27 de julio de 2010

Carlos Murillo González: Gobiernos castrados

@ju�rez.com


Gobiernos castrados
Carlos Murillo González
El valiente vive hasta que el cobarde quiere.
Anónimo
¿Cree usted en los vampiros? Esos seres que se alimentan de sangre humana, si lo tomamos simbólicamente, como una alegoría, podemos decir que sí existen y no sólo son personas: también son las empresas e instituciones que se encargan de chupar la energía de la sociedad, como cuando los gobiernos son mal administrados, por ejemplo, y necesitan efectivo para saldar dineros peor manejados, entonces se convierten en gobiernos despóticos, muertos de hambre, que no sólo se alimentan de la sociedad, sino que la depredan sin importarles dejarla en la miseria.
El caso específico del gobierno municipal de Ciudad Juárez, enfocado en la cacería de tráfico vehicular, no tiene la calidad moral para exigir tributo a una ciudadanía harta de tanta violencia. Si el Estado no puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos(as) ¿con qué cara se presenta a cobrar impuestos? La exigencia del tristemente famoso engomado ecológico en sus ya inconstitucionalmente conocidos retenes (donde difícilmente te puedes escapar de una infracción) abona al clima de violencia y fastidia al ciudadano. Si realmente quieren recuperar dinero, cóbrenle el predial al señor Vallina y dejen de estar molestando a la gente. Si realmente les interesa la ecología, sincronicen bien los semáforos, se contamina más con tanta luz roja.
Ya basta de tanta violencia: si no te chinga el delincuente, lo hace el soldado, el pefepo, el cipol, el policía municipal y el agente de tránsito, ¿de qué se trata? Ya se inventaron su guerra, ya nos sumieron en el abandono y el desprestigio, ya ganaron su eleccioncita, ¿ahora qué quieren?, ¿matarnos y que el resto se vaya para quedarse con la ciudad? Paren su ridícula guerra, legalicen la droga y prohíban el alcohol (es tan malo que hasta tiene su ley seca electoral) si lo que quieren es parar esta masacre y obtener dinero vía impuestos y una sociedad más sana. Gobierno de hipócritas, no les importa la gente, sólo el beneficio de ustedes mismos.
No hay guerra contra el narco, no sigamos con el engaño. Esta es una escusa demasiado grave a la cual hay que parar de inmediato. Como es bien sabido, toda guerra es una elucubración política, un pretexto para la obtención de algo. Esta famosa “guerra” es un absurdo de una persona psicológicamente incapacitada para gobernar, sanguinaria y subordinada a intereses particulares y extranjeros. El camino de la “guerra contra el narco” va en función de satisfacer las necesidades (¿y compromisos?) de los Estados Unidos: ellos se quedan con la droga y nos venden las armas, nosotros nos matamos por docenas; final feliz.
Cuando el Estado es el problema. El Estado mexicano es un Estado castrado en sus tres niveles de gobierno. No puede parar la violencia y no quiere además ofrecer alternativas a la militarización; no tiene legitimidad cívica, pues miente o engaña descaradamente; es déspota, pues exige a la sociedad lo que no puede brindar; es cínico: le vale la justicia social y prefiere vender los recursos naturales y aun el propio territorio (como se puede constatar en muchas playas “mexicanas”) a extranjeros.
No se deje. Es necesario hacer frente contra el mal gobierno. Una de las razones por las cuales los gobiernos se hacen despóticos, es por que la sociedad no se organiza. Si nos fijamos, cuando los candidatos hacen sus campañas, se reúnen con sociedad civil organizada: cuadros militantes, sindicatos, gremios, comités de vecinos, etcétera. Por tal razón, cuando ganan, tiene una cargada agenda que cumplir: favores, acuerdos, tratos y así; el problema es que monopolizan el poder y satisfacen sus necesidades y demandas, pero no así los de la sociedad en general. El resultado es una sociedad gobernada por una pequeña y su usted gusta, ridícula, minoría.
El camino electoral está agotado. Cada vez se hace menos posible legitimar elecciones por la escasa participación en las urnas, este es un hecho que seguirá creciendo. Por lo tanto, cada vez es más visible la estructura real de los partidos y los compromisos con empresarios y otros actores sociales, pues se van quedando solos. El problema es qué hacemos quienes ya no confiamos en la clase (estrato) política, que además somos la mayoría.
Sí se puede. La solución va a venir de la sociedad. Es necesario fortalecer las redes sociales y establecer nodos donde sea necesario. En pocas palabras se requiere de organización. Ya los vecinos de Lomas de Poleo y Villas de Salvárcar; las y los chavos del Rezizte y la Kasa de Kultura; ya los grupos feministas, los colectivos gay, las y los estudiantes universitarios; las y los profes del Resssiste, las ong´s católicas y evangélicas, las y los artistas callejeros e independientes…en fin, entre muchas otras más, nos dan los ejemplos de resistencia a seguir.
Pero también falta urgentemente que se sumen las personas agnósticas y ateas, las pacifistas, ecologistas, indigenistas, derechohumanistas, vegetarianas, de familias no tradicionales, libertarios, ácratas, entre tantas otras. Los gobiernos “elegidos” son cada vez más conservadores, retrógradas y fanáticos, por eso es importante hacer frente contra el absurdo pensamiento de derecha que protege al feto, pero no dice nada de las muertes de la “guerra contra el narco”.
visite: http://carmugosociologico.blogspot.com/


Carlos Murillo González
carmugo6699@hotmail.com

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Carlos Murillo González, sociólogo y maestro en ciencias sociales por la UACJ, miembro del Colegio de Sociólogas y Sociólogos de Ciudad Juárez, investigador asistente de El Colegio de Chihuahua y adherente de La Otra Campaña; es autor del Libro La Sociedad Anónima: los factores socieoeconómicos y políticos del abstencionismo en el municipio de Juárez, entre otros escritos. Su experiencia abarca la docencia, la investigación, la asesoría, el activismo y la música


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