10 de octubre de 2006

¿PORQUE TODOS QUIEREN LA CABEZA DE ULISES RUIZ?

TRAIDO DE EME-EQUIS:

Por Beatriz del Castillo
Especial de E-Oaxaca para emeequis

Oaxaca, Oax.– Si para llegar a gobernador Ulises Ruiz hizo durante veinte años todo lo que las reglas del viejo régimen obligaban a cualquier político priista, ahora, en sólo 21 meses, el mandatario oaxaqueño se ha esmerado en sumar todo lo necesario para que miles de ciudadanos exijan su salida del Palacio de Gobierno.
Su historia está ahí y basta con revisarla para entender por qué ha unificado a Oaxaca en su contra. Para saber por qué un conflicto que se inició con una demanda de retabulación salarial ha terminado por colocar a la cabeza del problema a este mixteco, nacido el 9 de abril de 1958 en Chalcotongo, y a quien sus padres llamaron Ulises, sin imaginar que 48 años después, retando a los clásicos, protagonizaría su propia odisea y llevaría a los oaxaqueños a la tragedia.
Afiliado al PRI desde muy joven, este mixteco supo desde siempre que su carrera iría en ascenso si se colocaba a la sombra de los hombres fuertes de su partido. Y así lo hizo. De escalón en escalón llegó a clocarse como el hombre de todas las confianzas del ex gobernador José Murat Kasab, quien lo convirtió en diputado local por el XII distrito, secretario de Organización del PRI en Oaxaca, diputado federal, secretario general del tricolor oaxaqueño y senador.
En todo ese tiempo, Ulises Ruiz fue ganando fama en su estado de ser un político con atributos muy especiales: “alquimista electoral”, se le decía en los tiempos en que de la nada aparecían votos para el PRI en las urnas.
Gracias a ello fue que en muy poco tiempo logró el cobijo de otro personaje que terminaría por darle el último empujón hacia la gubernatura: Roberto Madrazo Pintado, a quien le prestó importantes servicios para que Oaxaca fuera la entidad que mayor número de votos le dio al tabasqueño para llegar a la dirigencia nacional del PRI. Votos que el equipo de Beatriz Paredes llegó a calificar de “cochinero” y a Ulises, de ser el principal operador de tal “suciedad”.
A pesar de estar palomeado por ambos priistas, la contienda interna en el tricolor fue ríspida, pues compitió contra el entonces presidente del Tribunal de Justicia, Raúl Bolaños, y contra el presidente de la Gran Comisión del Congreso local, Juan Díaz Pimentel. Dos de los muchos enemigos que ha ganado en el estado durante su carrera política.
Ya con la candidatura, no le bastó el respaldo gubernamental que le dio Murat durante su campaña; también echó mano de las mismas habilidades que en su momento le ofreció a Roberto Madrazo Pintado para ganar la dirigencia nacional del PRI y luego la gubernatura de Tabasco a Andrés Manuel López Obrador.
Marcado con la acusación de “mapache electoral”, el sello de Ulises Ruiz dejó su marca en el proceso electoral que lo llevó a la gubernatura.
El día de la jornada electoral el sistema se cayó tres veces, con lo que logró el triunfo sobre el favorito en las encuestas para ganar la elección, Gabino Cué Monteagudo, que encabezaba la Coalición Todos Somos Oaxaca, integrada por el partido Convergencia, el PRD y el PAN.
Y desde entonces, Ulises ha hecho todo para unir a Oaxaca en contra suya.
De entrada en el gobierno, Ulises pretendió encarcelar a su principal contendiente en la elección, Gabino Cué, mediante acusaciones de malversación de fondos que nunca pudieron ser probadas. Su presión logró, sin embargo, que Cué fuera proscrito de Oaxaca.
Dueño del poder en la entidad, se embarcó enseguida en el intento de destrucción del diario Noticias: primero, con maniobras para destruir todos los puestos de periódicos en los que se vendía el diario, luego con la cancelación de toda publicidad oficial y al final, con una huelga inventada por un grupo de “trabajadores” cetemistas que nada tenían que ver con el periódico, pero a los que se les dio todo el apoyo para que mantuviera sitiado y secuestrado al diario durante semanas.
Y lo logró a base de golpeadores, amenazas y violentos actos de despojo de instalaciones.
Embarcado en la idea de hacer “del turismo y la cultura los pilares para el desarrollo de Oaxaca”, Ulises Ruiz abriría un nuevo flanco de confrontación con la sociedad oaxaqueña, cuando echó a caminar su idea de darle un rostro nuevo a la capital.
Laureles centenarios y majestuosas palmeras que le daban identidad a la capital fueron arrasadas en la modificación del zócalo de la ciudad, al tiempo en que hacía del Palacio de Gobierno un museo que terminaría por ser un elefante blanco y al cual ya no podrían asistir, como era tradición, los indígenas a plantear sus recurrentes demandas.
Y sin mayores consultas ciudadanas o con especialistas inició la remodelación de obras como la fuente de las Siete Regiones y la ampliación de la carretera al cerro del Fortín.
Mientras eso ocurría en la capital, en distintos municipios y pueblos del estado comenzaban a crecer las denuncias por abuso de autoridad, falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos y agresiones contra inconformes.
Una de ellas, traducida en queja ante la comisión de Derechos Humanos, relata que el 15 de enero de 2005 –a un mes y medio de asumir el cargo–, dos patrullas de la Policía Preventiva del estado de Oaxaca abrieron fuego contra un grupo de 80 indígenas de la comunidad de Santiago Xanica, resultando gravemente heridos Abraham Ramírez Vázquez, Juventino y Noel García Cruz, quienes fueron detenidos y a quienes se acusó de emboscar a elementos de esa corporación y dar muerte a uno. Al momento de detener a los indígenas zapotecos no se les informó el motivo y se les negó el derecho a un traductor.
