26 de septiembre de 2011

Luis Javier Valero Flores: Cambiamos de modelo o nos hundimos | Opinion | Diario.com.mx

Cambiamos de modelo o nos hundimos | Opinion | Diario.com.mx:

Cambiamos de modelo o nos hundimos

Luis Javier Valero Flores | 24-09-2011 | 20:37


“… para el estado, la verdadera riqueza está en el empleo, y los metales que extraen las minas, es algo secundario…”. Martha Lara, a la sazón Secretaria de Desarrollo Industrial. (Nota de Lourdes Díaz, El Diario, 2/VII/10).

El Diario, edición Juárez, publicó días atrás dos noticias igualmente estremecedoras, ambas demostrativas de las enormes potencialidades de la sociedad chihuahuense –y mexicana por ende– y de las monstruosidades sociales generadas por el actual modelo económico.

La escuela Arnoldo Cabada de la O, ubicada en las afueras de Juárez, se convirtió en escuela modelo pues sus alumnos obtuvieron el mayor puntaje de todo el estado en la prueba Enlace “que mide las aptitudes y conocimientos en Matemáticas y Español”, logro que el director de la escuela atribuye a que desde hace año y medio se convirtió al sistema de Escuela de Tiempo Completo –los educandos asisten de 7:30 de la mañana a las 4:30 de la tarde– por lo que los niños reciben un alimento diario, “que les ha ayudado a su desarrollo físico”, según el profesor Sergio Montalvo Álvarez. (Nota de Guadalupe Félix, 23/IX/11).

La otra nota es la referente a la multitudinaria concurrencia, mayoritariamente juvenil, que acudió a la Feria del Empleo, celebrada en Juárez el viernes anterior, a la que acudieron más de 6 mil solicitantes de empleo, muy por encima de los mil 500 que esperaban las autoridades organizadoras del evento. (Nota de Nohemí Barraza, 24/IX/11).

Cifra tan apabullante sólo se puede explicar si se toma en cuenta que más de la mitad de quienes conforman la Población Económicamente Activa (PEA) no cuentan con empleo formal en el estado de Chihuahua, pues de acuerdo con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social federal, sólo 650 mil personas tienen empleo, de un millón 381 mil 789 habitantes que conforman la PEA chihuahuense. (Nota de Alejandro Salmón, El Diario, 23/IX/11).

Si estas cifras y hechos retratan la realidad, ¿por qué no cambiarla?

En una cosa hay casi consenso, el modelo económico vigente no sirve para, siquiera, paliar la crítica situación existente. Y si por lo menos fuera un modelo nuevo, cabría la duda de la falta de tiempo para apreciar sus ventajas, el problema está en que en muchas de las actividades y aspectos es el mismo de hace 400-450 años.

¿Cómo sostener

tal arcaísmo?

Vayamos a un solo ejemplo, valiosísimo para Chihuahua, el de la minería. Pregonada como una de las actividades más dinámicas de la economía chihuahuense ha sido entregada a las empresas extranjeras, en especial las minas de oro, mayoritariamente concesionadas a consorcios canadienses y que muestra cómo, a pesar del tiempo transcurrido, siguen siendo explotadas de la misma manera que lo hacían los españoles en la época colonial.

En los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, en aras de abrir la economía mexicana al “libre comercio”, se desreguló la explotación minera, además de echar abajo la legislación que obligaba a las empresas extranjeras, para poder operar en el país, a mantener un mínimo de 51% de las acciones en manos de nacionales; también se derogaron las disposiciones que obligaban a pagar impuestos a las empresas explotadoras de las minas. Así, de acuerdo con la Ley Minera y Federal de Derechos, el Estado mexicano otorga concesiones del subsuelo para exploración y explotación. Con la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994 las empresas estadounidenses y canadienses pasaron a ser consideradas como nacionales. Con esa categoría han podido acceder a una nueva forma de contratación con los propietarios de las tierras. Lo hacen bajo la modalidad de “contratos de ocupación temporal”. De ese modo, sólo pagan una renta a los propietarios, privados, ejidales o comunales.

Quienes obtengan estas concesiones deben pagar cuotas de entre $5.80 y 111 pesos por hectárea cada semestre por la explotación minera… y ya. Las empresas mineras, como cualquier otra, están obligadas a pagar el resto de los impuestos vigentes (IVA, ISR).

¿Lo harán, o se comportarán como el resto de las grandes empresas en México, que evaden y eluden todos los impuestos que pueden?

