5 de septiembre de 2010

PROCESO: El chantaje de Tenedora K

El chantaje de Tenedora K
Rosalía Vergara

Tenedora K y Advent International intentan sacar partido de la difícil circunstancia de Mexicana de Aviación con turbias maniobras. A cambio de reactivar la aerolínea, los nuevos inversionistas exigen a los trabajadores renunciar a sus derechos, cobrar menos, aceptar recortes de personal y retirar sus demandas legales.

En las 16 empresas de transporte aéreo del país hay dos federaciones y 10 organizaciones sindicales que controlan los contratos de pilotos, sobrecargos, mecánicos especializados, personal secretarial, de servicio, de atención al público y empleados de los aeropuertos.
La industria aeronáutica nacional controla a sus trabajadores mediante sindicatos blancos –de los que se exceptúan la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) y la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA)– que manejan contratos de protección, elaborados con la finalidad de cuidar al patrón y no a los empleados.
Los únicos sindicatos independientes, ASSA y ASPA, están en peligro de desaparecer por la crisis económica de Mexicana de Aviación, propiedad de Tenedora K y actualmente sometida a un concurso mercantil que, a decir de los expertos, es el paso legal anterior a la declaración de quiebra.
La principal causa de su crisis es el adeudo de mil 572 millones 420 mil pesos, según la cifra documentada por Gamma Servicios de Negocios, la intermediaria que Grupo Posadas (el antiguo socio mayoritario de Mexicana) constituyó para gestionar los créditos de la aerolínea.
Ambas asociaciones están afiliadas a la Federación de Sindicatos del Sector Aéreo y a la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
Del otro lado está el Sindicato de Trabajadores de la Industria Aérea y Similares (STIAS). Volaris firmó un contrato de protección con este sindicato cuando los accionistas eran Emilio Azcárraga Jean, Pedro Aspe, Carlos Slim Domit a través del Grupo Inbursa y Enrique Kriete, salvadoreño de Grupo Taca, quienes posteriormente vendieron la línea a Indigo Partners.
Tenedora K pretende usar este esquema de control con los pilotos y sobrecargos, ya que les hizo llegar una carta de intención donde les propone, entre otras cosas, que durante 100 días laboren en las mínimas condiciones establecidas por la Ley Federal del Trabajo.
Parte de la negociación es que suscriban un nuevo contrato colectivo de trabajo como el que tiene Aerovías Caribe (Click) más 15%, o como el que tiene Mexicana Inter (Link), que viola la LFT y fue suscrito por el Sindicato Nacional de Trabajadores de Transporte, Transformación, Aviación, Servicios y Similares (SNTTTASS), encabezado por Miguel Ángel Yúdico.
De acuerdo con testigos de las negociaciones entre Tenedora K, ASSA, ASPA y el gobierno federal, otra de las preocupaciones de los empresarios es asegurar la concesión de los negocios que tiene Advent International, la empresa mediadora en la venta de Mexicana, en la Terminal 1 del aeropuerto de la Ciudad de México. Se trata de Duty Free, el restaurante bar La Mansión y Fumisa, la concesionaria que explota 3 mil cajones de estacionamiento, subarrienda locales comerciales y opera 15 aeropasillos.
Las cabezas visibles de Tenedora K son Andrés Rozental, del Grupo Omega, y Vicente Ariztegui, del Grupo Arizan. El primero es consejero de Fumisa y de Latinoamerican Duty Free, presidida por Ariztegui; ambos son amigos cercanos de Felipe Calderón y aportaron fondos a la campaña presidencial en 2006.

