10 de agosto de 2010

¿QUIEN MANDA EN MÉXICO? FECAL ABRE PUERTAS A NORMAS DE CANADA Y ESTADOS UNIDOS

Puntilla para la industria mexicana. La supeditación a normas estadounidenses:
"Uno de los instrumentos más importantes para el desarrollo industrial y tecnológico de un país es el sistema nacional de metrología, normalización y verificación. En México llevamos 80 años construyéndolo; pero la Secretaria de Economía pretende mermar esos logros de un plumazo, homologando las normas de EU y Canadá con las nacionales, dando un golpe demoledor a la deteriorada industria nacional. Hay que parar ese proyecto insensato.
Estados Unidos, Japón, Alemania y cualquier país que pretende mantener y expandir su sector productivo y crear tecnologías propias refuerzan permanentemente sus sistemas de normalización mediante inversiones y acciones públicas y privadas. En México lo entendimos así hace cinco décadas. En la austeridad presupuestal del régimen de Miguel de la Madrid, logramos fortalecer el sistema nacional para impulsar la producción competitiva y la exportación de productos nacionales. Las exportaciones de frutas y miel, así como de farmacéuticos mexicanos, por ejemplo, no hubieran cristalizado si empresas e ingenieros mexicanos no hubieran participado activamente para modificar las normas internacionales que los países desarrollados habían definido a su favor.
Cuando llegó la apertura acelerada al exterior y más tarde la firma del TLCAN, nuestra capacidad propia hizo posible defender en alguna medida a la industria nacional de la avalancha de importaciones. La creciente participación de productores e ingenieros mexicanos ha sido clave en este proceso, donde todavía es grande el rezago. Algunas empresas de capital nacional exportadoras exitosas -como las farmacéuticas- se han visto obligadas a crear o adquirir empresas en el exterior para superar la falta de reconocimiento de nuestros insuficientes sistemas de verificación y certificación.
Lo que ha detonado sobresaltos es el anuncio de la SE de que pretende publicar -sin consulta previa con industriales nacionales- seis acuerdos que reconocerían las normas que aplican los EU y Canadá como equivalentes para evaluar la seguridad de equipos eléctricos y electrónicos que entran a México.
El argumento es que ello simplificaría importaciones y ahorraría costos a nuestro país. La realidad es que los productores de nuestros vecinos del norte y sus importadores son los que se verían beneficiados; mientras que la industria de capital nacional y la que tiene acuerdos con tecnólogos europeos o asiáticos regidos por estándares convenidos conjuntamente en México, tendrían que cumplir con regímenes distintos y a la larga adaptarse a las normas estadounidenses.
Los laboratorios mexicanos de certificación han pegado el grito en el cielo, y el 28 de julio enviaron una enérgica carta de protesta a Bruno Ferrari. Los industriales mexicanos, particularmente de la Caname y la Canacintra también han mostrado su inconformidad.
Un magnífico discurso de tres cuartillas de Francisco Reed, uno de los grandes expertos en la materia, en el Simposium Latinoamericano de Energía el jueves pasado, precisa muy bien la dimensión del absurdo problema.
El razonamiento de SE es que si un producto ya lo probaron en EU y Canadá, ¿para qué volvemos a probarlo? Visto así, suena lógico. Pero hay algunos 'pequeños problemas':
1) Las normas, los productos y los voltajes en los sistemas eléctricos no son iguales. Las NOM son herramientas del gobierno para asegurar el bienestar de los consumidores en México. El gobierno no puede abdicar esa responsabilidad a favor de compañías privadas extranjeras. Más aún cuando aplicadas en México pueden poner en peligro la salud de los mexicanos.
2) La reducción del costo sería absolutamente marginal: el costo promedio de un certificado es en promedio de diez mil pesos.
3) El supuesto ahorro sería en beneficio del los proveedores extranjeros y los importadores.
4) La facilitación de importaciones iría en contra del empleo (¿no ha bastado con tener una de las economías más abiertas del mundo sin financiamiento adecuado para las empresas, y un peso sobrevaluado?).
5)Sería una cesión gratuita más de México a EU y Canadá a cambio de nada.
6) Estaríamos más expuestos a penetración de productos asiáticos y de otras regiones con falsos certificados, difíciles de detectar y detener.
7) Esta medida desalentaría nuestros esfuerzos en materia de normalización y desarrollo tecnológico nacional, así como los que tenemos que hacer para reconstruir nuestra industria nacional, que en materia eléctrica ha siso muy mermada y dañada en los últimos 25 años.
¿Cuál sería el camino a seguir? Continuar el proceso ya iniciado de armonización de normas con EU, Canadá y otros países de origen -que es algo muy distinto que declararlas equivalentes y dejar que en la práctica se impongan. Tres empresarios mexicanos del sector coincidían en que sus competitivos productos eléctricos, desarrollados con tecnología europea, asiática y mexicana se verían seriamente amenazados a la larga ante el agresivo programa de exportaciones lanzado por Obama la semana pasada.
¿A quien se le ocurren ideas geniales como éstas?
Lo malo es que estamos cediendo cada vez más soberanía por nada -ni siquiera por un plato de lentejas. El caso más claro es la reciente decisión el Instituto Nacional de Migración de aceptar las visas de EU para la internación de ciudadanos de terceros países a México. Por práctica que parezca la medida ante la deficiente burocracia mexicana, ¿se imaginan a EU o Brasil actuando de la misma manera?
Algo en qué pensar en el bicentenario de la Independencia.

Exsubsecretario de Industria. Director del IDSES-Ibero"


¡Es un Honor Estar con Obrador!

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