Por: Shaila Rosagel - enero 4 de 2014 - 0:05
Destacadas, México, TIEMPO REAL, Último minuto - 2 comentarios
AMLO, la figuramás visible en Morena. Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 4 de enero (SinEmbargo).– El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) cerró 2013 con más de 400 mil afiliados, 25 asambleas en todo el país y se coloca en la antesala de ser el nuevo partido político de izquierda.
Después de que el ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, rompió con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y anunció que formaría su propia fuerza política, Morena emprendió el camino que le llevó un año entero y que culminará con una Convención Nacional el 26 de enero de 2014, dijo Bertha Elena Luján Uranga, secretaria general de Morena.
A partir de ese momento, el Instituto Federal Electoral (IFE) tendrá la tarea de revisar si el movimiento de López Obrador cumple o no con los requisitos y le entregará el registro a mediados de 2014.
Morena necesita 230 mil afiliados y asambleas estatales con un mínimo de 3 mil militantes. Requisito que ya tiene.
Para enero del próximo año, el movimiento realizará siete asambleas más, una de ellas en Baja California Sur, donde el 15 de diciembre no se reunió el quórum necesario para el registro ante el IFE.
“Las dos condiciones están óptimas. En todas las asambleas participó el IFE como la autoridad registradora. Esto nos lleva a plantearnos que para el año que entra lo que hay que hacer es reforzar la organización interna, completar todos los comités municipales, construir los comités de base y ampliar la base de afiliación no nos conformamos con los 400 mil, tenemos metas mayores”, dijo Bertha Luján.
La Secretaria General de Morena indicó que si bien el movimiento ya cumple con los requisitos para convertirse en un partido político, el proceso no fue fácil.
“Estamos trabajando con las uñas, porque no recibimos el apoyo más que de la gente más cercana, de los diputados y senadores afines a Morena, que no son muchos”, dijo.
Este fue uno de los factores que influyó en Baja California Sur, donde la población es más dispersa y se requieren más recursos.
“Son estados donde hay una población más dispersa. No es lo mismo un evento de este tipo en un estado como Oaxaca que en Baja Sur. En Baja California el transporte es carísimo y los recursos son limitados. Siempre el norte es más difícil que el sur: las Bajas, Sonora, Sinaloa, chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, son estados más difíciles. Allá el proceso se contamina mucho con nuestra relación y cercanía con Estados Unidos, hay un esquema bipartidista, que estamos rompiendo, pero que existe como modelo”, dijo.
MORENA NO LLEGA AL MILLÓN Y MEDIO
Martí Batres y el hijo de AMLO encabezaron las protestas de Morena contra la Reforma Energética. Foto: Cuartoscuro
El movimiento de López Obrador, aunque cumple con los requisitos para registrarse como partido, no alcanzó la meta que se propuso en enero de 2013: llegar a millón y medio de afiliados.
Un mes después del arranque de la inscripción de militantes, Martí Batres, presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), ofreció una conferencia de prensa para informar que llevaban 80 mil afiliados y que la campaña iba viento en popa.
Sin embargo, el camino se complicó para Morena, sobre todo por la falta de financiamiento, pues el movimiento avanzó prácticamente con los recursos de los representantes de Comités Municipales y Estatales de cada entidad.
Bertha Luján, secretaria general de Morena, reconoció a principios de año que el movimiento requería fondos para asegurar los gastos operativos de la sede nacional, por lo que realizarían bailes, rifas y otras actividades para recaudar recursos (el primer baile se anunció para el 13 de abril, con una meta de obtener 200 mil pesos).
Luján explicó que durante el arranque de los “bonos fundador”, en enero, se obtuvieron 70 mil pesos, pero que desconocía las últimas cifras.
El plan financiero de Morena que se anunció en enero proyectó obtener 20 millones de pesos durante este año, de los cuales 10 millones provendrían a través de 36 mil bonos que tienen un valor desde los 100 a los 50 mil pesos.
Estos bonos son firmados por Andrés Manuel López Obrador y Martí Batres. El resto del dinero se obtendría de la aportación de un peso diario por cada afiliado al movimiento y la realización de actividades como bailes, rifas y boteo.
A pesar de que los representantes de Morena dijeron que la mitad de los recursos recabados se destinarían para costear a la sede nacional y el resto se repartiría en los estados del país, varios representantes de comités estatales declararon que sobrevivieron de las aportaciones de los bolsillos de los voluntarios locales y que no vieron el recurso nacional.
