22 de mayo de 2009

¿SUMAR PARAMILITARES PRIVADOS AL EJÉR...


¿SUMAR
PARAMILITARES PRIVADOS AL EJÉRCITO EN LAS CALLES?


Pedro
Echeverría V.


1. Las
organizaciones sociales, los dirigentes campesinos, obreros, populares, así como
los luchadores izquierdistas, tienen que preocuparse, con mucha seriedad, ante
el incremento de organismos militares y civiles de represión en México. No
solamente el ejército ha ocupado las calles en decenas de estados de la
República “persiguiendo el narcotráfico”, sino que además se han estado
aprobando leyes que legitiman el cateo de domicilios sin una orden, la
intervención de teléfonos privados y la prohibición de manifestaciones
callejeras de protesta. Sumando a lo anterior se han comenzado a recibir apoyos
de los EEUU por el llamado Plan México y a cerrar las fronteras del norte y del
sur del país para evitar que “terroristas” entren a ese
país.


2. Hoy los medios informativos han publicado
que el presidente ilegítimo Felipe Calderón se ha negado a suscribir la
Convención Internacional contra el reclutamiento, utilización, financiación y
entrenamiento de mercenarios, porque el mandatario panista es el principal
promotor de la contratación de servicios de seguridad privada, formada por ex
militares extranjeros. “Calderón abre las puertas para que compañías militares
privadas operen en el país. Viola la soberanía nacional, pone en riesgo la
seguridad y al Ejército Mexicano, y con el pretexto del combate al crimen
organizado permite la conformación de grupos paramilitares con la anuencia y
protección de la administración pública federal”, expuso en la Cámara el
diputado Suárez del Real de la oposición.


3.
Según datos publicados en La Jornada, la fuerza privada, armada y entrenada,
corresponde a 10 por ciento del Ejército Mexicano y  más de 50 por ciento
de la Policía Federal Preventiva. En México, según los datos proporcionados por
el propio gobierno federal, existen 2 mil 20 empresas privadas, 475 con
autorización federal y otras mil 545 con autorización de los gobiernos locales.
Su fuerza operativa total alcanza los 21 mil 525 elementos. Sin embargo, las más
peligrosas, son las organizaciones políticas y paramilitares que funcionan “al
margen de la ley” y responden a poderosos grupos de poder tal como sucede en
Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Veracruz donde han provocado asesinatos de gente
civil; los han denunciado como asesinos al servicio del
poder.


4. En el combativo estado de Oaxaca, según se
ha denunciado, al amparo del ex secretario
general de gobierno, Franco Vargas, el presidente municipal de Santa Cruz
Amilpas, armó un grupo paramilitar a su servicio, para mantener en su poder el
predio donde se ubican las bodegas del periódico NOTICIAS, Voz e Imagen de
Oaxaca, para atacar a los integrantes de la Asamblea Popular del Pueblo de
Oaxaca (APPO) y agredir a periodistas. El equipo de sicarios cuenta con armas de
fuego de uso exclusivo del Ejército, drogas y vehículos que les proporciona
Franco Vargas, el dirigente estatal de la CROC, Aguilar Robles a través de su
lacayo Juan Luis Martínez, y un narcotraficante de la zona identificado como "El
Loco". Sigue la denuncia, además de la preocupación.


5. Además, según publicó Proceso en 2005, más de12 mil campesinos conforman
un cuerpo armado de “fuerzas o guardias rurales” que se distribuyen en 21
estados de la República seleccionados por el ejército nacional por ser puntos de
rebeldía o conflicto; el objetivo de esos cuerpos armados de campesinos (que al
parecer existieron desde mediados del siglo XIX y fueron creados por el mismo
Benito Juárez), es el de vigilar y comunicar sobre movimientos de insurrección
y, al mismo tiempo, el de intimidar a los pueblos humildes de campesinos e
indígenas para que no se atrevan a insurreccionarse. Esta es, sin duda, una
situación de amenaza y provocación que ha instrumentado el gobierno buscando
“garantizar las condiciones de gobernabilidad”..


6. Mientras tanto el ejército federal “enfrenta” a los llamados Zetas (el
ejército de los narcotraficantes) que cuando pertenecieron al ejército federal
se capacitaron en la Escuela de las Américas cuyo objeto aparente era entrenar a
los mejores oficiales mexicanos para combatir la contrainsurgencia y narcotráfico. Pero pasado un tiempo un
número creciente de ellos pasó de combatir el narcotráfico a formar parte de una
red propia de narcotráfico que competía con otras organizaciones existentes. Se
dieron de alta en el ejército federal en 1992 y cinco años después, bien
entrenados por militares y paramilitares israelíes, desertaron y se llevaron a
algunos integrantes del 70° batallón de Infantería, del 15° regimiento de
caballería motorizada y de los fusileros paracaidistas.


7. Carlos Fazio, uno de los más
destacados analistas en cuestiones militares, escribió en La Jornada en 2003
sobre Colombia acerca de los planes del Pentágono yanqui, el Plan Colombia y los
fondos millonarios de la Defensa y del Congreso estadounidenses. Dijo –como si
hablara del Plan México- que esos planes comprenden la formación -bajo asesoría
estadounidense y de empresas de “contratistas”- de nuevos batallones
contrainsurgentes de elite en zonas bajo control de la guerrilla o de
importancia geo económica previstas para el desarrollo de megaproyectos de
capital multinacional (explotación petrolera, hidroeléctricas, canal
interoceánico, agro industrias); la reestructuración del estamento castrense en
áreas de planeación, logística, entrenamiento, doctrina, estrategia,
inteligencia, reclutamiento y técnicas de interrogatorio.


8. Es indudable que el gobierno de Calderón, al ordenar la salida del
ejército de sus cuarteles y aprobar la organización privada de paramilitares,
cuenta con asesoría de los EEUU. El gobierno de Obama, así como en su tiempo el
de Bush o Clinton, no puede dejar de intervenir para ayudar a un gobierno vecino
que le ha abierto las puertas del país y está dispuesto a aceptar su dirección.
México, además de traspatio yanqui, es país clave para garantizar la seguridad
económica y militar del vecino del Norte, por eso la asesoría militar es
obligatoria. Estamos caminando la mismísima ruta que los EEUU trazaron en el
Plan Colombia hace nueve años que consistió en pretextar el combate al
narcotráfico para luego convertirlo en combate contra las FARC y los grupos
radicalizados de izquierda.


pedroe@cablered.net.mx


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