El negocio para las empresas es redondo. 11 minas de oro ubicadas en territorio mexicano tienen valuadas sus reservas totales en 86 mil millones de dólares. Ocho de ellas son propiedad de seis empresas canadienses y controlan el 70% de la producción del metal amarillo en el país.

De las ocho minas canadienses, tres de ellas se encuentran en territorio chihuahuense: La de Dolores, en el pueblo de Huizopa, municipio de Madera, operada por Minefinders, con una reserva de 5 mil 219 millones de dólares; la Ocampo, ubicada en el municipio del mismo nombre, operada por Gammon Gold y con una reserva calculada en 2 mil 826 millones de dólares; y El Sauzal, en el municipio de Urique, operada por Goldcorp, con una reserva de 730 millones de dólares. (Nota de emeequis, 13/VI/11).

Esta última, según la información proporcionada por su presidente y gerente general, Kevin McArthur, esperaba alcanzar, en el lejano año de 2005, su objetivo de producción de más de 170 mil onzas al año.

Ubiquémonos. El viernes la onza de oro cerró, a la venta, en 20 mil 500 pesos.

Si tomamos en cuenta las reservas de oro calculadas por la empresa minera para la mina Dolores –5 mil 219 millones de dólares– las inversiones efectuadas hasta ahora, sumadas a las erogaciones convenidas con los ejidatarios, significa que esa mina es uno de los mejores negocios existentes en el país pues le dejará a los propietarios de Minefinders más de 3 mil millones de dólares de ganancias; si tomáramos en cuenta que pagaran, como se debe, el 29% del ISR, de todos modos se alzarían con una utilidad neta de 2 mil 100 millones de dólares ¡28 mil 200 millones de pesos al tipo de cambio del viernes

No es poca cosa la inversión efectuada por las empresas mineras en Chihuahua. Entre 2009 y 2010, invirtieron mil millones de dólares y generaron cerca de los 8 mil empleos en municipios serranos (El Heraldo, 25/VII/10), pero comparadas con los rendimientos obtenidos dista mucho de ser una buena inversión para los chihuahuenses.

La importancia de la producción minera se puede calcular basándonos en que en tan solo tres meses de producción de la mina Dolores, la empresa Minefinders informó a la Bolsa de Valores de ¡Nueva York que su producción de oro aumentó 65 por ciento durante el segundo trimestre del año (2009), debido al inicio de actividades de su mina Dolores, en Chihuahua, en la cual obtuvo 23 mil 366 onzas, con un valor de 420 millones 588 mil pesos, equivalentes a 35 millones 49 mil dólares ¡Sólo en el primer trimestre de producción (Nota de Excélsior, 7/VII/09).

En todos los casos, como si fuera un patrón seguido por las empresas canadienses, buscan ser catalogadas como empresas socialmente responsables y entonces apoyan con magras cantidades diversas actividades de los lugares en donde se asientan.

De ello se ufana el actual dirigente ejidal de Dolores, Sergio Romero Torres, quien sostiene que el 8 0% de los ejidatarios de Huizopa están empleados por la minera “con sueldos bien remunerados” pues los comuneros “son ahora los proveedores de personal de la mina, además de que formaron tres empresas, que le venden diversos servicios a la minera”, y la empresa se enorgullece de haber actuado para cambiar la vida en el pueblo de Dolores pues, dice que “Minera Dolores llegó, construyó un nuevo pueblo, llevó agua potable, luz eléctrica, teléfono, internet, construyó un salón para eventos, una escuela, iglesia, llevó el servicio médico, reparó caminos… ”. (Nota de Lourdes Díaz, El Diario, 2/VII/10).

Nadie objeta tales beneficios, pero puede ser que el monto de ellos no tenga relación con las utilidades obtenidas por las empresas mineras en el territorio estatal.

¿No sería mejor, por supuesto, nacionalizarlas y que las utilidades formaran parte del patrimonio de todos, y que una parte de ellas –digamos, el 15-20%– fuera a los propietarios y otra, en igual porcentaje, se quedara en los municipios y entidades, asiento de las minas?

Bueno, si es muy radical la propuesta, y si quieren seguir respetando la sacrosanta ganancia de los inversionistas ¿Por qué no exigirles una parte del mineral extraído para los propietarios de la tierra y aplicarles un impuesto generoso por extracción de minerales, cuya mayor parte fuera a los erarios estatal y municipal?

¿Por qué seguir con el mismo modelo de cuando éramos súbditos de la corona española?

En el cambio de modelo se encuentra una parte de los recursos con los cuales podemos superar la hecatombe social que sufrimos.


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