Además de la falta de recursos económicos, Morena también enfrentó un clima de represión y de violencia en el interior del país.
Estados como Jalisco, Guanajuato y Querétaro gobernados históricamente por mandatarios y alcaldes panistas y priistas, fueron un terreno difícil para el movimiento de izquierda, pues sus líderes sufrieron hostigamiento por parte de autoridades municipales y en algunos casos exclusión en municipios de extrema pobreza.
En Querétaro, por ejemplo, dijo Sinuhé Piedragil Ortiz, presidente del Comité Estatal de Morena, se afiliaron gracias a módulos errantes en las plazas y jardines públicos alrededor.
En la zona de la Sierra Gorda, en los municipios de Peñamiller, Jalpan y Landa de Matamoros los líderes locales que afilian simpatizantes al movimiento sufrieron de exclusión de programas sociales por parte del gobierno, dijo Piedragil.
Mientras que en León, Guanajuato, los representantes de Morena que colocaron módulos en las plazas públicas padecieron de intentos de desalojo constante por parte del municipio, indicó Ernesto Prieto Ortega, coordinador de Morena en ese estado.
“Se acercan policías vestidos de civiles diciendo que nos quitemos, que no tenemos permiso. Que si queremos estar ahí, tenemos que pagar dinero como si estuviéramos vendiendo algo en la calle”, narró Prieto Ortega.
En el norte del país la guerra entre la bandas criminales afectó la logística del movimiento y volvió a esta región de por sí difícil para la izquierda, una zona donde se avanzó a paso más lento que en estados del Centro y Sur del país.
Valeriano Olguín García, un maestro en un instituto de educación superior, tiene 60 años y es miembro activo de Morena en Piedras Negras, Coahuila. El profesor apoyó en el proceso de afiliación y dijo que la estrategia de colocar módulos en la sede no funcionó, por lo que los organizadores optaron por ir por los simpatizantes casa por casa.
Sin embargo, Valeriano dijo que no se pudo tocar la puerta de todos los hogares de Piedras Negras y sus alrededores. Los miembros de Morena afiliaron en sus colonias y a las familias que conocían.
Tampoco tuvieron la oportunidad de viajar de noche a los municipios de Allende, Morelos, Zaragoza, Jiménez, Hidalgo, Villa Unión, Nava y Guerrero – que también pertenecen al I Distrito Federal Electoral, radio de acción de los representantes de Morena en el norte de Coahuila- porque de noche “todos los gatos son pardos y ‘ellos’ se pueden equivocar”, aseguró Valeriano.
Además, la posibilidad de viajar de noche a otro municipio del distrito electoral fue nula y no es para menos, pues de acuerdo con la organización Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fundec), 52% de las desapariciones forzadas ocurrió en Piedras Negras, la mayoría de ellas perpetuadas por grupos criminales.
La violencia, aunada a la “vigilancia” de miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la población, hizo más lenta la tarea del movimiento en la región, dijo Valeriano.
Lo mismo sucedió en Durango, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León.
MORENA MARCÓ SUS “LÍMITES” CON EL PRD
El movimiento de López Obrador también se caracterizó durante el año que concluyó por mantener su distancia con el PRD.
Sin bien López Obrador salió de las filas del Sol Azteca y fue el candidato por ese partido a la Presidencia de la República, el líder marcó sus límites con las cúpulas perredistas.
Uno de los principales puntos de quiebre fue la firma del Pacto por México por parte de Jesús Zambrano Grijalva, presidente Nacional del PRD, acción que AMLO criticó severamente durante casi todo el año.
A la par de la lucha por construir un nuevo partido, Andrés Manuel se dio a la tarea de emprender una campaña en contra de la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) a través de movilizaciones sociales, que no mezcló con las bases perredistas.
En varias ocasiones el tabasqueño condicionó al PRD salirse del Pacto para ir juntos a la lucha por Pemex, condición que fue calificada por las cúpulas del Sol Azteca como un “error político”.
Morena se concibió como la “única oposición” al régimen y se caracterizó por rechazar cualquier negociación o acercamiento con el PRI y con el Presidente Enrique Peña Nieto.
Luego de la aprobación de la Reforma Energética en el Congreso de la Unión, Morena continúa por su cuenta y se niega rotundamente a mezclarse con el PRD.
Con López Obrador aún convaleciente de la cirugía que se le realizó después de sufrir un infarto al miocardio, las riendas del movimiento están en manos de Batres Guadarrama, quien dijo hace unos días que con la bases perredistas estaría dispuesto a coincidir, pero con sus líderes, nada.
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