Sindicalismo simulado

Un informe del abogado y académico de la UNAM Alfonso Bouzas señala que el STIAS tiene este tipo de contratos con Aviacsa, el Grupo Aéreo Monterrey o Magnicharters, igual que con sobrecargos y personal de tierra de Aerolitoral y Volaris.
A su vez, Carlos Humberto Aceves del Olmo –miembro de la sección 15 de la CTM, dos veces diputado federal y actual senador priista– firmó como secretario general del Sindicato de Transportes un contrato de protección con Jett Paquetería y con Interjet.
El Sindicato Independencia, encabezado por el diputado panista Tomás del Toro del Villar, firmó un contrato de protección con personal de tierra de Aerovías de México y con la extinta Aerolíneas Mesoamericanas (Alma).
En cuanto al Sindicato Miguel Hidalgo, se ignora quién lo dirige, pero tiene un contrato con Avolar, la que cerró hace más de un año y no se sabe a ciencia cierta a quién pertenecía. Hay indicios de que la empresa era propiedad de los hijos de Marta Sahagún (Proceso 1569).
El SNTTTASS, liderado por Yúdico, tiene un contrato que se revisa cada cinco años, siempre a partir de cero y de forma que merma cada vez más los derechos del personal de tierra de Mexicana de Aviación y de sus líneas de bajo costo, Click y Link.
En contraste, ASSA y ASPA son titulares de un contrato colectivo, que no es de protección, con Aeromar, los pilotos y sobrecargos de Aerolitoral, Aerovías de México, Aeromexpress, Mexicana de Aviación y Click.
En el foro “Sin protección. Situación de los contratos de protección patronal en México”, el 30 de agosto en la Cámara de Diputados, el abogado laboralista Arturo Alcalde Justiniani señaló que en el sector aéreo “la bronca de fondo es la existencia de contratos de protección que generaron competencia desleal, a partir de la sección 15, del STIAS, entre otros que dijeron: ‘Vamos a tener un sindicato con la industria, no habrá revisión contractual, pon los salarios, las jornadas y los descansos que tú quieras’; abarataron la mercancía y generaron una competencia desleal. Entonces el contrato colectivo de Mexicana se ve caro comparado con estos pobres”.
Como asesor legal de los pilotos, Alcalde señala que el sindicalismo blanco afecta el uso y la disposición de la fuerza laboral, mermando los derechos de los trabajadores sin que ellos puedan oponer resistencia.

La carta fatal

En medio de la crisis de Mexicana de Aviación, Tenedora K envió una carta de intención a ASSA y ASPA que atenta contra sus contratos colectivos, pero que la representación de los pilotos firmó el pasado 16 de agosto, porque cuando Gastón Azcárraga compró Mexicana, en diciembre de 2005, le otorgó a ASPA 5% de las acciones a cambio de modificar las condiciones laborales. Entonces el paquete de acciones valía alrededor de 9 millones de pesos, pero ahora no vale nada, se quejan los pilotos. Hasta el viernes 3, los sobrecargos aún no firmaban dicha carta.
El documento de Tenedora K pide modificar el contrato colectivo de ASSA para ajustar los salarios y que su próxima revisión sea en 2015.
Entre tanto, cada sobrecargo tendría que disminuir su costo laboral 20%, renunciando a su pagos por concepto de aterrizaje, tintorería, los días 31 de los meses correspondientes, el incentivo vacacional, los 15 minutos de presentación, ayuda económica para becas y el festejo de aniversario, además de reducir 50% su compensación por vuelo nocturno y ceder los adicionales “350 pesos por pasajero”.
La carta de intención dice que ASSA propondrá a Mexicana un modelo de trabajo que evite el ausentismo injustificado. Pero además sugiere crear la categoría de “sobrecargo inicial”, que consiste en  aplicar las condiciones laborales del primer año durante todo el primer cuatrienio e implica que el trabajador no recibirá ayuda para combustible ni bono de asiduidad.
De aceptar la propuesta empresarial, “ASSA se compromete a dar su mayor esfuerzo y productividad para rescatar y relanzar la operación de Mexicana en el menor tiempo posible”. También aceptaría la reducción del personal y que a los despedidos sólo se les pague como liquidación 90 días de salario más 12 días al doble del salario mínimo vigente en el Distrito Federal por cada año de servicio.
“ASSA –prosigue la carta– solicita que, a fin de evitar la descapitalización de la empresa y facilitar la operación eficiente y permanente de la misma, se establezca un sistema de rotación de la planta de sobrecargos.”
Para finalizar, según la carta, ASSA se compromete a desistirse de todos los juicios colectivos y de amparo iniciados contra Mexicana y solicita que la empresa haga lo propio. Con esto quedaría sin efecto el amparo que la Suprema Corte otorgó al sindicato después de que en 2007 el antiguo socio mayoritario de la aerolínea, Gastón Azcárraga, pretendía mutilar 70% del contrato.
Otro punto clave es que ASSA debe dejar fuera de este arreglo el contrato colectivo de Aerovías Caribe (Click), a cuyo personal la empresa le reserva una propuesta diferente, ya que –indica– los sobrecargos saben que habrá “otros actores” implicados en el proceso de reactivar a Mexicana.

