Elba Esther, reloaded
CarlosOrnelas
Ella festejó su regreso con un mensaje claro: “No se confundan, aquí hay liderazgo, un mando fuerte y firme. Tenemos SNTE para mucho tiempo”. Parece que la señora Gordillo ya superó su desconsuelo, la muerte de su señora madre y la enfermedad grave de una de sus hijas.
“Póngase todo el mundo a temblar. Elba Esther Gordillo está de regreso”. Esa parecía ser la consigna que los fieles de ella coreaban en la fiesta de su cumpleaños, hace menos de dos semanas. Aunque su reaparición oficial fue el miércoles 10, en Pachuca, Hidalgo, para festejar las plazas que la SEP y la Secretaría de Educación Pública de ese estado concedieron a sus allegados, sin que mediara concurso de oposición (uno de los aspectos más publicitados de la Alianza por la Calidad de la Educación). Que así sucediera, fue un triunfo para ella y su apéndice en esa entidad, Mirna García López, que habían presionado para lograr esa transa. Allí también se selló el pacto electoral entre el PRI y el partido de la señora Gordillo, el Panal.
Aquella fue su presentación en público. Quienes participaron en el acto la vieron rejuvenecida y de buen ánimo. Su retiro temporal había terminado. Días después, durante el agasajo de su cumpleaños, rebosaba felicidad; se le vio (y se le sintió) fuerte y agresiva; ya enterró la figura cansada y lerda de sus últimas apariciones de 2009 (cuando lo de la influencia “HL NL”, por ejemplo).
En el mero centro de su camarilla ampliada: el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, los secretarios generales de las más de 50 secciones afines a su corriente y otras personalidades del sindicato, amigos cercanos y familiares, ella festejó su regreso con un mensaje claro: “No se confundan, aquí hay liderazgo, un mando fuerte y firme. Tenemos SNTE para mucho tiempo”. El marco fue la casona donde se reunía aquel famoso Grupo San Ángel.
Parece que la señora Gordillo ya superó su desconsuelo, la muerte de su señora madre y la enfermedad grave de una de sus hijas.
También se le notó con una nueva voz sin el siseo que la caracterizó en los dos últimos años, que tal vez se deba a un trabajo de rehabilitación bucal y reforzamiento de su dentadura. Además de un nuevo tratamiento de cirugía estética.
Lo más relevante de su retorno, sin embargo, no fueron esos asuntos de color, sólo para el anecdotario. Lo importante de esa fiesta fue el discurso político de la lideresa, que extrañó a no pocos de los asistentes. Y su labia fue cristalina. Palabras más, palabras menos, Elba Esther Gordillo aseveró que la alianza con “El Inepto” quedaba rota; habló de traiciones y torpezas en la instrumentación de la ACE, y en los pocos resultados que ella le ve. También comentó de los logros que se aproximaban, en especial por la designación de su protegido, Rafael Moreno Valle (que al día siguiente fue ungido candidato del PAN a la gubernatura de Puebla), y de alianzas futuras con el PRI en otros estados.
Proveyó la imagen de que ella va en caballo de hacienda, mientras que las monturas de sus aliados son de categoría inferior.
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