18 de mayo de 2011

LA SALUD DE LOS NIÑOS COOPTADA POR LAS CORPORACIONES, El Semanario

LA SALUD DE LOS NIÑOS COOPTADA POR LAS CORPORACIONES, El Semanario


LA SALUD DE LOS NIÑOS COOPTADA POR LAS CORPORACIONES


Alejandro Calvillo Unna

Perfil
El autor es director de El Poder del Consumidor, AC.
Existen recomendaciones muy claras por parte de la Organización Mundial de la Salud para que los gobiernos implementen regulaciones para combatir la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil. Hay algo que impide que se avance en proteger el derecho de los niños y niñas a la salud, y éste es el fuerte cabildeo y bloqueo de las grandes corporaciones alimentarias contra todo intento de regulación que esté encaminado a brindarles un entorno más saludable.

Reunido en Washington con representantes de diversas naciones del continente americano escuche cómo la misma historia sobre el actuar de las corporaciones en contra de la salud de los niños se repite una y otra vez en cada país. La primera por parte de un funcionario estadounidense que explicó cómo la Federal Trade Comission (FTC) de EU, en 1978, envió al Congreso una iniciativa para prohibir la publicidad de productos con alto contenido de azúcar, no porque generaran obesidad –en ese tiempo no era un problema tan grave–, sino porque estaban causando una epidemia de caries dental.

La respuesta de las grandes corporaciones procesadoras de alimentos, a través de su fuerte cabildeo e influencia, fue tan fuerte que el Congreso en 1980 recortó drásticamente el presupuesto de la FTC hasta casi desparecerla y le quitó las facultades para regular la publicidad de alimentos. Ahora, no existe entidad en EU que pueda regular este tipo de publicidad y se está elaborando una propuesta de regulación voluntaria que deja sin dientes a la autoridad en el país que presenta el mayor índice de obesidad en la población adulta.

La evidencia científica sobre el impacto que tiene el consumo de comida chatarra sobre la salud y, especialmente sobre los niños, es abrumadora. Esto ha llevado a varias naciones a proponer diversas regulaciones sobre la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia, los alimentos en las escuelas y el etiquetado de los productos, que se busca que realmente orienten al consumidor. Donde estas regulaciones han sido propuestas, la respuesta de las corporaciones ha sido brutal.

Con intensa publicidad que vincula las marcas a la salud y estilos de vida saludable, mientras se cabildea fuertemente con los poderes legislativos y ejecutivos, las corporaciones reclaman libertad de expresión cuando se quiere regular su publicidad dirigida a la infancia; denuncian violaciones a las constituciones de los países cuando se propone prohibir la venta de comida chatarra en las escuelas y denuncia la estigmatización de sus productos cuando se pretende que los consumidores estén informados si sus productos tienen altos contenidos de azúcar, grasas y sal.

En Brasil, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA) presentó en 2010 una iniciativa que obliga a los productos que presentan una alta cantidad de azúcar, grasas o sal a contener una leyenda advirtiendo los riesgos para la salud que su consumo frecuente produce. Por ejemplo, para el caso del alto contenido de azúcar, la leyenda propuesta dice: “Contiene alto contenido de azúcar y su consumo en gran cantidad aumenta el riesgo de obesidad y de caries dental”.

Al presentarse la normatividad, las empresas iniciaron una campaña pública y otra legal para detener la iniciativa. Acusaron que se estaba violando su libertad de expresión y que esta medida representaría una pérdida económica para Brasil. Presentaron un recurso legal argumentando que ANVISA no tenía las facultades para implementar esa regulación, que ésta era sólo facultad de los legisladores. La ley fue detenida y se espera la resolución final del juez.

Lo ocurrido en Brasil es muy similar al proceso que se vivió en México cuando se presentó la primera versión de los lineamientos para regular la venta de alimentos y bebidas en las escuelas. Ahí están subidos a Cofemer los comentarios que enviaron las principales empresas: Coca-Cola, PepsiCo, Bimbo, Unilever, etc. Argumentaron que los lineamientos eran anticonstitucionales, que violaban su libertad de empresa, que se perderían empleos y se afectaría la economía nacional; además de que una medida de ese tipo no ayudaría en nada a combatir la obesidad.

En Chile, el Senado presentó este año una propuesta integral de regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a los menores, del etiquetado de los productos y de la venta de alimentos y bebidas en las escuelas. La propuesta contó, en un principio, con el apoyo del Ministro de Salud. Las corporaciones han lanzado una campaña pública contra la regulación propuesta, y argumentan que se está violando su derecho de expresión y que se afecta la economía chilena. La regulación fue aprobada por los legisladores pero el Ministro de Salud ha dado marcha atrás y ya se anunció que el presidente ejercerá su poder de veto.

Como en un dejá vù se repiten en uno y otro país las prácticas de las grandes corporaciones alimentarias, que como en otra vuelta al pasado repiten las conductas de la industria del tabaco cuando comenzaron a impulsarse las primeras regulaciones. Tarde o temprano, acabarán en la misma situación: la comida chatarra es chatarra, no es comida.


El autor es director de El Poder del Consumidor, AC.


¡AMLO 2012!

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