Guerra bacteriologica: ¿El 11 de septiembre a la Mexicana?: "Si el virus es curable cuando se trata a tiempo y los números de convalecientes aún son tan bajos, ¿por qué tanta desmesura a la hora de aplicar medidas de contención y control sanitario? Al parecer podría haber gente muy interesada en desviar la atención de la opinión pública mexicana –y mundial- en otra dirección.
El 11 de septiembre de 2001, el ataque a las Torres Gemelas y el Pentágono sirvieron de pretexto al complejo militar-industrial estadounidense para retomar la agenda belicista a escala global y crear un nuevo enemigo: el terrorismo. A través del miedo y la constante amenaza, la superestructura del Imperio buscaba la desmovilización de las masas dentro del país y así extinguir la ola de descontento popular debido al fraude electoral de 2000, en el cual George W. Bush fue impuesto como nuevo Jefe de Estado. Más tarde, arribarían las cartas con “ántrax” y la paranoia se triplicaba. Después de 8 años de aquellos acontecimientos, hoy queda más patente la farsa del 11-S y su utilización como trampolín para desatar una conflagración a escala planetaria, con el objetivo de posicionar a Estados Unidos como el “gendarme mundial” y apoderarse de los recursos energéticos del orbe.
En el contexto mexicano, hay muchos puntos en común con lo antes descrito. Como George W. Bush, Felipe Calderón, actual Presidente de la República, es fruto de otro fraude electoral y, al igual que el ex inquilino de la Maison Blanche, enfrenta un enconado rechazo de las grandes mayorías de la nación que no lo asumen como legítimo. Aunado a esto, la precaria situación económica y social de México, en la actualidad, y el constante acoso de los carteles de la droga hacia el Estado burgués y sus instituciones, hacen de Calderón el mandatario azteca más débil de toda la Historia.
Ante un creciente clima de adversidad y resistencia popular, la militarización del país es más que evidente y va encaminada a la intimidación y atomización de la población civil, más que a la lucha contra el tráfico de drogas y la delincuencia.
El sorpresivo brote de influenza AH1N1 en Ciudad de México y otras grandes urbes del país, ha reforzado la figura presidencial y ha ampliado los poderes extraordinarios del Ejecutivo, de la noche a la mañana. Casualmente, una de las primeras disposiciones del Gobierno fue prohibir cualquiera concentración o reunión de personas y todo espectáculo público. El sembrar el “pánico de baja intensidad” entre la gente, a través de un discurso oficial enrevesado y a veces hasta confuso, es el mejor método para confiscarle a la ciudadanía sus derechos sin que ésta caiga cuenta. El virus “desconocido” y “mortal”, es más efectivo que un Bin Laden o un Pearl Harbor; México no es una potencia imperialista y no se ha ganado el odio “gratuito” de terroristas extranjeros con un Corán debajo del brazo. Otro debe ser el libreto.
A pesar de que se ha admitido la efectividad de antivirales manufacturados por la Roche y la Glaxo Smith Kline, en el tratamiento de la influenza AH1N1 en humanos, las autoridades gubernamentales tienden a intensificar las acciones para impedir el libre tránsito de los mexicanos y la conculcación de derechos como la educación, el trabajo y el libre esparcimiento. Igualmente, lo que hemos denominado como “pánico de baja intensidad” se desliza de frases burocráticas muy ambiguas como: “El virus es curable si se atiende a tiempo y hay medicamentos para combatirlo, pero les recomendamos no salir de sus casas. Mantengan la calma (¿?)”. Palabras más, palabras menos. ¿Por qué? ¿Quiénes se benefician de tanto amarillismo y alienación?"
!Es un Honor Estar con Obrador¡
6 de mayo de 2009
Guerra bacteriologica: ¿El 11 de septiembre a la Mexicana?
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