10 de noviembre de 2009

DERECHA SALVADOREÑA Y APOYADA POR GRINGOS ES QUIEN ASESINO A SALVADOR ROMERO. OTROMUNDOESPOSIBLE

"Casi tres decenios más tarde, otros muros caen. El viernes, el Estado salvadoreño, presidido por Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), aceptó al fin su responsabilidad en el artero asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdaméz, un verdadero cristiano comprometido con la lucha de los oprimidos, el 24 de marzo de 1980, un año que también es recordado en la historia por el triunfo de las revoluciones en Nicaragua e Irán. La decisión del gobierno de Funes, elegido el 15 de marzo, fue anunciada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA por David Morales, director para esa área de la cancillería, al manifestar que reconoce su autoridad y el carácter vinculante de las conclusiones y recomendaciones que presentó en 2000, al culpar al Estado por el homicidio de Romero, arzobispo de San Salvador. El gesto, afirmó Alejandra Nuño, titular del programa para Mesoamérica del no gubernamental Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), 'contrastó con la negativa a aceptar cualquier responsabilidad' que habían expresado desde 1992, al concluir la guerra civil, los antecesores de Funes -Alfredo Cristiani, Armando Calderón, Francisco Flores y Antonio Saca-, todos salidos de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), es decir, la misma banda de apátridas y genocidas que mató a Romero. En Washington, sede del Cejil, Nuño añadió que la decisión 'representa un cambio histórico' y es un primer paso para avanzar en la reparación del daño. Su investigación corresponderá a la fiscalía salvadoreña, una vez que la Asamblea Legislativa, como recomendó la CIDH, anule la Ley de Amnistía de 1993, 'que cerró las puertas a la reapertura de las pesquisas y dejó en la impunidad las violaciones a los derechos de Romero' y de unas 75 mil personas masacradas por los areneros con el pretexto de la 'amenaza comunista'. Antitésis Antitésis de los curas pederastas y sus protectores de México y el Vaticano, Romero, nacido en 1917 en Ciudad Barrios, no tardó en romper con la sanguinaria oligarquía de las 14 familias al asumir el arzobispado en 1977. Candidato al Nobel de la Paz dos años después, cuando tomó el poder la junta cívico militar que precipitó el conflicto, pidió a James Carter el fin de la ayuda bélica norteamericana, lo que rechazó el mandatario 'democráta', al argumentar que El Salvador podía convertirse en 'otra Nicaragua'. Muy pronto, 50 sacerdotes cercanos a la Teología de la Liberación resultaron asesinados o amenazados. El 23 de marzo de 1980, en su sermón, Romero demandó a la tropa obedecer los mandamientos y cesar la represión; al día siguiente, mientras oficiaba misa en la catedral capitalina, fue acribillado y su sangre se derramó sobre el vino de consagrar. Naciones Unidas determinó que el crimen fue perpetrado por los escuadrones de la muerte, entrenados en Estados Unidos, a las órdenes de Roberto D'Aubuisson, alcohólico fundador de Arena. Todavía el año pasado, Saca y los herederos políticos del monstruo ultraderechista seguían clamando que acatar las resoluciones de la CIDH obstaculizaría el proceso de beatificación de Romero, estancado desde el arribo del exnazi Benedicto XVI al Vaticano."












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