En manos de Advent

El panorama para el empresario Gastón Azcárraga se oscureció al divulgarse que él, junto con inversionistas del Grupo Posadas, compró el Grupo Mexicana de Aviación con la intención de llevarlo a la quiebra como una forma de sanearlo y después comenzar a operarlo con una nueva razón social, ya sin deudas ni pasivos laborales, pero a costa de los contratos colectivos de pilotos, sobrecargos y personal de tierra (Proceso 1762).
De acuerdo con fuentes cercanas a las negociaciones entre los sindicatos, el gobierno y el sector empresarial, a Azcárraga le salió mal el plan cuando decidió pedir la protección de la justicia para que los acreedores no le cobraran sus deudas y después se desistió de la protección contra Banorte, por lo que el banco pudo solventar una parte del adeudo.
La actitud del magnate molestó a Bancomext, al gobierno calderonista y a las empresas canadienses e irlandesas que le arriendan aviones a Mexicana y que amenazaron con demandar por operaciones fraudulentas al primo de Emilio Azcárraga Jean.
En el proceso de venta saltó el nombre de Advent Internacional, dirigida por Alfredo Alfaro, afiliado a la Inmobiliaria Fumisa, propiedad de Advent y presidida por Juan Carlos Torres Carretero. Este empresario también forma parte de Advent, cuyas oficinas están en el edificio Omega, propiedad del Grupo Omega.
Torres Carretero y Alfaro también son socios de Aeroplazas de México y del Grupo Embotelladoras del Sureste. El director de Aeroplazas, Ernesto G. Baranch, es socio de Advent y de Andrés Rozental, quien encabeza Ocean Wilsons Holdings y fue director de Duty Free Latinoamérica y México, ahora bajo la dirección de Vicente Ariztegui.
Baranch está asociado con Luis Andrés Holzer Neumann, socio de Dufry AG y quien fue director del Grupo Omega, donde cuenta, entre otros asociados, con el propio Torres Carretero y Steven Tadler, de Advent. Otro socio de Advent es Jaime Carvajal Urquijo, director del consorcio Aeroméxico.
En 2003 Advent compró más de 90% de Hildebrando, la empresa de los hermanos Zavala Gómez del Campo, entre los que estaba Diego Hildebrando, famoso por haber puesto a disposición de su cuñado, Felipe Calderón, software con el padrón electoral que sufragaría en las elecciones de 2006. En la empresa también figuran la esposa del presidente, Margarita Zavala, y sus otros hermanos, que conservaron un porcentaje de las acciones.
Hasta el 30 de junio pasado, Mexicana tenía 9 mil 675 millones 927 mil pesos de activos circulantes y 15 mil 75 millones 932 mil pesos de pasivos, de los cuales 6 mil 352 millones 880 mil pesos estaban vencidos.
Tenía pérdidas de mil 751 millones 792 mil pesos y deudas con tres fideicomisos: uno en Banorte, por mil millones de pesos; este fideicomiso lo maneja el banco HSBC y se fondeaba con la venta de boletos en México y el extranjero.
Otro fideicomiso está en Bancomext, con deuda de casi mil millones, y uno más en Santander, que Mexicana tuvo que abrir a instancias de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo a fin de depositar el monto de las transacciones que venden las agencias de viajes a escala internacional, según estableció la aerolínea en su demanda de concurso mercantil.
En este documento se registra que, en esta etapa conflictiva, Mexicana entregó nueve aviones y tres motores como pago de una deuda, pero no especifica a quién. La empresa dice también que devolvió cuatro aviones 319 y uno 320 a sus dueños después del emplazamiento a huelga de ASPA en los primeros días de agosto pasado.
A pesar de la crisis por la influenza A/H1N1 entre abril y junio de 2009, Mexicana cerró el año facturando –según cifras de ASPA– cerca de 2 mil millones de dólares, operando 62 aviones, por 27 de Click y 12 de Link.
Cuando se suspendieron las operaciones, el 28 de agosto, en el hangar de mantenimiento de Mexicana quedaron varados 62 aviones y otros, entre propios y arrendados, permanecieron en los hangares de Líneas Aéreas Azteca. Mexicana de Aviación suspendió 85 vuelos, Click 125 y Link 11

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