Guillermo Ortiz, a pesar de ser la más preciada herencia de Salinas para el mundo, siempre me ha parecido el tipo más sin embargo que haya parido la patria mexica, después, claro, del equipo de transición de Jelipillo Calderón.
En su rol de gobernator del Banco de México, puesto en el que se apoltronó cual líder sindicalero de la CTM, Memo jamás demostró ninguna capacidad para el humor, ni siquiera involuntaria, cuando tenía que anunciar los cortos monetarios que tantas alegrías nos han aportado a los mexicanos. No diré que Ortiz es tan gris y anónimo como 90% de los miembros del gabinetazo foxista a los que, si nos los encontráramos en la calle, sin duda los confundiríamos con choferes de peseros, cajeras del OXXO o valet parkings del Cambalache, pero es un tipo que tiene el carisma y el ángel de los hermanos Zavala y los Bribiesca juntos, con una pizca del bajísimo perfil de Reyes Tamez (quien sepa a qué se dedica esta persona, se ganará una bellísima botella de la cosecha de mi Kamel precioso).
Es por eso que asombra gratamente que Ortiz, tan propio él, se haya soltado el pelo y el sujetador para contar uno de los mejores chistes de la temporada, después de la carta chillona de Cuauhtémoc Cárdenas (el estalinista en el tejado), los 20 millones de pobres que indignan a Calderón (seguramente los otros 23 le valen gorro), y las justificaciones de Gamboa Patrón (“Es mi voz, no mi léxico”), así como los malogrados paros empresariales en Oaxaca (mejor se hubieran asesorado con los de la APPO, verdaderos profesionales del lucha lucha lucha, no dejes de luchar): la mejor noticia que podía recibir México es la construcción del Muro fronterizo que disuadiría a nuestros compatriotas de irse de mojados a los yunaits y obligaría al gobierno a ponerse las pilas y generar empleos.
Ya encerrados aquí, ni modo que se vayan a Guatemala.
¡Sos grande, Guillermo!
Bueno, a lo mejor don Memo está conmemorando los 40 años de la muerte de André Bretón y por eso se puso surrealista pero no leninista. Igual que Carlos Slim que señala como kafkiano todo lo que rompe sus esquemas, mientras monopoliza todo lo monopolizable para ser el rey de Constantinopla que un gran constantinomonopolizador será, como dice Denisse Dresser.
Como quiera que sea, y ante las evidencias de su sentido del humor, Los Mascabrothers le deberían dar un show a Ortiz en su antro y hasta un personaje en La hora pico. Yeah!
En su rol de gobernator del Banco de México, puesto en el que se apoltronó cual líder sindicalero de la CTM, Memo jamás demostró ninguna capacidad para el humor, ni siquiera involuntaria, cuando tenía que anunciar los cortos monetarios que tantas alegrías nos han aportado a los mexicanos. No diré que Ortiz es tan gris y anónimo como 90% de los miembros del gabinetazo foxista a los que, si nos los encontráramos en la calle, sin duda los confundiríamos con choferes de peseros, cajeras del OXXO o valet parkings del Cambalache, pero es un tipo que tiene el carisma y el ángel de los hermanos Zavala y los Bribiesca juntos, con una pizca del bajísimo perfil de Reyes Tamez (quien sepa a qué se dedica esta persona, se ganará una bellísima botella de la cosecha de mi Kamel precioso).
Es por eso que asombra gratamente que Ortiz, tan propio él, se haya soltado el pelo y el sujetador para contar uno de los mejores chistes de la temporada, después de la carta chillona de Cuauhtémoc Cárdenas (el estalinista en el tejado), los 20 millones de pobres que indignan a Calderón (seguramente los otros 23 le valen gorro), y las justificaciones de Gamboa Patrón (“Es mi voz, no mi léxico”), así como los malogrados paros empresariales en Oaxaca (mejor se hubieran asesorado con los de la APPO, verdaderos profesionales del lucha lucha lucha, no dejes de luchar): la mejor noticia que podía recibir México es la construcción del Muro fronterizo que disuadiría a nuestros compatriotas de irse de mojados a los yunaits y obligaría al gobierno a ponerse las pilas y generar empleos.
Ya encerrados aquí, ni modo que se vayan a Guatemala.
¡Sos grande, Guillermo!
Bueno, a lo mejor don Memo está conmemorando los 40 años de la muerte de André Bretón y por eso se puso surrealista pero no leninista. Igual que Carlos Slim que señala como kafkiano todo lo que rompe sus esquemas, mientras monopoliza todo lo monopolizable para ser el rey de Constantinopla que un gran constantinomonopolizador será, como dice Denisse Dresser.
Como quiera que sea, y ante las evidencias de su sentido del humor, Los Mascabrothers le deberían dar un show a Ortiz en su antro y hasta un personaje en La hora pico. Yeah!
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