El actual gobierno heredará graves problemas al siguiente que pudieran llegar a colapsar el desarrollo económico. Como cada seis años, las cifras económicas finales del sexenio se difunden como grandes logros. Pero sólo en apariencia son alentadoras porque un examen detallado de las mismas nos permite advertir que se mantiene una estructura muy frágil y cada vez más dependiente de los ingresos petroleros.
En el corto plazo México cerrará precariamente el ejercicio del 2006, pero de inmediato empezará a sufrir los efectos de la inminente desaceleración mundial de la economía. Para el 2007 la desaceleración de EU tendrá efectos, sobre todo en el sector maquilador de exportación mexicano que a duras penas podrá mantener un ritmo de crecimiento cercano al 2.5 por ciento. El sector maquilador no nos saca de ningún apuro, pero es con todo el más dinámico en la producción industrial.
El gobierno actual no supo ni pudo aprovechar las “vacas gordas” para impulsar una política industrial, fuente primordial de la riqueza y locomotora del desarrollo económico de cualquier país.
En México es muy difícil planificar a más de tres años debido a dos factores que afectan la capacidad rectora del Estado en materia de política económica. Uno de estos factores es la enorme cantidad de variables exógenas, externas y sin control directo del gobierno producto de la globalización y, en segundo lugar, el abandono de los instrumentos tradicionales de política economía y que no han sido sustituidos por otros para orientar el desarrollo nacional, regulando el mercado en una sana relación con el Estado.
La altísima dependencia del precio del petróleo constituye nuestra principal vulnerabilidad. Año con año los ingresos del petróleo representan un mayor porcentaje del gasto corriente del Gobierno Federal. En el 2000 representaba 31 por ciento del Presupuesto Federal y para el 2006 llegó a 36 por ciento. El grave riesgo del Presupuesto de la Federación para 2007 es que si se hace con el precio actual por arriba de 50.00 dólares por barril, y en el 2008 cae dicho precio, se deberá forzosamente recurrir a recortes en su gasto gubernamental o bien incrementar fuertemente los impuestos para subsanar dicha baja.
El precio internacional del petróleo podría caer entre el 2008 y 2009 a niveles por debajo de 30.00 dólares si los demócratas regresan a la Casa Blanca e impulsan un mayor uso de tecnologías alternativas así como una nueva política en Medio Oriente, y cuando las nuevas instalaciones de producción y refinación en Siberia y China empiecen a producir a finales de 2008. Por si fuera poco, cuando se descubrió Cantarell en 1978 se le estimó una vida útil por 25 años. El destino nos alcanzó y ya empezó el declive en la producción del principal yacimiento nacional.
Por otro lado. Es imposible que 20 por ciento de la población, obreros y empleados cautivos del fisco, siga sosteniendo al 80 por ciento de la población. El Banco Mundial considera que el 30 por ciento de la economía nacional está en el sector informal y que influye en que la recaudación fiscal sea muy baja. Mientras que en el 2000 la recaudación por IVA e ISR era del 10.6 por ciento del PIB, en el momento actual es del 9.7 por ciento.
Lo anterior incapacita al gobierno para cubrir los servicios esenciales a la población. La falta de voluntad política para afectar impositivamente a los grandes grupos económicos y financieros mantiene un “estado baldado” condenado a aplicar una que otra política paternalista para mantener una legitimidad cada día más precaria. El presupuesto federal para el 2007 será de alrededor de 2 billones de pesos; solamente para un adecuado combate a la pobreza se estima se requieren 3 billones de pesos.
Si seguimos por el camino actual terminaremos también el próximo sexenio con el mismo lema que el PRI utilizó durante los últimos 30 años y que al que el presidente Fox es muy afecto: “se ha hecho mucho, pero falta mucho por hacer”. En la realidad habremos caído en todos los indicadores: producción industrial, analfabetismo, productividad, educación, seguridad, expectativas de salud, pobreza rural y urbana, desempleo y emigración del capital laboral a los Estados unidos.
El modelo económico ha llegado a su límite y esta generando terribles contradicciones que amenazan nuestra viabilidad como nación. El Modelito del Consenso de Washington hace tiempo se agotó, urge su cambio.
COMENTARIO: A pesar de todo, Fox insiste en que no habrá crisis, y todo está bien en el país. Si no se hubiese tenido el mismo despilfarro que el primer presidente PRIANista del país, José López Portillo, malgastando el dinero en borracheras petroleras, se estaría en condiciones inmejorables para sacar provecho de la crisis venidera. Al contrario, los problemas económicos de nuestro vecino del norte nos agarrarán desamparados, con menos ingresos por petróleo, remesas y exportaciones. La economía nacional terminará apoyándose en la nada, mientras Fox y Calderón se felicitan mutuamente.
