11 de agosto de 2011

DE DESTAPES Y CONTINUIDAD Por Morpheo Regio

Marcelo y la “Nueva izquierda”; la favorita del poder financiero.
DE DESTAPES Y CONTINUIDAD

Morpheo Regio
5 agosto de 2011
“Cuando el río suena, es porque agua lleva”, reza el dicho popular mexicano. Y es que en días anteriores Marcelo Ebrard, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, inició una serie de destapes, a manera de confesión, de su aspiración para ser candidato a la presidencia de la República en las elecciones de 2012.
Anteriormente, la actual dirigente del Sindicato de Maestros (SNTE), Elba Esther Gordillo, comentó en una entrevista para el periódico español “El País”, su intención benevolente frente a las aspiraciones de Ebrard, así como el reciente respaldo obtenido por este último de parte del escritor Carlos Fuentes, y del denominado grupo “Demócratas de Izquierda”, conformado principalmente por el núcleo de loschuchos, dentro del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Estas manifestaciones de cariño, parecen ser una serie de andanadas en favor de un proyecto común, de quienes sirven a los intereses financieros y monetarios, a quienes algunos denominan ´poderes fácticos´, en donde lo que se promueve es la continuidad del régimen económico, es decir, del librecambismo británico (el famoso neoliberalismo), pero con ciertos atenuantes, que sólo esa izquierda, la de Marcelo Ebrard, le puede brindar a la gente.
El proyecto, consiste en una adaptación del proyecto de la socialdemocracia europea, misma que en estos momentos, reprime y aplica medidas de sacrificio económico y austeridad brutal a sus respectivas poblaciones, incluso a sabiendas de que han despertado la rabia y la indignación (tal como lo vemos en Grecia, o más fehacientemente España) de ellas, en aras de alimentar a los parasitarios mercados financieros, imponiéndoles nuevos programas y paquetes como las trilladas reformas estructurales, los recortes presupuestales al gasto social; los aumentos en los servicios y de los precios de insumos, y particularmente el aumento del precio de los alimentos.
Para el aparato financiero de los grandes centros de poder, tales como Wall Street o la City de Londres, existe una imperiosa necesidad de imponer gobiernos afines a las políticas y lineamientos de saqueo económico que les favorezcan; gobiernos que aseguren la continuidad del actual sistema en bancarrota y que, independientemente de su filiación o inclinaciones políticas, adopten sin cuestionamientos el programa que les dicten.
En Europa, no les está costando mucho, ya que los gobiernos “socialistas” de España, Portugal o Grecia, acceden apresuradamente a las demandas de ésta élite, tal como lo hacen los gobiernos con partidos de derecha como el UMP (Unión por un Movimiento Popular) de Sarkozy, o la UDC (Unión Demócrata Cristiana) de Merkel, por mencionar algunos.
En cambio, en América, del otro lado del Atlántico, es diferente, debido en gran parte a nuestra historia, puesto que difiere en mucho de la historia de la “Vieja Europa”; la del ancient regime.
Por esa razón, intentan desesperadamente, extrapolar las experiencias europeas para la conformación de gobiernos estilo oxímoron de “economías de mercado con visión social” en nuestro continente, en donde el caso sobresaliente es el Brasil de Lula (ahora con Dilma Rousseff a la cabeza) o el Chile de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, es decir, todos gobiernos socialistas, pero afines a la política económica monetarista; ésa que se enseña en Chicago, Boston, o Londres, y que se ha vuelto la mantra ideológica de los especuladores y sus vasallos en todo el orbe.    
En México, tal proyecto, sería muy bien representado por la dupla salinista Camacho-Ebrard; siendo el primero quien se ha esmerado en construir la figura de éste último, como un candidato responsable, moderado, disciplinado con el gasto, y hacerlo aceptable a los sectores financieros de la derecha nacional e internacional. Muestra de lo anterior, son las declaraciones de Ebrard, con relación a su concepción de gobierno, del cual dijo, en la víspera de las elecciones presidenciales del año 2000: “Ni yo ni el PCD somos de izquierda…Nos diferencia que nosotros creemos en una economía moderna con garantías de legalidad a la propiedad y a la actividad del capital. Pensamos que las finanzas públicas deben ser equilibradas y el ejercicio del gasto público prudente y disciplinado”.
Muy seguramente, fue Manuel Camacho quien convenció a Marcelo Ebrard, ya siendo gobernante de la Ciudad de México, de entregar la conducción de la política de reestructuración financiera a Protego, la consultoría encabezada por el ex secretario de Hacienda de Carlos Salinas, Pedro Aspe, quien lo inclinó por aceptar sus recomendaciones, en el sentido de imponer un programa privatizador para la ciudad.
Por eso decimos que el proyecto de Camacho para Ebrard, representa la continuidad económica y política del sistema actual (aunque disfrazada de concesiones de la llamada “izquierda moderna”, tales como la despenalización de las drogas o la normalización de matrimonios del mismo sexo, entre otras), todo esto, mientras se imponen las medidas de sacrificio económico dictadas desde los organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Así, Camacho, intenta promocionar a su pupilo Marcelo, para mostrarlo apetecible al gran capital, incluso más allá del “candidato de la mafia del poder”, Enrique Peña Nieto, quien si en determinado momento no llega a convencer a los poderes fácticos-financieros, de brindarles la seguridad de que se seguirá perpetuando el saqueo del país, ello motivará su reemplazo como instrumento inoperante, por tanto, quien mejor represente los intereses de esa mafia, será su nuevo instrumento, sin lugar a dudas.
Por ello, nuevamente, tales poderes financieros (que van mucho más allá de los 30 que encabezan “la mafia del poder”), intentan, hacer a un lado la posibilidad de un verdadero cambio, representado por Andrés Manuel López Obrador, a quien desde el 2006 le impidieron, mediante un fraude[1], llegar al gobierno federal para impulsar una política distinta a lo que se ha venido haciendo desde hace más de 29 años, y a quien ahora nuevamente, se proponen hacer a un lado del escenario político.
Hacer a un lado a AMLO, significa hacer a un lado a la tradición de izquierda nacionalista; aquella identificada con los preceptos revolucionarios y progresistas elevados a Ley por medio de nuestra Constitución de 1917, cuyos conceptos como soberanía, justicia, autodeterminación, independencia, progreso, siguen estando, al menos en el papel de nuestra Carta Magna; conceptos que la oligarquía tanto detesta y teme.  
Optar por el proyecto de Camacho, para hacer de Ebrard el candidato de la Mafia, sería claudicar una vez más a los intereses de esa oligarquía trasnacional, en un momento en que, debido a la irremediable quiebra del sistema que ella representa, se encuentra herida de muerte, y bastante debilitada política y económicamente, como para imponer nuevamente sus intereses en las Repúblicas como la nuestra. Debemos impedir que eso suceda. Por el bien de todos.    



[1] Independientemente de la falta de una estructura territorial eficiente, el fraude consumado en el 2006, muestra el atraso en el que se encuentran tanto nuestras instituciones, como las élites que las manejan; lo que nos hace pensar, que aún con una maquinaria altamente confiable, dicho fraude, hubiese sido perpetuado, ya fuese con esos u otros métodos, ahora impensables.

¡AMLO 2012!

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