprendiendo de la mole del edificio. O bien, se están desplomando. Para evitar su caída, los inquilinos las apuntalan con vigas de madera o tubos metálicos. El instinto de conservación les aviva el ingenio.
El esqueleto de varillas y alambrón ha logrado mantener en pie a las construcciones, cuyas fisuras en la caparazón de cemento se disimulan con aplanados y pintura.
En lo alto de un edificio resquebrajado se asoma por una ventana Socorro Hernández. Grita para que se le escuche abajo:
–¡Mi vida peligra!… ¡Todos corremos peligro!… ¡Pero no tenemos a dónde ir!
El inmueble del saturado kínder María Montessori, el único del fraccionamiento, también sufre cuarteaduras… y filtraciones de agua en época de lluvias.
Recargada en un muro mientras aguarda a que su hija salga del jardín de niños, Guadalupe Esquivel se queja:
“Hacen falta escuelas y maestros. Muchos niños se quedan sin estudiar. Por suerte logré meter al kínder a mi hija de cinco años. Ojalá y pueda meterla también a la escuela primaria.”
Gente de escasos recursos habita el lugar, como la señora Claudia Canales, quien cuenta las penalidades que pasa para pagar su hipoteca: “Mi esposo va a trabajar todos los días a la Ciudad de México. Gana 2 mil 800 pesos mensuales. De ahí gastamos 700 pesos para el puro crédito de una casa que ni sirve”.
“Para vivir mejor”
A la entrada de Paseos de la Pradera hay unas oficinas de Quma. Ahí despacha el ingeniero Paulino Sáenz, a cargo de la Dirección de Operaciones de la empresa, quien da su versión del problema:
“Actualmente tenemos 8 mil viviendas construidas. Las que salieron con fallas son muy pocas. Serán unos 17 edificios. Y aclaro que no son fallas estructurales, sino lo que nosotros llamamos asentamientos diferenciales.”
–¿Han realizado desalojos?
–Sólo reubicamos a unas cinco personas, pero no porque sus vidas corrieran peligro, sino por confort, para que no las moleste el ajetreo que se hace durante la reparación de sus viviendas.
–Los vecinos también se quejan por la falta de servicios…
–Mire, los servicios no son obligación nuestra, como construir escuelas, hospitales o estación de bomberos. Eso le corresponde al gobierno. Aún así, la empresa ha edificado planteles educativos e incluso paga el sueldo de algunos maestros, cosa que debería hacer la Secretaría de Educación Pública.
“También nos encargamos de la seguridad a través de nuestros guardias. Eso debería hacerlo el gobierno. Por lo pronto, la alcaldía de Atotonilco prometió que enviará una patrulla para vigilar el fraccionamiento.”
Para recalcar la buena disposición de Quma, el ingeniero Sáenz anuncia que la empresa abrirá escuelas primarias, secundarias, una preparatoria e incluso una universidad.
–¿Se ampliará Paseos de la Pradera?
–Sí. Nuestro proyecto es construir un total de 33 mil viviendas y pensamos terminarlas para 2015. Nuestra prioridad son nuestros clientes y su seguridad patrimonial.
–¿Cuántas personas vivirán en esas 33 mil viviendas?
–Nuestros cálculos son de cuatro habitantes por cada vivienda. De manera que Paseos de la Pradera tendrá una población de aproximadamente 132 mil personas.
Aparte de los edificios de departamentos, actualmente Paseos de la Pradera cuenta con secciones de casas “unifamiliares” de una y dos plantas. Los precios de las viviendas van de 228 mil a 670 mil pesos, que es el precio de las casas con mejores acabados.
Desde las lomas que forman la hondonada se aprecia el enorme conjunto habitacional a cuyos costados se ven trabajar camiones de volteo, excavadoras y albañiles que empiezan a levantar los cimientos de las miles de viviendas que faltan por construir.
–¿Cómo fue que Felipe Calderón llegó aquí? –se le pregunta a Sáenz.
–Desconozco los motivos, aunque supongo que se escogió a Paseos de la Pradera porque ganó el premio como el mejor desarrollo habitacional de Hidalgo, una distinción que da el Infonavit. A nosotros sólo nos dijeron que el presidente vendría a filmar un promocional. Y nosotros lo recibimos.
A bordo de un helicóptero, Calderón llegó el 10 de agosto. Aquí lo resguardaron más de 300 elementos del Estado Mayor Presidencial, Ejército y Policía Federal, que acordonaron la zona y vigilaron los accesos.
Vestido con saco azul marino y sin corbata, Calderón posó ante las cámaras acariciando la cabeza de tres niñas a quienes les decía: “Felicidades niñas, que disfruten su casa”. Se dirigía luego a los padres de las menores: “Felicidades señor”… “felicidades señora”.
Con la mirada fija en la cámara, Calderón concluyó:
“Vamos a seguir trabajando con todo, para que tú y todos los mexicanos puedan vivir mejor.”
3 de septiembre de 2011
PROCESO: Presumiendo ruinas… Rodrigo Vera
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