1 de diciembre de 2010

Editorial EL UNIVERSAL La guerra contra el PRI

Editorial EL UNIVERSAL La guerra contra el PRI: "

Al presidente Felipe Calderón le quedan dos años de gobierno, la tercera parte de su sexenio. Tiempo suficiente para que un titular del Ejecutivo haga mucho en beneficio de su país, siempre y cuando cuente con capital político y cierta capacidad de negociación con el resto de los actores del Estado.
Lamentablemente, parece que el mandatario ya renunció a esa posibilidad.
En su Encuentro ciudadano con motivo del cuarto año de gobierno, el presidente Calderón dijo:
“México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido, y mucho menos, la tragedia de regresar a lo antiguo, lo autoritario, a lo irresponsable... eso significa pobreza, corrupción, y negación o simulación de la libertad y del derecho”. La referencia al régimen priísta previo al año 2000 fue obvia.
El PRI no tardó en responder. “Cuando sentencia a muerte a un partido político que es, por cierto, un partido que tiene mayoría de votos en la Cámara de Diputados, prácticamente está sentenciando para lo que queda de su periodo cualquier posibilidad de acuerdos”, dijo el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el priísta Jorge Carlos Ramírez Martín. Una amenaza no tan velada hacia el Ejecutivo de que los acuerdos legislativos serán imposibles en lo que resta del sexenio.
Al final son sólo palabras, dichos, dimes y diretes que los políticos deberían hacer a un lado en beneficio de los ciudadanos. Pero la realidad es, aquí y en cualquier otra parte del mundo, que los servidores públicos vetan iniciativas o las apoyan según filias y fobias. Sabiendo esto, ¿qué necesidad había de hacer una declaración de guerra contra la principal fuerza política del país, teniendo todavía dos años de gestión por delante?
Quizá el Presidente cree que de cualquier forma era imposible avanzar en los grandes temas nacionales, dado que el 2012 está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, si el objetivo último es convencer a los ciudadanos de que el PAN es mejor opción que el PRI, el mandatario tendría que empezar demostrándolo en los hechos, supeditando los intereses de su partido a los de la Nación.
Un gobierno “diferente” hablaría con acciones, independientemente de las resistencias políticas. Si, como el mandatario dice, hubo complicidad priísta con el narcotráfico, en vez de sólo denunciarla, tendría que presentar a los culpables a través de la PGR. Si la corrupción era mayor entonces que ahora, ¿porqué nunca aparecieron los famosos “peces gordos”?
El discurso presidencial podría ser cierto, pero eso no es suficiente para convencer a la gente de que lo es.
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¡AMLO 2012!

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