"Luis K'Fong Fierro
Para entender lo del SME: ver Juaritos
12 de octubre de 2009
Luis K'Fong
L o que acaba de hacer el gobierno federal ya se había ensayado en Juárez. No me lo crea todavía, espérese a que le plantee el innegable paralelo:
Cuando un grupo de compañeras trabajadoras decidían resistir organizadamente la infame explotación que se realiza en las manufacturas de esa sufrida frontera, se hacía de todo para pararlas, despidos selectivos, amenazas, cambios y redobles en el ritmo de trabajo o los horarios; persecución jurídica, compra de voluntades, acuerdos con la mafia que tomaba la forma de las centrales charras y cuanta ocurrencia sucia se les venía a la cabeza.
Pero si todo esto no funcionaba, se cortaba por lo sano: se quebraba la empresa—en realidad sólo el parapeto, porque los patrones seguían tan campantes explotando gente con otras razones sociales—, se contrataban peritos en derecho o contabilidad, se calculaban los derechos laborales de las agredidas y se les liquidaba, al cien o más por ciento si era necesario.
Luego, como si la marrana, se volvía a abrir el explotadero, se publicaban avisos y se contrataban nuevos brazos forzados, total, de éstos sobran casi siempre.
El punto aquí, no era si la ganancia se veía mermada, si la producción se detendría y la satisfacción de los clientes quedaba o no burlada, ni siquiera si la función social de la empresa —según esto, dar empleo— fracasaba palmariamente; sino establecer un antecedente en una guerra sorda de posiciones: no permitiremos la organización y menos la independiente y democrática.
La maniobra, por supuesto, tenía costos. Pero ante la desarticulación casi lastimosa de la clase trabajadora en aquel ingrato Juaritos de los ochentas —noventas y a la fecha— los hacía mínimos. Por otro lado, la patronal no los sufría, con ese privilegio que goza en este sistema, simplemente se los pasaba al estado y, como le gusta decir a cada rato a Calderón, a costa de todos los ciudadanos.
Ciertamente que ahora habría más desempleo, que las cuentas de INFONAVIT e IMSS de las afectadas quedarían péndulas; que el mercado de consumo de alimentos y vestido se vería mermado y que, aunque todavía insignificante, comenzaría a germinar un descontento sordo, como la guerra librada, pero fatal como la percusión de proyectiles de armas de fuego —largas o cortas, como ahora leemos cotidianamente en todos los periódicos que se nos volvieron amarillistas y una sola página roja.
Pero ésas son broncas sociales, públicas, y desde la perspectiva de la empresa no tienen que ver con ellos, para eso hay oportunidades, cáritas y véritas…
La jugada está hecha. Lo que era un problema que surgió, se desarrolló y estalló en el ámbito privado, ahora es de toda la población y como somos tantos, pues pronto se diluirá y casi casi se resolverá… a no ser por el sufrimiento y frustración de algunos cientos de trabajadoras.
Pero hasta ahí la analogía con lo sucedido el sábado con la compañía de Luz y Fuerza del Centro y su sindicato el SME.
El caso es que LyFC no es una maquila y los dueños no son particulares. Es una paraestatal expropiada para que resuelva un problema social, para que dé un servicio que si se dejara al libre juego del mercado, es posible que no se pudiera ofrecer —o cuando menos no en las condiciones que requiere la acumulación capitalista—. En otras palabras, LyFC, así como la CFE, PEMEX y otras paraestatales, no fueron ideadas con el fin de obtener ganancias, como las maquilas. Y, por tanto, no tienen por qué responder a esa lógica.
Así, toda la argumentación que el domingo 11 de octubre le oímos a Gómez Mont y Carstens simplemente carece de sentido. Nada más voy a ocuparme de uno, para que valga de muestra.
Si LyFC era ineficiente, lo lógico era reconvertirla, modernizarla, invertirle, pero no rendirse y liquidarla como lo hicieron…
A menos de que, como en la maquila, no se tratara de la producción, la ganancia o la acumulación, sino de deshacerse del SME.
Ah, pero ahora la maniobra no funciona, o no del todo. El problema desde un principio fue social y, al liquidar, al dejar a 45 mil desocupados más en la calle, al agredir el derecho de organización independiente, al golpear a un sindicato símbolo de cierta capacidad de respuesta, forman otro problema social, tal vez más grave que el que según ellos resuelven. La bronca que supuestamente tenía la sociedad en una de sus empresas, se la pasan a la sociedad por otro vertedero, el del desempleo y la desarticulación.
Se me figura como si alguien viendo que en una bolsa del pantalón trae demasiadas monedas, quiere aliviarla; mete la mano, traslada las monedas a la otra bolsa y, en el camino, pierde gran parte de ellas, pues entre los dedos se le escapan.
¿Cuál es el sentido exacto, entonces, de la maniobra, si para quitarle un problema a los ciudadanos, se les crea otro, tal vez de mayor envergadura?
Muy sencillo: hay de mexicanos a mexicanos. Efectivamente, se trata de alivianar a unos, cargándole los costos a otros. Los aliviados van a ser los funcionarios, poderosos, privilegiados y corifeos; en una palabra, todos los que ahora aplauden el decretazo que ya le dicen. Los que deben pagar los costos son los otros, los trabajadores, sus aliados y quienes dependen de estos trabajadores; en síntesis, las y los de abajo otra vez.
Pero falta lo que digan y hagan éstas y éstos."
¡Es un Honor Estar con Obrador!
13 de octubre de 2009
La gota:Para entender lo del SME: ver Juaritos
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
#Dontriananews gracias por escribirnos