Rebelion. El día que Obama soñó que era Lula
LULA Y DILMA
El día que Obama soñó que era Lula
Pepe Escobar
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
En sus sueños más extravagantes en la Casa Blanca, el presidente de EE.UU. baja en picada como un ángel sobre la “Concentración para restaurar la cordura”, que este sábado convocó por lo menos a 200.000 personas en en Mall de Washington, DC; asegura que la “cordura” vence sobre el “miedo”, como lo hizo, con mucho vaivén y arrogancia; y se queda profundamente dormido, sabiendo en su fuero interno que su Partido Demócrata superará todos los matices de miedo en votaciones a mitad de período y mantendrá su presidencia por buen rumbo.
¡Uy! Me equivoqué de guión. De hecho “cordura” fue lo que eligieron el domingo los votantes brasileños, no los estadounidenses, cuando eligieron a Dilma Roussef, del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), como la primera presidente del país, con 12 millones de votos más que su competidor, el socialdemócrata convertido en versión tropical del Tea Party, Jose Serra –o “Serra Palin”- Globalmente, los 56 millones de votos de Dilma constituyen la mayor victoria de una coalición de tendencias de izquierda (11 partidos) en cualquier parte del mundo.
Esta campaña presidencial brasileña fue tan desagradable y sucia como la de la mitad de período en EE.UU., incluyendo la interferencia de millones de poderosos evangélicos e incluso de la Iglesia Católica Romana que pidió subrepticiamente a la gente que no votara por Dilma porque está a favor de legalizar el aborto (personalmente ella dice que no). Para no hablar de campañas de calumnias como calificarla de “terrorista” porque luchó contra la dictadura militar brasileña a fines de los años sesenta, y fue torturada por ella.
Obama se debe de haber quedado boquiabierto a la vista del líder político más popular del mundo (tasa de aprobación de más de 80%), el presidente saliente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, a quien él llama “el hombre”, quien no sólo ganó dos elecciones seguidas (2002 y 2006), sino que además logró asegurar la elección de su sucesora elegida, una burócrata diligente pero relativamente desconocida que hasta hace poco no podía ser nombrada ni siquiera por un taxista. Sigue soñando, Barack. Bueno, más vale que no, ya que suena la alarma de su iPhone y lo despierta para enfrentar toda la dimensión de la debacle que espera el martes a los demócratas en EE.UU.
¿Fue una visión o un sueño despierto?
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