MARIO GALVEZ ESCRIBE:
Que siempre sí...
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El anuncio del vocero presidencial Rubén Aguilar, en el sentido de que “el conflicto de Oaxaca quedará solucionado de manera absoluta antes del 30 de noviembre (o sea antes del sábado)” lleva de inmediato a preguntarse:
si es cierto tal cosa, ¿por que hasta ahora decidió el gobierno foxista intervenir?, ¿por qué no se le ahorró al pueblo de Oaxaca tanta crisis y tanta ingobernabilidad?, ¿y qué debe entenderse por “solución absoluta”? Apenas antier 12 de los 17 gobernadores priístas asistieron a una reunión en Los Pinos con el presidente Fox, a la que asistió también Ulises Ruiz, y en la que los mandatarios estatales reiteraron su apoyo total al oaxaqueño.
La reunión fue pues un fiasco rotundo.
Sólo los gobernadores priístas y el gobierno foxista pueden creer que la crisis puede resolverse sin la renuncia de su causante directo.
Es una tontería, claro está, y lo saben prefectamente todos los involucrados, pero respaldan a Ulises por obligación partidista pero también por puro instinto de sobrevivencia.
Es decir, para evitar que la receta se pudiera generalizar en estados como Puebla, Veracruz y Chiapas, donde existen movimientos ciudadanos amplios de repudio a sus gobernantes.
Eso era lo que quería Ulises, quien incluso exigió la intervención de la Policía Federal Preventiva, o sea que el gobierno foxista saliera en su defensa y además pagara los costos políticos de la represión al movimiento ciudadano que lo repudia.
No hay ni puede haber solución a la crisis de Oaxaca sin la salida del gobernador.
Decir lo contrario sólo es negar la realidad de los hechos.
Es absurdo suponer que Ulises pueda seguir gobernando a los oaxaqueños, cuando él mismo no puede ni salir a la calle so pena de ser literalmente cazado por las brigadas de exaltados miembros de la APPO.
Y si no puede ni salir, cómo entonces puede gobernar.
Lo cierto es que las instituciones en la entidad terminaron por ser una ficción.
Por lo demás, lo dicho por el vocero presidencial sólo ejemplifica su falta de sensibilidad social y política.
Por lo visto Rubén Aguilar, al igual que su patrón, cree que con una varita mágica se puede solucionar de un plumazo un conflicto tan complejo como el de Oaxaca.
Lo cierto es que la renuncia de Ulises allanaría el camino a una solución de fondo del conflicto, pero por sí misma la salida del gobernador no resolvería problemas que tienen que ver con rezagos que vienen de décadas.
Pero aun cuando así fuera, o existiera esa varita mágica, ¿por qué hasta ahora el gobierno foxista se decidió a intervenir?, ¿por qué se dejó que la crisis llegara al nivel que ahora tiene, que es el problema político más serio del país luego del que dejó la contienda electoral?
Carlos Abascal decía: “de ninguna manera estamos ni anticipando el uso de la fuerza pública ni descartándolo; el Estado hará lo que tenga qué hacer”.
¿Y por qué no se hizo antes lo que se tenía que hacer? Porque a Fox no le convenía, por eso dejó que la crisis se profundizara y las instituciones naufragaran en un mar de ingobernabilidad e inestabilidad políticas.
Sin embargo, si hemos de hacer caso a lo dicho por el vocero, sólo es cuestión de horas para que se “resuelva de manera absoluta” (y desde luego continuando Ulises Ruiz en la gubernatura) el conflicto oaxaqueño, o sólo es cuestión de horas para que la realidad vuelva a poner en su lugar tanto a Rubén Aguilar como al presidente Fox y a los gobernadores priístas.
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