22 de diciembre de 2013

RESEÑA LA RATA SALINAS el lesivo TLC mas desigual de la historia y que nos convirtio en COLONIA

“La negociación formal fue más larga, intensa y complicada de lo que anticipamos”, recuerda el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. (Foto: Archivo)La negociación - Expansión - CNNExpansion.com:
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue concebido como un instrumento de transformación interna para apuntalar el crecimiento económico de México y una palanca para relacionarse con el vecino más poderoso del mundo.
A 20 años de su entrada en vigor, ha cumplido cabalmente ese objetivo. No es la panacea que algunos equivocadamente anticiparon ni el desastre que sus críticos insistieron en presentar.

El proceso de negociación del TLCAN inició en noviembre de 1988, cuando me reuní con el presidente George Bush en Houston.

Los dos éramos presidentes electos: todavía no estábamos sujetos a los protocolos que exige la investidura presidencial y pudimos hablar con franqueza y libertad de lo que queríamos de la relación bilateral en nuestros mandatos.

En esa reunión hablamos por primera vez de construir un tratado de libre comercio. Pero para mí, en ese momento, el problema más apremiante de México era el excesivo endeudamiento interno y externo, que nos había condenado al estancamiento económico durante los años 80, por lo que rechacé el tema.

En noviembre de 1989, cambiaron las circunstancias. Habíamos concluido una reducción exitosa de la deuda y sin precedentes con el Plan Brady, pero la caída del Muro de Berlín nos obligó a modificar nuestras decisiones, ante el nuevo contexto internacional. Así, en enero de 1990, en Davos, le propusimos a Estados Unidos iniciar la negociación del TLCAN. También incluimos a Canadá.

La negociación formal fue más larga, intensa y complicada de lo que anticipamos. Duró cuatro años, en los que en etapas éramos aliados del gobierno estadounidense, en su promoción interna, pero una vez logrado nos convertimos en adversarios en la negociación comercial.

Ésta culminó con la firma del TLCAN en San Antonio, Texas, a finales de 1992. Después vinieron los llamados acuerdos paralelos de medio ambiente y laboral, por lo que fue a finales de 1993 cuando el Senado mexicano y el Congreso estadounidense ratificaron el acuerdo comercial y fijaron el 1 de enero de 1994 para su entrada en vigor.

De este proceso quiero destacar dos aspectos que a 20 años parecen olvidarse. El primero, el hecho de que en la negociación, conducida por un equipo altamente capaz y profesional del gobierno mexicano, involucramos a los empresarios, productores y trabajadores del país.

A través del llamado "cuarto de al lado" participaban representantes de todas las áreas productivas del país, así como las agrupaciones empresariales, sindicatos y organizaciones rurales. Esto generó una gran cohesión y nos permitió negociar no sólo como gobierno, sino como país.

El segundo aspecto tuvo que ver con el proceso interno en Estados Unidos. Como el gobierno de ese país necesitaba negociar mediante el proceso legislativo del Fast Track y el Ejecutivo no tenía el respaldo de la mayoría en el Congreso, las autoridades estadounidenses le pidieron al gobierno mexicano que dialogara con actores políticos y sociales a lo largo de Estados Unidos a favor del Tratado.

En otras palabras, nos pidieron que cabildeáramos dentro de su propio país para sacarlo adelante. Y así lo hicimos, tanto con las fuerzas productivas -sindicatos, uniones de agricultores, cúpulas empresariales- como con representantes del partido Demócrata y del Republicano, para alcanzar la ratificación de su Congreso en 1993. Estos dos elementos permitieron construir un capital político formidable y fortalecer la presencia soberana de México ante Estados Unidos.

Por: Carlos Salinas de Gortari
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