La Coordinadora Oaxaqueña Magonista Popular Antineoliberal fue la encargada de divulgar este abuso, lo que le valió que sus oficinas fueran cateadas por agentes de la Policía Ministerial, quienes entraron a su sede sin tener orden alguna y ahí retuvieron ilegalmente a Carlos Cruz Mozo y Gilberto Canceco Carmona.
La CNDH le recomendó al gobernador “se inicie el procedimiento administrativo y la averiguación previa correspondientes, en contra de los agentes de la Policía Ministerial que se introdujeron sin contar con orden de cateo a las instalaciones de la Coordinadora Oaxaqueña Magonista Popular Antineoliberal, y que retuvieron ilegalmente a los señores Carlos Cruz Mozo y Gilberto Canceco Carmona, así como para que precise a los agentes de la Policía Ministerial su obligación de observar el respeto a los Derechos Humanos y se les impartan cursos en la materia”.
La segunda recomendación se hizo por las omisiones cometidas por la Procuraduría General de Justicia y la Dirección General de Seguridad Pública del Estado de Oaxaca en relación con el caso del periódico Noticias, cuyas bodegas fueron invadidas, mientras se suponía que estaban en resguardo de dicha autoridad.
“Asimismo, se observó que la autoridad ministerial omitió motivar y fundar la orden de resguardo del inmueble, el cual entregó parcialmente al quejoso, no existiendo las garantías de seguridad para ello, toda vez que el resto del inmueble a la fecha sigue invadido, circunstancias que ponen en riesgo hacer uso de dichas bodegas (…) ante la actitud violenta de los despojantes”.
“Esta Comisión Nacional emitió la Recomendación 13/2005, misma que dirigió al gobernador constitucional del estado de Oaxaca, solicitando que se tomaran las acciones necesarias para garantizar plenamente la posesión y uso de las bodegas; que se tomen, a la brevedad, las medidas jurídicas para preservar los derechos del quejoso (…) y que realice la investigación administrativa correspondiente, por estas omisiones y por la demora de remitir de manera parcial la información y documentación solicitada”.
Pero nada ocurrió. Hasta que apareció el conflicto magisterial, con una demanda que en estricto sentido le correspondía atender al gobierno federal: retabulación salarial para los maestros del estado.
Pero Ulises tomó el asunto en sus manos y lo quiso resolver al mismo estilo que pretendió silenciar al diario Noticias.
La APPO nació a raíz del intento de desalojó del movimiento magisterial el 14 de junio. Aquella madrugada, el entonces secretario local de Gobernación, Jorge Franco Vargas, ya contaba con la instrucción del gobernador: un operativo por aire y tierra para desalojar a los cientos de maestros que permanecían en el zócalo de la capital estatal.
Un helicóptero y al menos mil 500 efectivos tenían la titánica labor de desalojar a más de 30 mil maestros que permanecían en el plantón y que ocupaban 54 calles del Centro Histórico.
El uso de gas lacrimógeno logró dispersar a los maestros, quedando apenas unos cientos para defender el zócalo. Entonces llegaron los refuerzos. Los jóvenes activistas de las organizaciones sociales dieron un segundo aire a los profesores y se logró repeler al ataque. Estos muchachos fueron los encargados de tomar por asalto varios camiones del transporte urbano para formar barricadas en las calles e impedir el avance de los cuerpos policiacos, cuando intentaban recuperar la plaza.
Los manifestantes rebasaron a la policía, que después de casi siete horas de batalla aceptó su derrota y se retiró del lugar. Pero la herida estaba abierta y de ella nació la APPO.
Y de ella, la demanda que hoy unifica a los oaxaqueños: que renuncie Ulises.
Es justamente este estrecho lazo el que impide al magisterio deslindarse de la Asamblea Popular, escenario que el gobernador Ulises Ruiz y ahora la Secretaria de Gobernación anhelan, pues consideran la postura de la APPO radical e inconciliable.
Aunque han tenido diferencias, la asamblea y el magisterio se mantienen unidos. Ambos decidieron no asistir a la mesa de negociación a la que convocó la Segob el pasado miércoles con representantes de otros sectores de Oaxaca y juntas pidieron una cita para el jueves con el secretario Carlos Abascal.
Juntos, magisterio y APPO, han anunciado que no se moverán ni siquiera con las amenazas de los sobrevuelos de la Marina y la llegada de elementos de esa dependencia al estado.
Pero Ulises sabe que la suerte, por lo menos hasta ahora, está de su lado: los gobernadores priistas han condicionado cualquier acuerdo con Felipe Calderón para impulsar reformas legislativas, al apoyo del gobierno panista para el mandatario oaxaqueño.
“Ulises amarró su suerte a la de Felipe Calderón”, se dice aquí, entre las barricadas de la APPO, que día a día, noche a noche, esperan en cualquier momento el uso de la fuerza pública para sostener a este personaje, Ulises Ruiz, quien una y otra vez, ha urgido al gobierno federal a que termine con el conflicto por la vía que le ha dado identidad a su gobierno: la fuerza pública.

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