14 de septiembre de 2006

RUBÉN MARTÍN: RESPETO A LAS INSTITUCIONES

NOTA ORIGINAL PÚBLICO MILENIO

En contra de lo que una buena parte de la clase política, académicos y opinadores pensaban, no así la mayoría de la población que con sentido común ha desconfiado de las elecciones, los comicios del 2 de julio de 2006 no llevaron al país al mítico paraíso de la consolidación democrática, sino que mostró que México sigue en formas políticas que se creían enterradas en el viejo autoritarismo priista. En apenas pocos años en el gobierno, los panistas le tomaron tanto gusto al poder que ya no quieren bajarse de él, y para ello acudieron a las viejas maniobras de los mapaches tricolores e inventaron nuevas formas para defraudar la voluntad popular.

Este afán panista de permanecer en el poder, más el miedo a perder privilegios por una parte de la clase empresarial, motivó la creación de un nuevo bloque político que decidió que se iba a quedar con el aparato de poder, ya fuera por la buena o por la mala. Millones de mexicanos tienen la convicción de que fue a la mala. De modo que ahora la sociedad está en confrontación, en abierta crisis política.

Pero en lugar de actuar en consecuencia ante la magnitud de la crisis y del problema que se tiene enfrente, los políticos profesionales, periodistas, empresarios, opinadores y voces conservadoras como la del cardenal Juan Sandoval, llaman a seguir pensando y actuando como si no hubiera ocurrido nada, como si no existiera campaña sucia, dinero ilegítimo, ilegal intervención de Fox y de empresarios en la campaña electoral, como si no se hubieran presentado errores descomunales en el cómputo de los comicios y como si no se confirmara que hubo votos de más y de menos en miles de casillas.

No pasa nada, nos dice este coro del México de los privilegios y piden que ya todo se ponga en paz, llaman a la unidad, a la reconciliación, al respeto de una ficción que llaman orden democrático, y se desgañitan pidiendo el respeto a las instituciones.

La melodía que canta este coro está tan desfasada de la realidad que son los defensores de algunos de los rituales más aburridos y empalagosos del poder en México, como el informe en el que el presidente se erigía en el patriarca nacional, así como en la defensa del desfile militar. Como si la población se muriera de ganas de escuchar al presidente.

Pero esa es la forma. En el encendido llamado al respeto a las instituciones hay una sustancia. La sustancia de la defensa de un orden político excluyente y legitimador de los abusos de los poderosos. “Respeto a las instituciones”, canta machaconamente este coro.

¿Respeto a qué instituciones? ¿A la institución presidencial pervertida por la pareja que ahora habita Los Pinos? ¿Respeto a un presidente que ha vulgarizado el ejercicio del poder, ignorante de la historia y de la cultura? ¿Respeto por un presidente propagandista del libre mercado? ¿Respeto por una pareja presidencial que promueve a sus hijos a las primeras páginas de sociales o perdona el tráfico de influencias?

¿Respeto por el Poder Legislativo, una de cuyas cámaras será dirigida por Emilio Gamboa Patrón, que tiene como papito a Kamel Nacif? ¿Respeto por el Poder Judicial, cuyos magistrados son los funcionarios públicos mejor pagados del mundo? ¿Respeto por el IFE, cuya integración estuvo en manos de una dirigente sindical corrupta?


A quién hay que respetar. ¿Respeto por Calderón que necesita avalar al góber precioso de Puebla y a Ulises Ruiz de Oaxaca a fin de que el PRI le brinde su decadente apoyo a fin de mantenerse precariamente en el poder? ¿Cómo se atreven a pedir respeto por unas instituciones que avalan megafraudes como el Fobaproa (que los mexicanos terminaremos de pagar en el 2075), o que dejó sin culpables los casos de Amigos de Fox y de Pemexgate? ¿Respeto por instituciones que dejan impunes el enriquecimiento inexplicable de miles de políticos como Carlos Salinas, Arturo Montiel, los Bribiesca, Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo y cientos de panistas convertidos en nuevos ricos?

Ante todo este contrasentido, no es una mala noticia que el país atraviese una crisis política. Se requiere repensar las instituciones del país, demoler las que han servido exclusivamente para los dueños del poder y el dinero y construir nuevas que sirvan en verdad a la mayoría de la población.

rmartin@publico.cm.mx

COMENTARIO: ¡BRAVO!

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