En el corto plazo México cerrará precariamente el ejercicio del 2006, pero de inmediato empezará a sufrir los efectos de la inminente desaceleración mundial de la economía. Para el 2007 la desaceleración de EU tendrá efectos, sobre todo en el sector maquilador de exportación mexicano que a duras penas podrá mantener un ritmo de crecimiento cercano al 2.5 por ciento. El sector maquilador no nos saca de ningún apuro, pero es con todo el más dinámico en la producción industrial.
El gobierno actual no supo ni pudo aprovechar las “vacas gordas” para impulsar una política industrial, fuente primordial de la riqueza y locomotora del desarrollo económico de cualquier país.
En México es muy difícil planificar a más de tres años debido a dos factores que afectan la capacidad rectora del Estado en materia de política económica. Uno de estos factores es la enorme cantidad de variables exógenas, externas y sin control directo del gobierno producto de la globalización y, en segundo lugar, el abandono de los instrumentos tradicionales de política economía y que no han sido sustituidos por otros para orientar el desarrollo nacional, regulando el mercado en una sana relación con el Estado.
La altísima dependencia del precio del petróleo constituye nuestra principal vulnerabilidad. Año con año los ingresos del petróleo representan un mayor porcentaje del gasto corriente del Gobierno Federal. En el 2000 representaba 31 por ciento del Presupuesto Federal y para el 2006 llegó a 36 por ciento. El grave riesgo del Presupuesto de la Federación para 2007 es que si se hace con el precio actual por arriba de 50.00 dólares por barril, y en el 2008 cae dicho precio, se deberá forzosamente recurrir a recortes en su gasto gubernamental o bien incrementar fuertemente los impuestos para subsanar dicha baja.
El precio internacional del petróleo podría caer entre el 2008 y 2009 a niveles por debajo de 30.00 dólares si los demócratas regresan a la Casa Blanca e impulsan un mayor uso de tecnologías alternativas así como una nueva política en Medio Oriente, y cuando las nuevas instalaciones de producción y refinación en Siberia y China empiecen a producir a finales de 2008. Por si fuera poco, cuando se descubrió Cantarell en 1978 se le estimó una vida útil por 25 años. El destino nos alcanzó y ya empezó el declive en la producción del principal yacimiento nacional.
Por otro lado. Es imposible que 20 por ciento de la población, obreros y empleados cautivos del fisco, siga sosteniendo al 80 por ciento de la población. El Banco Mundial considera que el 30 por ciento de la economía nacional está en el sector informal y que influye en que la recaudación fiscal sea muy baja. Mientras que en el 2000 la recaudación por IVA e ISR era del 10.6 por ciento del PIB, en el momento actual es del 9.7 por ciento.
Lo anterior incapacita al gobierno para cubrir los servicios esenciales a la población. La falta de voluntad política para afectar impositivamente a los grandes grupos económicos y financieros mantiene un “estado baldado” condenado a aplicar una que otra política paternalista para mantener una legitimidad cada día más precaria. El presupuesto federal para el 2007 será de alrededor de 2 billones de pesos; solamente para un adecuado combate a la pobreza se estima se requieren 3 billones de pesos.
Si seguimos por el camino actual terminaremos también el próximo sexenio con el mismo lema que el PRI utilizó durante los últimos 30 años y que al que el presidente Fox es muy afecto: “se ha hecho mucho, pero falta mucho por hacer”. En la realidad habremos caído en todos los indicadores: producción industrial, analfabetismo, productividad, educación, seguridad, expectativas de salud, pobreza rural y urbana, desempleo y emigración del capital laboral a los Estados unidos.
El modelo económico ha llegado a su límite y esta generando terribles contradicciones que amenazan nuestra viabilidad como nación. El Modelito del Consenso de Washington hace tiempo se agotó, urge su cambio.
COMENTARIO: A pesar de todo, Fox insiste en que no habrá crisis, y todo está bien en el país. Si no se hubiese tenido el mismo despilfarro que el primer presidente PRIANista del país, José López Portillo, malgastando el dinero en borracheras petroleras, se estaría en condiciones inmejorables para sacar provecho de la crisis venidera. Al contrario, los problemas económicos de nuestro vecino del norte nos agarrarán desamparados, con menos ingresos por petróleo, remesas y exportaciones. La economía nacional terminará apoyándose en la nada, mientras Fox y Calderón se felicitan mutuamente.
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