La plaga aliancista
viernes, 09 de julio de 2010
Abramos el apetito con las declaraciones de Chago Creel quien se manifestó a favor de las alianzas como una forma de, según él, “evitar que regrese el viejo sistema”. Supongo que se refiere al viejo sistema panista el cual en tan sólo ocho años de gobierno han llevado al país a una espiral de violencia, desempleo e inseguridad social que hacen ver los regímenes priístas como un día de campo. Aunque Creel se refería con eso del viejo sistema evidentemente a sus compadres del PRI, es claro que la peste de las alianzas lo ha emocionado a tal grado que cree que será la solución al enorme desastre causado por su correligionario Felipe Calderón.
Otro que no pierde de vista y ya se enjuga las manos antes de tiempo es Marcelo Ebrard quien responde nada más al escuchar el destape de Andrés Manuel López Obrador con un discurso sobre unidad y demás frases que frecuentemente repiten los chuchos del PRD. Lo cierto es que Marcelo, aún con todas sus buenas intenciones de llevar los programas que el D.F. aplica a todo el país, los cuales fueron diseñados e implementados por AMLO, no nos queda duda a muchos que no tiene aún la capacidad ni la congruencia necesaria para ostentar siquiera una candidatura, ni de unidad y ni de alianza con ningún partido político. Tal vez con el PAN, si acaso es demasiado su interés en ser candidato a la fuerza. Pero no se trata de denostar a Marcelo por un interés que alguien de su posición pueda aspirar, es sólo que su tiempo aún no llega y su nombre, aunque conocido en el centro del país, no representa nada para el resto de los estados y comunidades en las que AMLO ha estado presente haciendo llegar, en su propia voz, la terrible realidad de esta nación. Por el bien de sí mismo Ebrard debería, siguiendo la tendencia que parece haber adoptado, moderarse y sumarse a un proyecto de nación el cual inició cuando él, mientras tanto, era perseguido por Vicente Fox a causa de los linchamientos de San Juan Ixtayopan; persecución que ceso cuando AMLO literalmente lo rescató de una muerte política inminente.
La cosa es sencilla. El PAN ansía que Marcelo sea el gallo de esa izquierda que sólo lo es por el nombre pero que comparte más similitudes con la derecha. Marcelo al parecer está siendo mal aconsejado por algunos empresarios y líderes políticos que le prometen todo el apoyo y, dado el momento, todas las facilidades para dar batalla a un PRI que se va unificando cada vez más. Sin embargo Marcelo no toma en cuenta que esas voces que lo hacen candidato son las mismas que han retirado el apoyo a Felipe Calderón; ese empresariado que ha desechado al hombrecillo que pusieron en la silla de Palacio Nacional y que no logró concretar los deseos de los hombres del dinero. Esos mismos hacen lo de siempre: inflar políticos, usarlos y desecharlos una vez que les han dejado de ser útiles.
Si a eso aspira Marcelo pues va por el camino correcto pero debe considerar que, bajo ninguna circunstancia, la verdadera izquierda (esa que no pertenece a ningún partido y la compone la ciudadanía libre) no le permitirá ir más allá de un sueño guajiro.
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Fuente de información, Morf0 - Opinión EMET
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