La columna de Aguayo: ¿Y el programa?
Para la maestra Chela Tapia, por sus 60 años educando "bartolomitas".
El rechazo tan amplio a las alianzas entre el PAN y el PRD se origina porque sus impulsores se olvidan de la historia y el método.
¿Han servido de algo las alianzas entre la izquierda y la derecha? Karla Garduño Morán publicó en la sección Enfoque de Reforma ("Alianzas sin proyecto", 7 de febrero de 2010) un amplio reportaje sobre las alianzas entre el PAN y las izquierdas y concluyó: "buscaron juntos 10 gubernaturas; ganaron tres, pero sus gobiernos fueron fallidos". La valoración difiere si se las evalúa con la perspectiva de la transición. La colaboración entre el PAN y las izquierdas tiene etapas. La primera va de 1986 a 1999. Nunca hubo un pacto formal, fue un entendimiento flexible para defender el voto, una causa que al trascender ideologías permitió la formación de un bloque democrático que combatió al autoritarismo encarnado en el PRI.
El éxito pudo medirse en reformas electorales y triunfos en municipios y estados. El ambiente era tan propicio que negociaron, en el verano-otoño de 1999, una candidatura común a la Presidencia. Aunque el intento por emular la Concertación chilena fracasó por la pequeñez de personajes como Diego Fernández de Cevallos, el mago del oportunismo, Vicente Fox lo utilizó para legitimarse y justificar aquella petición del voto útil. Le funcionó. Según los cálculos de Alejandro Moreno, Fox recibió en el 2000 un millón 880 mil votos de la izquierda; por su parte, Ana Laura Magaloni y Alejandro Poiré estiman en 3 millones el caudal de sufragios (cifras calculadas con base en porcentajes citados en El votante mexicano, 2003). Si recordamos que Fox triunfó por 2 millones 412 mil votos, puede decirse que al entendimiento entre la izquierda y la derecha debemos la alternancia partidista.
¡Es un Honor Estar con Obrador!
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