3 de enero de 2010

Israel es quien gobierna en Estados Unidos

Israel es quien gobierna en Estados Unidos:
La víspera de Navidad, el New York Times se puso a batir tambores de guerra. “Sólo hay una forma de parar a Irán”, declaraba Alan J. Kuperman, y “es mediante ataques aéreos del ejército contra sus instalaciones nucleares”.

Suele designarse a Kuperman como “director del Programa para la Prevención de la Proliferación Nuclear”, pero su llamamiento a la guerra en la víspera de Navidad se basaba en la desinformación y en las contradicciones, no en un análisis académicamente objetivo.

Por ejemplo, afirmando que Irán tiene un programa de armas nucleares, Kuperman contradice el unánime informe elaborado por dieciséis agencias de inteligencia de EEUU, los informes de la Agencia Internacional para la Energía Atómica y los de la inteligencia rusa. Sorprende mucho que a Kuperman no se le ocurra que los lectores pueden preguntarse como un burócrata académico de Austin, Texas, tiene mejor información que todas esas autoridades juntas.

Kuperman está tan empeñado en condenar el plan del Presidente Obama de hacer que otros países enriquezcan el uranio de Irán para su programa de energía nuclear e isótopos médicos, que comete increíbles errores garrafales. Después de afirmar que Irán tiene un “programa para la bomba”, Kuperman proclama que “el uranio de Irán contiene impurezas” y que la amenaza de Ahmadineyad “de enriquecer uranio a nivel doméstico hasta el nivel del 20%... es un farol, porque aunque Irán pudiera enriquecer más aún su impuro uranio, carece de capacidad para fabricar el uranio para los elementos del fuel”.

¿En qué estaba pensando el editor de de opinión del New York Times cuando aprobó el texto de Kuperman? Irán, escribe Kuperman, necesita “un 90% de uranio enriquecido” para tener el material necesario para el armamento, pero no puede llegar al 20%, ni siquiera fabricar elementos de fuel para su energía nuclear. Entonces, ¿cómo es que Irán va a poder fabricar una bomba? Sin embargo, Kuperman escribe que “hemos llegado a un punto donde los ataques aéreos son la única opción plausible con alguna posibilidad de impedir que Irán adquiera armas nucleares. ¡Cuanto antes actúe EEUU, mejor!".

No podía dejarse más claro que, al igual que en la invasión estadounidense de Iraq, un ataque militar contra Irán no tiene nada que ver con armas de destrucción masiva. Las “armas nucleares iraníes” son tan solo otro bulo más detrás del que se esconde una agenda que se pretende ocultar.

A uno le surgen muchos interrogantes acerca de las credenciales del interés de Kuperman por impedir la proliferación nuclear. ¿Cómo es que un ataque sin sentido contra un país va a impedir la proliferación? ¿Acaso las amenazas intimidatorias y actos belicistas de EEUU no están animando a los países a buscar armas nucleares?

Estados Unidos, al finalizar la primera década del siglo XXI, tiene varias guerras en marcha: en Iraq, donde la antigua comunidad cristiano-caldea ha sido destruida –no por Saddam Hussein sino por la ilegal invasión de Iraq de los neocon estadounidenses-, en Afganistán, en Pakistán, en Yemen y en Sudán. EEUU inició también una guerra, que perdió, entre su gobernante-títere en la ex provincia soviética de Georgia y Rusia.
EEUU, el mayor promotor del mundo del terrorismo, es el principal financiero de los grupos terroristas que organizan ataques desde el interior de Irán. Fueron el dinero, las armas y la cobertura diplomática estadounidenses los que posibilitaron los crímenes de guerra israelíes contra el pueblo libanés durante 2006 y contra los civiles palestinos en Gaza durante 2008-2009, crímenes documentados por el Informe Goldstone.
Irán no ha interferido nunca en los asuntos internos estadounidenses, pero EEUU sí tiene una larga experiencia de intromisión en los asuntos iraníes. En 1953, EEUU derrocó al popular primer ministro de Irán, Mohammed Mossadeq, instalando allí un títere que se dedicó a torturar a los iraníes que deseaban una independencia política.

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